Las claves

La mujer que ha roto Podemos

  • Implacable. Carmena suma adeptos a su causa tras persuadir a Errejón para ir de la mano en Madrid y su movimiento deja aturdido a Pablo Iglesias y abre una crisis en el partido morado

Manuela Carmena.

Manuela Carmena. / EFE

Se ve como abuela encantadora y casera, pero Manuela Carmena es dura como una piedra. La conocen bien quienes se enfrentaron a ella cuando era abogada laboralista o cuando trataba de imponer su criterio como vocal del Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo, no tardó en advertir que ser alcaldesa-abuela provocaba simpatías y no dudó en potenciar esa imagen.

El último capítulo responde a esa idea: cuando persuadió a Íñigo Errejón para presentarse candidato al Gobierno regional madrileño con sus siglas Más Madrid, no lo citó en su despacho, sino en su domicilio, y cuando llevaba en la mano una bandeja de empanadillas para ofrecerle, se cayó y se rompió el tobillo.

La alcaldesa se lo contó a Carlos Alsina y desde entonces sus empanadillas son más famosas que las de Encarna Sánchez. Errejón acudió a la cita deseoso de dejarse convencer porque su relación con Pablo Iglesias era cada vez más tensa. Nada podía atraer más al eterno niño podemita que romperle al líder morado su proyecto madrileño.

La operación Empanadillas no sólo hace saltar por los aires Podemos Madrid. Al proyecto que han puesto en marcha Carmena y Errejón empiezan a sumarse destacados dirigentes de Podemos que ya no pintan tanto como antes. Algunos formarán parte de listas electorales; otros, como Carolina Bescansa, que no es un personaje menor en la historia de Podemos, ayudará a Errejón aunque ya había decidido dejar la política activa e incorporarse a su plaza en la Complutense. Había perdido su carrera en el partido al apostar por Errejón cuando decidió presentarse a las primarias contra Iglesias, que perdió, y Bescansa elaboró un informe de estrategia que pasaba por el descabezamiento del secretario general.

Carmena, que suma adeptos a su causa por su carácter campechano y su imagen entrañable que cae bien a todo el mundo, no siempre fue así. Cuando estudiaba Derecho se afilió al PCE, en tiempos en los que suponía un riesgo incluso para la vida y, ya con su título de abogada, defendió causas laborales y políticas con la máxima energía y profesionalidad. Pertenece al grupo de fundadores del despacho de Atocha que al inicio de la democracia fue asaltado salvajemente por afines al franquismo que causaron cinco muertos.

Dejó el PCE a principios de los 80, cuando ya había ganado las oposiciones a juez, aunque siempre se consideró inequívocamente de izquierdas. De hecho, fue elegida vocal del CGPJ por IU en 1996. Después, Patxi López, como lehendakari, la nombró asesora del departamento creado para atender a las víctimas de abusos policiales.

Hasta que llegó al Ayuntamiento de Madrid tenía fama de mujer sectaria, lo que provocó alguna fricción en el CGPJ cuando era vocal de esa institución. Sus amigos siempre han sido incondicionales, pero reconocen que Manola, como la llaman habitualmente, se deja llevar excesivamente por sus convicciones políticas de izquierdas. Sin embargo, nunca ha olvidado que la buena educación es fundamental para ganarse simpatías y el trato, sobre todo con sus adversarios, es siempre exquisito.

Higueras dio el empujón

Todo eso lo sabía muy bien Iglesias cuando buscaba un candidato para competir con Esperanza Aguirre por la Alcaldía de Madrid. Él quería una mujer, alguien le sugirió el nombre de Carmena y le ofreció encabezar la lista de Podemos. Lo rechazó.

Días después, hablando con Marta Higueras, su eterna colaboradora, su sombra, su persona de confianza, Carmena le comentó riendo, como si fuera una broma, que le habían hecho esa oferta. Higueras, que la conoce como nadie , le respondió que era una gran oportunidad. Manuela se dejó convencer, lo que demostraba que Higueras tenía razón al percibir que ella estaba deseando verse nuevamente activa. Sólo le puso una condición a Iglesias: no sería militante, nunca lo sería, y quería ir en una lista que no se llamara Podemos aunque la campaña la dirigiría la formación morada y la lista la acordaría con ellos. Así fue.

La alcaldesa de Madrid ha ganado la batalla al líder de Podemos tras la operación Empanadillas

Entre los nombres con los que quiso contar Carmena estaba Higueras, que con el tiempo se convirtió en la persona más importante del Ayuntamiento. Porque Carmena, contra pronóstico, quedó en segunda posición a escasa distancia de Aguirre, que no tuvo la mayoría absoluta. Un pacto de Podemos con el PSOE la convirtió en alcaldesa de Madrid. Con Higueras como la persona fuerte.

Antes de que transcurrieran muchos meses se inició el distanciamiento de Carmena y Podemos. A su insistencia de que no era militantes siguieron declaraciones en las que exponía posiciones que no coincidían con el ideario y la estrategia de ese partido. Por otra parte, cuanto más declaraba Iglesias que Carmena sería nuevamente la candidata en 2019, más decía ella que no había tomado una decisión, lo que incrementaba los nervios en Podemos, que eran conscientes de que sólo con Carmena podrían mantener la Alcaldía. Errejón sería el candidato al Gobierno regional, pues así se lo había prometido Iglesias, y para Podemos era vital ese dúo: Carmena era la abuela a la que todos apreciaban y ya con experiencia municipal y Errejón era el joven con eterna cara de niño que conocía como pocos los resortes de la estrategia política.

Cena con empanadillas

Cuando todo el mundo daba por hecho que ese cartel estaba consolidado, Carmena anunció que se presentaba pero no con Ahora Madrid, sino con Más Madrid. No importó excesivamente en Podemos. Sí supuso una conmoción fue que media docena de concejales de Carmena que eran de Podemos, encabezados por Rita Maestre, anunciaron que no se presentarían a las primarias sino que directamente formarían parte de la lista de Carmena. Era la guerra.

Batalla que ganaron los concejales, porque la propia Carmena fue aún más lejos: su lista la elaboraría ella. Podemos podría incluir a alguien siempre que ella estuviera de acuerdo, pero su lista la haría ella. Sólo entonces se asumió en la sede nacional de Podemos que habían perdido la guerra. Carmena imponía el nombre, sus candidatos, que los de Podemos no tenían que someterse a primarias... y empezó a preparar lo que iba a ser la puntilla para el partido de Iglesias: el acercamiento a Errejón para proponerle que también él se presentara con el nombre Más Madrid.

Pensó en una cena para hablar del asunto en su domicilio, que es donde Carmena suele convocar a sus invitados, para los que cocina personalmente, al igual que cocina en casa y lleva al Ayuntamiento el almuerzo que celebra todos los lunes con su equipo. ¿Qué prepararía para Errejón? El menú completo no se conoce. Pero incluía empanadillas.

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