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  • El sanguinario etarra José Ignacio de Juana Chaos sale a la calle sin que nadie haya conseguido evitarlo

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Condenado a 3.000 años de prisión por el asesinato de 25 personas, y a otros tres años por amenazas, José Ignacio de Juana Chaos sale hoy de la cárcel después de 21 años entre rejas.

Los beneficios penitenciarios a los que se ha acogido gracias al antiguo Código Penal con el que fue juzgado en su día han permitido que De Juana, uno de los etarras más sanguinarios de la terrorífica historia de ETA, vaya a cumplir menos de un año de prisión por cada uno de sus asesinatos.

El Estado de Derecho no ha hecho excepciones con un terrorista que nunca se ha arrepentido de sus crímenes y que, incluso, ha pedido champán en la cárcel para celebrar los atentados cometidos por sus compañeros de armas.

"Sus lloros son nuestras sonrisas y terminaremos a carcajada limpia", escribió De Juana en una carta tras el asesinato del concejal sevillano Alberto Jiménez-Becerril y su esposa Ascensión García, en marzo de 1993.

En estos últimos tres años, De Juana ha pasado de ser un abandonado de la banda a convertirse en un auténtico mártir. Tendría que haber sido excarcelado en agosto de 2005 por haber cumplido la pena correspondiente a la condena por 25 asesinatos, pero ante la alarma social y la sensación de injusticia por el tratamiento judicial al más importante asesino de ETA, se le procesó un mes antes de su excarcelación, en agosto de 2005, cuando se analizaron con lupa sus últimas actuaciones para ver si existía la posibilidad de mantenerlo en prisión. Se le encontró el talón de Aquiles: unas cartas publicadas en el diario Gara en diciembre de 2004, que podrían ser consideradas como amenazantes, además de apología del terrorismo. Ya lo había advertido el entonces ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar: "Construiremos nuevas imputaciones para evitar que salga a la calle".

La Audiencia Nacional decidió procesarle por amenazas terroristas. En un primer momento, la Fiscalía solicitó para él 96 años de prisión, pero la tregua acordada por la organización terrorista incitó al Ministerio Público a rebajar la petición a doce años de cárcel.

La Audiencia Nacional acordó condenarle a esos doce años por amenazar a varios directores de centros penitenciarios en los artículos El Escudo y Gallizo, aunque el Tribunal Supremo rebajó la condena hasta los tres años al considerar las amenazas como no terroristas. Esa rebaja provocó una fuerte polémica social y política, con acusaciones del PP al gobierno de que daba trato de favor al terrorista, en una época en la que el gobierno negociaba con ETA y Batasuna.

Cuando el Alto Tribunal dictó su decisión era ya febrero de 2007 y De Juana llevaba un año y medio en prisión preventiva, aunque sobrellevándola en el hospital, con paseos diarios, para recuperarse de las secuelas producidas por la tan polémica huelga de hambre que la prolongó durante 63 días.

Conocida la nueva sentencia condenatoria, De Juana inicia una nueva huelga de hambre, muy publicitada por Batasuna y también por su novia Irati Aranzábal, con la que después contraería matrimonio. Incluso concede una entrevista a The Times, con fotografías amañadas y un texto en el que intenta aparecer como víctima de su lucha por la libertad del pueblo vasco. El Gobierno empieza a preocuparse por la salud de De Juana y le envía a distintos hospitales en los que Irati tiene entrada libre e incluso pasa la noche con su marido. Ella decide sobre las visitas y sobre su vida, más que las autoridades penitenciarias. El Gobierno, que en aquel momento creía que estaba a punto de alcanzar un acuerdo con Batasuna, no es sensible a la alarma social y accede a trasladarlo a un hospital en San Sebastián, donde De Juana recibe a los dirigentes de Batasuna, amigos e incluso pasea por el exterior del hospital.

El escándalo es mayúsculo y los sondeos indican que el Gobierno atraviesa el nivel de aceptaciópn más bajo de su historia, pero Zapatero no quiere echar por tierra sus esperanzas de culminar con éxito las negociaciones con ETA. Erraba el presidente de Gobierno al pensar que la banda terrorista estaba por la labor: en mayo de 2007, en plena conmoción social por la situación penitenciaria de De Juana, la banda terrorista anuncia el fin de la "tregua". A los dos días, es enviado a prisión para cumplir el resto de su condena: en el Gobierno dejaron de tratarlo con guante blanco.

En los catorce meses transcurridos desde entonces, De Juana apenas ha sido noticia, hasta que se conoció la fecha de su excarcelación, el 2 de agosto, y se supo que viviría en el domicilio familiar en el barrio de Amara de San Sebastián, muy cerca de donde habitan varias víctimas de ETA.

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