El fiscal pidió ayer la absolución de los cuatro mandos policiales que rechazaron y modificaron un informe sobre el ácido bórico que relacionaba ETA y el 11-M al considerar que en ese dictámen "no hay una alteración esencial" del contenido.

El juicio por el caso del ácido bórico ha quedado visto para sentencia y no se sabe muy bien quiénes han sido los acusados. El fiscal y la defensa se dedicaron en la vista a acusar a los peritos que llevaron a los cuatro altos cargos policiales al banquillo más que a defender su inocencia. La culpa de todo la tiene Manuel Escribano, el perito que escribió en el informe del ácido bórico encontrado en el piso de Hassan el Haski -condenado por los atentados del 11-M- que esta sustancia era similar a la aparecida en un piso-franco de ETA y en el domicilio de un antisistema. Como bien dijo el representante del Ministerio Público en su informe definitivo, en este proceso se ha producido una "mutación procesal".

Los que en un principio fueron imputados por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón -los tres peritos que escribieron inicialmente el informe-, después quedaron sin cargos una vez que el caso llegó al Juzgado Número 35 de Madrid. Los malos se convirtieron en buenos para los buenos convertirse en malos. Así, la juez Gemma Gallego decidió que los responsables de haber modificado un informe oficial de manera ilegal fueron cuatro altos cargos policiales, comenzando por el propio comisario general de Información, Miguel Ángel Santano.

Fueron procesados y se sentaron en el banquillo de los acusados en la Audiencia Provincial de Madrid, donde ayer finalizó la vista oral tras cuatro sesiones. Pero en el juicio, tanto la Fiscalía, como los acusados, testigos y peritos han apuntado a Escribano como la única persona que ha actuado de manera irregular. Para el fiscal, tuvo una "revelación divina" al relacionar a ETA con el 11-M.

Santano se declaró "injuriado y ofendido" y pidió al tribunal que dicte cuanto antes sentencia.