EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
El boxeador, esencia de lo humano, lo mundano. Sudar sangre arrodillado, sin doblegarse, por la leyenda. Los púgiles, perdedores impregnados de versos. El hombre se llama Joaquín, contra las cuerdas Jack, de apellido Marín. Golpea apodado El Terrible.
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    El boxeador gaditano junto a su esposa (Belmira) y sus dos hijas en una fotografía publicada el 10 de mayo 1929 en Diario de Cádiz.
Joaquín marín umañez
El regreso del luchador En mayo de 1929, un barco de la empresa alemana Hamburg, que cubre el trayecto Buenos Aires-Vigo y que no hace mucho tiempo ha sido renombrado como ‘General Mitre’, atraca en el muelle de O Areal del puerto vigués. Jack Marín desembarca acompañado de su mujer y sus dos hijas. Ésta es la primera etapa de un viaje de regreso. Lleva más de doce años al otro lado del Atlántico y vuelve satisfecho, aprendido a golpes. De sus aventuras trae como medallas recortes de prensa que avalan su reputación pugilística. Días después Marín llega a Cádiz, a la que él llama su patria chica. Hace tiempo que no ha sentido el calor de su familia, pero ahora abraza a sus padres orgulloso tras su larga y provechosa tournée por tierras americanas. Importantes matchs en Estados Unidos, Cuba, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil parecen acreditarlo. Joaquín Marín Umañez nació en Cádiz el 15 de marzo de 1903 y se crió en la gaditana calle Horozco, en el Barrio de San Antonio. Desde muy temprana edad siente fascinación por el ring, su complexión robusta le convierte en el campeón entre los niños del barrio. Su entusiasmo y tenacidad le hacen adiestrarse en poco tiempo en las técnicas pugilísticas. Pero Joaquín sabe que en esa España de principios de siglo el boxeo no goza de mucha popularidad. Los triunfos están al otro lado del charco. Es 1917 y desde el puerto de Cádiz embarca con destino a las Américas buscando fortuna, con fe y cabezonería. Un año después le llega su oportunidad. De Cádiz a California, en la ciudad de San Francisco, su primer gran combate: Jack Marín contra Francis Galiani. El gaditano vence en el último round de los 18 pactados y evita llegar a los puntos con un directo letal que deja KO al italoamericano. Otro gran combate, pero esta vez en la Costa Este, en Filadelfia, contra Bensel Yanxo, campeón del peso welter del Estado de Pensilvania. De nuevo saldrá vencedor. A pesar de sus relativos éxitos, decide buscar la cercanía cultural de los países sudamericanos. Viaja de un país a otro, retando y midiéndose a diferentes púgiles locales. En Montevideo disputa el más importante duelo de su carrera hasta la fecha contra Julio César Fernández, campeón de Sudamérica de peso liviano, al que supuestamente doblega con facilidad.
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    Santiago Alos (izquierda) boxeador valenciano, Julio César Fernández (derecha) púgil uruguayo , primer gran rival de Marín.
UN HOMBRE DURO En el año 1922 se establece en Brasil, en Santo Amaro, una pequeña localidad cercana a Sao Paulo. Allí se gana la vida peleando en el Apollo, el Teatro Río Branco y el Olympia, como si de obras dramáticas se tratara. En algunas ocasiones sale victorioso, en otras perdedor, pero no pasa inadvertido para sus vecinos por ofrecer siempre buenos espectáculos. Su leyenda se infla, su estancia en USA y los rumores de campeonatos en España y Europa le convierten en un mito para los asiduos de aquellas veladas. Hasta 1929, cuando viaja de vuelta a España, no le faltan los combates y, aunque no ha alcanzado sus sueños de juventud, la vida le sonríe. Es considerado un luchador, un hombre duro, es respetado, algunos admiran sus habilidades y hablan de su capacidad para romper botellas con la barbilla sin cortarse. En esa época conocerá a quien será el amor de su vida, Belmira Helfenstein, hija de un matrimonio conservador de inmigrantes alemanes. Tras un breve noviazgo se casan. La madre de ella no está del todo de acuerdo con su profesión, suele decirle una y otra vez: “Trata de conseguir un trabajo porque mi hija no come puñetazos”.
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    En el Salón Kursaal de Sevilla se enfrenta con Francisco Pereira (campeón portugués) al que gana el título de campeón de Andalucía
CONTRA LAS CUERDAS En junio del 29 no ha pasado ni un mes de su regreso a España y se enfunda los guantes, esta vez en el Salón Kursaal de Sevilla, en un enfrentamiento con el portugués Faustino Pereira, al que hace abandonar en el sexto asalto. Esto le acredita con el título de campeón de Andalucía. Desde mediados de septiembre hasta finales de año disputa casi una decena de combates, la gran mayoría en el Cinema Park de Huelva. Sus rivales son Jerónimo Dos Santo, Salem (campeón de Marruecos del peso medio al que vence a los puntos), Joaquín Barrera, Antonio Márquez y de nuevo Pereira, al que derrota en la revancha por el título. Antes de dar comienzo el combate, el púgil gaditano rogó a los espectadores un minuto de silencio por el fallecimiento del presidente de la comisión de boxeo del estado de Sao Paulo, Manuel Lacerda Franco. Amigo de Jack, diputado y promotor de muchas de sus peleas en Brasil, Lacerda había muerto de forma trágica en un accidente de aviación. Las cosas empiezan a torcerse. La actitud de Marín, en algún momento chulesca, le hace sembrar enemistades y en noviembre de 1929 sale a la luz una sanción de la Federación Levantina de Boxeo que le acusa de haber fingido el KO en el primer round. El lugar, la Plaza de Toros de Valencia; la fecha, el 4 de agosto; y el rival, el ex campeón de España Santiago Alos. Además, la Federación Española publica un comunicado en el que señala que Marín está siendo indebidamente titulado campeón de Andalucía y que el castigo conlleva también la pérdida del título de campeón de Sevilla. Y advierte a todos los boxeadores que serán sancionados con la pena máxima (multa y descalificación a vida) si cooperan o toman parte en alguna velada pugilística en la que boxee Jack Marín. Ante esta circunstancia, a principios de 1930 el boxeador gaditano decide volver a Brasil. Allí disputa algunos combates en Río de Janeiro, Santos y Sao Paulo. Pero cada vez son más escasos. Tiene una nueva hija y está más involucrado en los negocios de la familia de su mujer que le alejan de los rings. Regresará a España una vez más y disputará dos contiendas contra el mismo púgil, Alejo, al que vence en un primer duelo. En el segundo, pactado a ocho asaltos, Jack es descalificado por insubordinación contra el árbitro, el colegiado sevillano Sr. Godfrey. Éste será el punto y final de su historia en España, donde nunca más volverá a ponerse los guantes.
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    Foto que ilustra el reportaje “Las calles, amargo destino de los ancianos” publicado en 1981 en el Jornal O Estado de Sao Paulo.
RECORTES DE PRENSA En Brasil, en 1932, un solo combate. El 21 de abril de 1934, el último, frente a Antonio Caricol en el Cine-Theatro Apollo de Sao Paulo. Se despedirá con una victoria, a los puntos. Jack, ahora Joaquín Marín –aunque siempre será El Terrible–, tiene cuatro hijos: tres hijas, María do Carmo (conocida como Zuca), Yvonne y Marina; y el más pequeño, un niño, Jose María. El 14 de junio de 1981 un Jack octogenario reaparece en el Jornal O Estado de Sao Paulo. La crónica cuenta el día a día de cientos de indigentes ancianos que deambulan por la ciudad de Sao Paulo. Jack vive en una pequeña habitación en un edificio casi en ruinas en el ahora barrio de Santo Amaro. Se levanta muy temprano y todos los días realiza el mismo itinerario, vagabundeando de un lado para otro buscando colillas bajo las mesas de los bares. Al parecer su familia nada quiere saber de su vida solitaria, irónicamente declara sentirse así mas libre. Su hijo, es vicegobernador y se codea con las élites de la sociedad mientras su padre malvive entre la cordura y la locura. Con un aseo lleno de insectos y entre centenares de kilos de sobras de comidas, plásticos, ropas y papeles viejos, conserva unos recortes de prensa, antiguas glorias contras las cuerdas, a los que llama sus únicas pertenencias materiales. Hace años que su amada Belmira murió y ese fue el último round, el que lo llevó a donde está. El Terrible se acostó entre cartones en un catre sucio con sus crónicas de combates bajo el brazo para no despertar, soñando los golpes recibidos, recordando cuando zarpó de Cádiz en busca de la gloria.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz
EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
  • El boxeador gaditano junto a su esposa (Belmira) y sus dos hijas en una fotografía publicada el 10 de mayo 1929 en Diario de Cádiz.
Joaquín marín umañez
  • Santiago Alos (izquierda) boxeador valenciano, Julio César Fernández (derecha) púgil uruguayo , primer gran rival de Marín.
  • En el Salón Kursaal de Sevilla se enfrenta con Francisco Pereira (campeón portugués) al que gana el título de campeón de Andalucía
  • Foto que ilustra el reportaje “Las calles, amargo destino de los ancianos” publicado en 1981 en el Jornal O Estado de Sao Paulo.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz
EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
  • El boxeador gaditano junto a su esposa (Belmira) y sus dos hijas en una fotografía publicada el 10 de mayo 1929 en Diario de Cádiz.
  • Santiago Alos (izquierda) boxeador valenciano, Julio César Fernández (derecha) púgil uruguayo , primer gran rival de Marín.
  • En el Salón Kursaal de Sevilla se enfrenta con Francisco Pereira (campeón portugués) al que gana el título de campeón de Andalucía
  • Foto que ilustra el reportaje “Las calles, amargo destino de los ancianos” publicado en 1981 en el Jornal O Estado de Sao Paulo.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz
EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
  • El boxeador gaditano junto a su esposa (Belmira) y sus dos hijas en una fotografía publicada el 10 de mayo 1929 en Diario de Cádiz.
  • Santiago Alos (izquierda) boxeador valenciano, Julio César Fernández (derecha) púgil uruguayo , primer gran rival de Marín.
  • En el Salón Kursaal de Sevilla se enfrenta con Francisco Pereira (campeón portugués) al que gana el título de campeón de Andalucía
  • Foto que ilustra el reportaje “Las calles, amargo destino de los ancianos” publicado en 1981 en el Jornal O Estado de Sao Paulo.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz
EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
  • El boxeador gaditano junto a su esposa (Belmira) y sus dos hijas en una fotografía publicada el 10 de mayo 1929 en Diario de Cádiz.
  • Santiago Alos (izquierda) boxeador valenciano, Julio César Fernández (derecha) púgil uruguayo , primer gran rival de Marín.
  • En el Salón Kursaal de Sevilla se enfrenta con Francisco Pereira (campeón portugués) al que gana el título de campeón de Andalucía
  • Foto que ilustra el reportaje “Las calles, amargo destino de los ancianos” publicado en 1981 en el Jornal O Estado de Sao Paulo.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz
 
EL ÚLTIMO ROUND DEL TERRIBLE MARIN
El boxeador, esencia de lo humano, lo mundano. Sudar sangre arrodillado, sin doblegarse, por la leyenda. Los púgiles, perdedores impregnados de versos. El hombre se llama Joaquín, contra las cuerdas Jack, de apellido Marín. Golpea apodado El Terrible.
El regreso del luchador En mayo de 1929, un barco de la empresa alemana Hamburg que cubre el trayecto Buenos Aires-Vigo y que no hace mucho tiempo ha sido renombrado como 'General Mitre' atraca en el muelle de O Areal del puerto vigués. Jack Marín desembarca acompañado de su mujer y sus dos hijas. Ésta es la primera etapa de un viaje de regreso. Lleva más de doce años al otro lado del Atlántico y vuelve satisfecho, aprendido a golpes, de sus aventuras trae como medallas recortes de prensa que avalan su reputación pugilística. Días después Marín llega a Cádiz, a la que él llama su patria chica. Hace tiempo que no ha sentido el calor de su familia, pero ahora abraza a sus padres orgulloso tras su larga y provechosa tournée por tierras americanas, importantes matchs en Estados Unidos, Cuba, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil parecen acreditarlo. Joaquín Marín Umañez nació en Cádiz el 15 de marzo de 1903 y se crió en la gaditana calle Horozco, en el Barrio de San Antonio. Desde muy temprana edad siente fascinación por el ring, su complexión robusta le convierte en el campeón entre los niños del barrio. Su entusiasmo y tenacidad le hacen adiestrarse en poco tiempo en las técnicas pugilísticas. Pero Joaquín sabe que en esa España de principios de siglo el boxeo no goza de mucha popularidad. Los triunfos están al otro lado del charco. Es 1917 y desde el puerto de Cádiz embarca con destino a las Américas buscando fortuna, con fe y cabezonería. Un año después le llega su oportunidad. De Cádiz a California, en la ciudad de San Francisco, su primer gran combate: Jack Marín contra Francis Galiani. El gaditano vence en el último round de los 18 pactados y evita llegar a los puntos con un directo letal que deja KO al italoamericano. Otro gran combate, pero esta vez en la Costa Este, en Filadelfia, contra Bensel Yanxo, campeón del peso welter del Estado de Pensilvania. De nuevo saldrá vencedor. A pesar de sus relativos éxitos, decide buscar la cercanía cultural de los países sudamericanos. Viaja de un país a otro, retando y midiéndose a diferentes púgiles locales. En Montevideo disputa el más importante duelo de su carrera hasta la fecha contra Julio César Fernández, campeón de Sudamérica de peso liviano, al que supuestamente doblega con facilidad.
UN HOMBRE DURO En el año 1922 se establece en Brasil, en Santo Amaro, una pequeña localidad cercana a Sao Paulo. Allí se gana la vida peleando en el Apollo, el Teatro Río Branco y el Olympia, como si de obras dramáticas se tratara. En algunas ocasiones sale victorioso, en otras perdedor, pero no pasa inadvertido para sus vecinos por ofrecer siempre buenos espectáculos. Su leyenda se infla, su estancia en USA y los rumores de campeonatos en España y Europa le convierten en un mito para los asiduos de aquellas veladas. Hasta 1929, cuando viaja de vuelta a España, no le faltan los combates y, aunque no ha alcanzado sus sueños de juventud, la vida le sonríe. Es considerado un luchador, un hombre duro, es respetado, algunos admiran sus habilidades y hablan de su capacidad para romper botellas con la barbilla sin cortarse. En esa época conocerá a quien será el amor de su vida, Belmira Helfenstein, hija de un matrimonio conservador de inmigrantes alemanes. Tras un breve noviazgo se casan. La madre de ella no está del todo de acuerdo con su profesión, suele decirle una y otra vez: “Trata de conseguir un trabajo porque mi hija no come puñetazos”.
CONTRA LAS CUERDAS En junio del 29 no ha pasado ni un mes de su regreso a España y se enfunda los guantes, esta vez en el Salón Kursaal de Sevilla, en un enfrentamiento con el portugués Faustino Pereira, al que hace abandonar en el sexto asalto. Esto le acredita con el título de campeón de Andalucía. Desde mediados de septiembre hasta finales de año disputa casi una decena de combates, la gran mayoría en el Cinema Park de Huelva. Sus rivales son Jerónimo Dos Santo, Salem (campeón de Marruecos del peso medio al que vence a los puntos), Joaquín Barrera, Antonio Márquez y de nuevo Pereira, al que derrota en la revancha por el título. Antes de dar comienzo el combate, el púgil gaditano rogó a los espectadores un minuto de silencio por el fallecimiento del presidente de la comisión de boxeo del estado de Sao Paulo, Manuel Lacerda Franco. Amigo de Jack, diputado y promotor de muchas de sus peleas en Brasil, Lacerda había muerto de forma trágica en un accidente de aviación. Las cosas empiezan a torcerse. La actitud de Marín, en algún momento chulesca, le hace sembrar enemistades y en noviembre de 1929 sale a la luz una sanción de la Federación Levantina de Boxeo que le acusa de haber fingido el KO en el primer round. El lugar, la Plaza de Toros de Valencia; la fecha, el 4 de agosto; y el rival, el ex campeón de España Santiago Alos. Además, la Federación Española publica un comunicado en el que señala que Marín está siendo indebidamente titulado campeón de Andalucía y que el castigo conlleva también la pérdida del título de campeón de Sevilla. Y advierte a todos los boxeadores que serán sancionados con la pena máxima (multa y descalificación a vida) si cooperan o toman parte en alguna velada pugilística en la que boxee Jack Marín. Ante esta circunstancia, a principios de 1930 el boxeador gaditano decide volver a Brasil. Allí disputa algunos combates en Río de Janeiro, Santos y Sao Paulo. Pero cada vez son más escasos. Tiene una nueva hija y está más involucrado en los negocios de la familia de su mujer que le alejan de los rings. Regresará a España una vez más y disputará dos contiendas contra el mismo púgil, Alejo, al que vence en un primer duelo. En el segundo, pactado a ocho asaltos, Jack es descalificado por insubordinación contra el árbitro, el colegiado sevillano Sr. Godfrey. Éste será el punto y final de su historia en España, donde nunca más volverá a ponerse los guantes.
RECORTES DE PRENSA En Brasil, en 1932, un solo combate. El 21 de abril de 1934, el último, frente a Antonio Caricol en el Cine-Theatro Apollo de Sao Paulo. Se despedirá con una victoria, a los puntos. Jack, ahora Joaquín Marín –aunque siempre será El Terrible–, tiene cuatro hijos: tres hijas, María do Carmo (conocida como Zuca), Yvonne y Marina; y el más pequeño, un niño, Jose María. El 14 de junio de 1981 un Jack octogenario reaparece en el Jornal O Estado de Sao Paulo. La crónica cuenta el día a día de cientos de indigentes ancianos que deambulan por la ciudad de Sao Paulo. Jack vive en una pequeña habitación en un edificio casi en ruinas en el ahora barrio de Santo Amaro. Se levanta muy temprano y todos los días realiza el mismo itinerario, vagabundeando de un lado para otro buscando colillas bajo las mesas de los bares. Al parecer su familia nada quiere saber de su vida solitaria, irónicamente declara sentirse así mas libre. Su hijo, es vicegobernador y se codea con las élites de la sociedad mientras su padre malvive entre la cordura y la locura. Con un aseo lleno de insectos y entre centenares de kilos de sobras de comidas, plásticos, ropas y papeles viejos, conserva unos recortes de prensa, antiguas glorias contras las cuerdas, a los que llama sus únicas pertenencias materiales. Hace años que su amada Belmira murió y ese fue el último round, el que lo llevó a donde está. El Terrible se acostó entre cartones en un catre sucio con sus crónicas de combates bajo el brazo para no despertar, soñando los golpes recibidos, recordando cuando zarpó de Cádiz en busca de la gloria.
Texto, ilustración y diseño Miguel Guillén - Imágenes Diario de Cádiz y Jornal o estado de Sao Paulo - Fuente Diario de Cádiz