La crisis del pp Moragas y Pons dispondrán de mando en plaza en su equipo

Los partidarios de Rajoy le sugieren que sea más dialogante

  • Los críticos creen que el líder premia la docilidad y la pobreza intelectual

Mariano Rajoy convocó el miércoles a Esteban González Pons y Jorge Moragas, que ignoran qué puesto ocuparán en el nuevo equipo que presentará al congreso del PP en junio y quiénes serán sus compañeros. Tras la reunión, ambos afianzaron su idea de que van a tener mando en plaza. María San Gil acababa de admitir su desconfianza en la dirección nacional y, aunque ha sido criticada incluso por algunos de los que apoyaron su firmeza al no firmar la ponencia política del PP, Rajoy era consciente de que la dirigente vasca profundizaba el calvario que vive desde el 9-M.

Moragas aconsejó a Rajoy que revele ya los nombres de las personas que formarán su equipo para que el partido sepa a qué atenerse y cesen las tensiones. Rajoy se quejó de las presiones que recibe, nuevamente echó parte de la culpa de sus problemas a determinados periodistas y dio a entender que desea que se presente una lista alternativa a la suya en el congreso de junio, lo que reforzaría su figura, porque está convencido de que ganaría a cualquier otro candidato.

Pons opinó que el fallo está en la falta de diálogo de Rajoy con los dirigentes del partido, y apostó por iniciar una etapa de mayor acercamiento -empezando por María San Gil-. Esa idea era la que barajaba ya Rajoy, que ha llamado a Gustavo Arístegui para mantener una conversación el próximo lunes -Arístegui denuncia los cenáculos conspirativos, pero asiste a muchas reuniones en las que se habla del futuro del PP- y tiene la intención de hablar con María San Gil, aunque en secreto y sin anuncio previo. Es posible que se reúna además con muchos de los miembros del PP con los que apenas intercambia palabra desde hace semanas, entre ellos Juan Costa, al que se auguraba un gran porvenir, o Manuel Pizarro, que confiesa ignorar dónde está el despacho de Rajoy en el Congreso.

El primer intento de acercamiento a San Gil, en un hotel de Vitoria, no resultó. Los dos estaban tensos, probablemente por la presencia de otros populares, desde Soraya Sáenz a la dirección del PP vasco. En una reunión con todos ellos, Rajoy repitió casi punto por punto lo que había hablado con Pons y Moragas: se siente presionado y hay una conspiración contra él dirigida por varios periodistas. San Gil insistió en que no tiene clara la política que aplicará el PP sobre los nacionalismos y la idea de España.

El portazo San Gil ha sido interpretado por sus afines como una declaración de que "el rey está desnudo". Sus detractores creen que no había motivo para llevar las cosas tan lejos. Sus afines afirman que las decisiones las ha tomado por sí misma, no porque actúe al dictado de Mayor Oreja como aseguran algunos, y cuentan que algún día podría conocerse el texto que pretendían imponer José Manuel Soria y Alicia Sánchez Camacho en la ponencia, que no se ha hecho público.

La crisis la provoca la distancia marcada por Rajoy con los más influyentes y capaces del PP, y, sobre todo, la imposición de un equipo en el Congreso que, con la excepción de tres o cuatro nombres, no ha gustado a la mayoría. Se ha marginado a los mejores para colocar a otros con nula experiencia que miran arrogantes a sus compañeros; se ha dejado sin sitio a quienes cuentan con un importante bagaje político, y han dado cargos a expertos en ganar oposiciones que no saben nada de parlamentarismo ni de estrategia política. Se temen los mejores que, siguiendo el modelo de su equipo parlamentario, Rajoy diseñe una ejecutiva en la que se primen la docilidad y la pobreza política e intelectual.

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