Para la mayoría de los casi 70 ex presidentes autonómicos de la democracia hay vida más allá del poder. Su paso por la máxima responsabilidad en una comunidad no les ha hecho olvidar sus orígenes profesionales y la mayoría ha vuelto a ejercer su profesión después de haber dejado el timón.

Sin embargo, a muchos otros el gusanillo de la política no ha dejado de picarles y han continuado vinculados a la vida pública desde las bancadas parlamentarias, desde el bastón de mando municipal o desde las más altas instituciones del Estado.

Éste es el caso de José Bono, que después de presidir durante más de 20 años Castilla-La Mancha, fue reclamado por Zapatero para ser ministro de Defensa, cargo que dejó meses después, para ser ahora presidente del Congreso de los Diputados.

A sus 85 años y después de llevar en política desde 1951 y formar parte de varios gobiernos, a Manuel Fraga, que ocupó la jefatura de la Xunta entre 1990 y 2005, le sigue atrayendo la política y desde 2005 ocupa un sillón en el Senado.

Los caminos entre la política nacional y la autonómica se han entrecruzado en varias ocasiones y los saltos entre un ámbito y otro han sido frecuentes, como se observa en los ex presidentes autonómicos.

El caso más llamativo es el de José María Aznar, que pasó de la Presidencia de Castilla y León a la política nacional para llegar a ser presidente del Gobierno en dos legislaturas y que ahora se ocupa de dirigir FAES, asesorar al grupo de comunicación Murdoch y pronunciar conferencias.

Otro ex, en este caso de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana, debutó de la mano de Aznar en el Ejecutivo, donde gestionó varias carteras y fue después diputado y portavoz parlamentario. Actualmente es delegado de Telefónica para Europa.

Después de ser presidente de Cataluña durante 23 años, Jordi Pujol anunció que no se iba a presentar a la reelección en las elecciones autonómicas de 2003 y desde entonces oficialmente no se dedica a la política, pero a nadie se le escapa su influencia en CiU como presidente honorífico.

Otros muchos ex presidentes han pasado del primer plano de la vida pública a otro mucho más relajado y han vuelto a la actividad que desempeñaban antes de ser elegidos.

De los 67 ex presidentes autonómicos, la comunidad que cuenta con más es Aragón (siete), y Baleares y Canarias (seis cada una).

En Castilla y León hay cinco ex presidentes, otros tantos tiene Cantabria y cuatro hay en Navarra y Asturias. En la Comunidad Valenciana, Galicia, La Rioja y Murcia cuentan ya con tres ex presidentes; con dos en el País Vasco, Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña y Madrid -donde el segundo, Alberto Ruiz-Gallardón, saltó de la jefatura de la Comunidad a la Alcaldía de la capital-.

Sólo Extremadura cuenta con un único ex presidente, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien ha retomado su actividad docente en la Universidad extremeña, aunque, de vez en cuando, aún suelta alguna de sus andanadas políticas. Y las dos ciudades autónomas han tenido tres ex presidentes cada una.

La situación de los ex presidentes está regulada en nueve autonomías: Andalucía, La Rioja, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla y León y País Vasco. Los beneficios y coberturas que tienen varían.

Son varias las regiones que por ley permiten conservar de forma vitalicia el rango de presidente. En el caso de Cataluña, se les obliga a no ejercer otra actividad profesional para cobrar el sueldo y se les permite disponer de coche oficial y de una oficina con personal.

En el País Vasco, el ex lehendakari dispone de similares beneficios durante dos años, en tanto que en Madrid, donde no está regulada la jubilación, tanto Ruiz-Gallardón como la actual presidenta, Esperanza Aguirre, han puesto al servicio del ex presidente de la comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, un coche oficial con chófer y una secretaria.