España

Las claves de la investidura

  • La misión imposible de Sánchez se pone en marcha en un mar de dudas

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, llega hoy al Congreso sin tener cerrados los apoyos suficientes como para ser elegido presidente del Gobierno, ni en la primera ni en la segunda votación, algo inédito hasta ahora en democracia.

Éstas son algunas de las claves del debate de investidura, el duodécimo de la democracia:

El secretario general del PSOE recibió el encargo del Rey de formar Gobierno el pasado 2 de febrero, después de que el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, declinara unos días antes el ofrecimiento de Felipe VI.

Inmediatamente, abrió una ronda de contactos a derecha e izquierda, pero con muchos condicionantes: no negociar con el PP y no hacerlo tampoco con los independentistas catalanes, lo que, de facto, le dejaba en manos de Podemos y Ciudadanos -y otros partidos minoritarios como IU, Compromís, PNV o CC-.

Tanto el partido de Albert Rivera como el de Pablo Iglesias se declaran incompatibles para estar juntos en un hipotético Gobierno con el PSOE, ni siquiera para apoyarlo.

El líder de Ciudadanos ha conseguido colocarse en una posición central en el tablero de juego político, pese a sus cortos resultados del 20-D cortos para las expectativas que tenían. Pese a que ha repetido en innumerables ocasiones que C's nunca entraría en un Gobierno que no estuviera presidido por él, ahora no descarta esa posibilidad.

El presidente en funciones afronta a la incómoda situación de tener que debatir como líder de la oposición, tras declinar el ofrecimiento del Rey para someterse a la investidura porque, tal y como lleva repitiendo desde el 20D, necesita ineludiblemente al PSOE para formar Gobierno. Rajoy además tendrá oportunidad en el debate de apuntalar su liderazgo en el PP y de acallar las voces internas que prefieren que no repita como candidato si hay adelanto electoral.

Hace algo más de un mes, el líder de Podemos se ofreció a ser vicepresidente de un Gobierno presidido por Sánchez en un tono y con una escenografía que no sentó nada bien en el PSOE. De hecho, tardaron varias semanas en sentarse a la misma mesa de negociación, de la que se levantaron los emisarios de Pablo Iglesias cuando los socialistas rubricaron su pacto con Ciudadanos.

No obstante, Iglesias y los suyos aseguran mantener la esperanza en que, una vez que fracase esta primera investidura, el PSOE abandone su pacto con C's y se ponga a negociar con ellos.

Para que Sánchez sea investido presidente necesita la mayoría absoluta de la Cámara en primera vuelta (176 diputados) o tener más síes que noes en la segunda vuelta. El PSOE y Ciudadanos sólo suman 130 diputados, a los que se uniría la representante de Coalición Canaria, Ana Oramas.

Ni siquiera una hipotética abstención de Podemos en la segunda votación serviría a Sánchez para superar el examen, si no se abstienen también -o se ausentan del hemiciclo durante la misma- todos los diputados nacionalistas, teniendo en cuenta que el PP ha dejado claro su voto en contra.

Sánchez llega maniatado por el Comité Federal de su partido y sin margen de maniobra para negociar con ERC y DiL (CiU en el Congreso), después de que el máximo órgano del PSOE entre congresos acordara que los socialistas no tuvieran nada que ver con los partidos que han promovido el órdago independentista en Cataluña.

Las fechas del debate se han cuadrado para poder celebrar elecciones el domingo 26 de junio en el caso de que finalmente nadie sea investido como presidente del Gobierno. Esto es importante porque la primera votación del debate de investidura marca un plazo de dos meses hasta la convocatoria de los nuevos comicios.

Es cierto que durante esos dos meses, hasta que se publicara en el BOE el 3 de mayo la convocatoria de elecciones, las fuerzas tienen tiempo para seguir negociando y, de hecho, podría ocurrir como en el reciente caso de la Presidencia de la Generalitat catalana, cuando Carles Puigdemont fue investido sólo unas horas antes de que acabara el plazo.

Todos los partidos aseguran en público que quieren evitar la repetición electoral, pero a nadie se le escapa que todos ellos trabajan ya en modo precampaña, incluso conscientes de que -según vaticinan las encuestas- unos nuevos comicios dejarían un escenario parlamentario muy similar al actual, que está imposibilitando la formación de mayorías.

La duda está en si repetirían los mismo candidatos en caso de adelanto electoral.

Sánchez ha conseguido ajustar las fechas del congreso federal del PSOE, que debería haberse celebrado este mes, a las de unos hipotéticos comicios, de manera que sus detractores se vean con las manos atadas para maniobrar e intentar apartarlo del liderazgo del partido o del cartel electoral. También llega con el espaldarazo de las bases a su pacto con Ciudadanos, tras el apoyo del 78,97% de los militantes socialistas y una participación del 51,70%, superior a la esperada. El Comité Federal avaló ayer mismo el acuerdo.

España ha salido de la crisis y crece a un ritmo del 3,2%, aunque hay un escenario de miedo a una nueva recesión mundial. También se ha reducido el desempleo y el año 2015 cerró con 4.093.508 parados registrados, pero se ha incrementado la temporalidad. Sánchez ha prometido que si llega al Gobierno una de las primeras medidas que promoverá es la derogación (al menos parcialmente) de la reforma laboral y de otras muchas normas del Gobierno de Rajoy en lo que el PP ha definido como "una enmienda a la totalidad" a su labor en la pasada legislatura.

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