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España

Se negocia, no se negocia

  • Aunque existen sectores del PSE partidarios de hablar con la izquierda 'abertzale', la política del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, es que sólo se negociará dónde y cuándo entrega ETA las armas

"Están a leches". De esa forma, tan gráfica, tan rotunda, define un responsable de la lucha antiterrorista la situación que se vive ahora mismo en ETA. Y la situación que se vive entre ETA y los batasunos, y la que se vive dentro de los que el entorno de ETA define como "el colectivo de presos vascos", que ya no es un colectivo porque como dice esa fuente, todos, incluidos los presos, están divididos.

El portavoz peneuvista Josu Erkoreka ha aprovechado estos días de Semana Santa tan escasos en información para tener su minuto de protagonismo y provocar un titular: Si Jaime Mayor Oreja dice que el Gobierno y ETA aún negocian, la posibilidad de esa negociación debe tener "algún fundamento", porque según Erkoreka el ex ministro de Interior suele tener buenos datos sobre lo que ocurre en ETA.

Para quienes dan credibilidad a Mayor Oreja -que ha hecho un roto en su partido, algunos han callado por respeto a su biografía pero otros han descalificado abiertamente sus declaraciones- está siempre Jesús Eguiguren, el dirigente socialista vasco que se ha pronunciado permanentemente a favor de la negociación, que fue uno de los negociadores con ETA en la anterior legislatura, que sigue apostando en artículos y declaraciones a favor del diálogo permanente con Batasuna … y que ha anunciado la publicación de un libro en el que no sólo expone sus puntos de vista sobre las ventajas de negociar con la banda terrorista, sino que va a contar algunos aspectos de lo que se negoció con Batasuna y ETA cuando Zapatero apostaba por aquella política. Esa noticia ha provocado gran preocupación en La Moncloa, porque Eguiguren sabe lo que pasó y por qué pasó, y sobre todo es una de las personas claves del encuentro de Loyola, donde según las actas de ETA, el Gobierno fue mucho más allá en sus posibles cesiones políticas de lo que se han atrevido nunca a reconocer.

ETA se levantó de esa mesa porque no lograba sus objetivos principales, una Euskalherria independiente con Navarra dentro y las provincias del País Vasco Francés. Esa ruptura es lo que ha servido de argumento al Gobierno para demostrar que nunca cedió en las exigencias e ETA y efectivamente jamás dio pie a ese País Vasco independiente y territorialmente inaceptable. Pero según distintos comunicados de ETA los negociadores del Gobierno si estaban dispuestos a dar un grado de autonomía a los independentistas vascos que podrían rebasar el arco constitucional, con algún tipo de acuerdo institucional con Navarra que los batasunos podrían presentar como un triunfo.

¿Qué ocurre ahora? Pues a pesar de lo que dice Mayor Oreja no hay ningún indicio de que el Gobierno tenga la menor intención de reanudar las negociaciones. Otegi está en prisión y no desperdicia la ocasión para lanzar la idea de que se debe negociar sin excesivas exigencias, quiere verse en la calle como sea y recobrar su antiguo protagonismo. Pero Rubalcaba, siempre Rubalcaba, no ve sentido a esa negociación política, convencido cada vez más de que el fin de ETA se puede alcanzar a través del acoso policial, judicial, político y económico. Y en eso está. ¿Que al final, con una ETA desarbolada, rota y sin capacidad de maniobra hay que negociar con esa ETA el fin definitivo y la entrega de las armas? Pues efectivamente ese escenario se contempla porque es como se ha acabado con todas las bandas terroristas, pero ese tipo de negociación no tiene nada que ver con una negociación política, sino con cómo se articula la desaparición de la banda.

Para lograr ese marco, el Gobierno lleva un año preparando un nuevo giro de tuerca contra ETA: la desesperanza, que asuman que no tienen ninguna posibilidad de presentarse a las elecciones municipales, autonómicas y mucho menos las generales. Y que pierdan la esperanza por tanto de tener voz propia en el futuro.

Con ese objetivo, el Gobierno ha preparado en estos meses el proyecto de ley que se anunció días atrás y sobre el que el PP tuvo puntual información a pesar de que el caso Faisán había perturbado las excelentes relaciones que tenían hasta entonces Rubalcaba y Trillo, que precisamente a partir del anuncio de ese decreto, sobre el que el ministro informó previamente a Federico Trillo, han vuelto a enderezarse.

Otegi mantiene contactos muy frecuentes en prisión y desde la prisión con personas afines a ETA. Conversaciones que son analizadas por los servicios que trabajan contra el terrorismo. Tanto los servicios de información de policía y guardia civil como el CNI conocen muy bien lo que ocurre actualmente en ETA. Y lo que ocurre es que la sensación de que pueden perder la batalla, que se quedan sin posibilidad de ocupar cargos electos, que caen las sucesivas cúpulas de ETA, que Interior y Justicia actúan de forma implacable contra los batasunos, y que cada vez en cuentan más dificultades para cometer atentados, están provocando tensiones, discusiones, disparidad de criterio sobre cómo afrontar el futuro. Están a leches.

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