Recortes

Tras el rescate bancario que decidió el Eurogrupo el lunes y las condiciones que impuso el Ecofín el martes, estaba cantado que el ajuste que se avecinaba iba a ser de caballo. El miércoles, en la comparecencia del presidente del Gobierno ante el Pleno del Congreso de los Diputados, se confirmaron los peores presagios: 35 medidas que contenían un recorte para los próximos dos años y medio de 65.000 millones de euros (125.000 millones desde que ZP inauguró la etapa de poda económica), afectando especialmente a empleados públicos, parados, dependientes y pensionistas. Rajoy se escudó en que no tenía otra opción, pero sí pudo elegir otra puesta en escena y, sobre todo, otra literatura. Por ejemplo, escogió mal sus palabras para explicar algunas de las medidas más duras, las que afectaban a funcionarios, parados y dependientes. A los primeros, después de anunciar que les quitará la paga extra de Navidad, intentó venderles que serán recompensados en 2015, con la correspondiente aportación al fondo de pensiones. En fin, los Reyes Magos de 2012, 2013 y 2014 suspendidos hasta la jubilación. Eso sí, les consoló pidiendo un recorte solidario a diputados y senadores, y reduciéndoles un 7,1% el salario a sus ministros. A los segundos de nueva incorporación les recortó un 10% la prestación a partir del sexto mes para que se vayan espabilando, que hay mucho vago suelto entre los 5,5 millones de parados y los que están por venir. A los terceros les racionalizará el gasto con una revisión del baremo y las prestaciones económicas. Pero lo peor de todo fue que una gran parte de la bancada popular, supermayoritaria en la Cámara Alta, aplaudió, por momentos, hasta con entusiasmo la sangría. La diputada Andrea Fabra, hija del ínclito Carlos Fabra, recibió el recorte de las prestaciones por desempleo a portagayola. "¡Que se jodan!", dijo. Sin embargo, explicó que no fue a los parados sino a los socialistas. Ni que decir tiene que ya le han pedido que dimita. Pero ella, con bien criterio, dirá que primero lo haga el ministro Montoro, que basó el martes la subida del IVA en que hay mucha gente que no paga. Tampoco lo hacen los defraudadores y mira lo bien que les va.

Reacciones

Como era de esperar, la reacción de la bancada de la oposición fue más que contundente, sobre todo las que protagonizaron Cayo Lara, de IU, y Rosa Díez, de UPyD, que tenían el punto de indignación que le faltó al líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien, atenazado por la responsabilidad y marcado por la oposición que sufrió cuando estaba en el Gobierno, se equivocó en su primera intervención al empezar por prestar su apoyo a la actuación de Rajoy en el último Consejo de Europa. Con el ajuste en lo alto de la mesa, hasta los suyos le reprocharon que no hubiera empezado por ahí. En la réplica lo intentó arreglar algo, pero su batería de críticas no tapó los elogios iniciales que le lanzó. Casi de guante blanco se puede calificar el debate entre los dos principales espadas

Montoro

En el turno de réplicas, tras elogiar Rajoy los recortes de Griñán en Andalucía, Montoro pareció no estar del todo de acuerdo con el presidente del Gobierno cuando Pérez Rubalcaba subrayó que el presidente andaluz estaba acometiendo un ajuste "justo" sin dejar de ser "leal" con el Gobierno de España. Ahora, tras la tarjeta amarilla a Andalucía en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) por no estar cumpliendo suficientemente con el objetivo de déficit de 2012, se entienden las caritas que puso el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. En dicha reunión, por cierto, a Montoro se le cayeron los palos del tinglado autonómico cuando seis comunidades no aprobaron su plan de objetivo de déficit para 2012-2014, dos de ellas, Castilla-León y Extremadura, del PP. El ministro andaluz se ha ganado en algo más de seis meses el sobrenombre de el bombero pirómano.

Mas-Colell

El más crítico con Montoro tras el CPFF fue consejero de catalán de Economía, Andreu Mas-Colell, que se quejó de que el ministro les trato como "criaturas", como "súbditos", y se planteó públicamente si merecía la pena volver a participar en este tipo de reuniones.

Los mineros, que piden 200 millones de euros para subsistir -nada que ver con los 23.500 millones de Bankia- fueron recibidos el martes por la noche en Madrid por miles de madrileños, que les gritaron "Madrid, entera se siente minera". Para la lideresa madrileña, poca cosa. Hay que llenar el Bernabéu dos o tres veces para triunfar. Además, debió pensar que, aparte de los 200 mineros sudorosos, allí lo que había eran artistas de la zeja, mariquitas-azúcar, bolleras, bomberos, becarios, parados, pensionistas, dependientes, liberados sindicales, médicos y enfermeras, empleados públicos y algún despistado. En fin, lo dicho, gente de malvivir.