La diplomacia española se colgó dos medallas este año: la más importante, por lo inesperada y la proyección de futuro que puede tener, fue conseguir que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero participara en la reunión del 15 de noviembre en Washington del G-20 (reconvertida en G-22) que inició el proceso de reforma del sistema financiero internacional. La segunda, que la sede de la recién nacida Unión por el Mediterráneo esté en Barcelona. Además, España consiguió que la UE se sumara a su política de diálogo con Cuba. Las notas más dramáticas llegaron de Somalia, donde hubo dos secuestros con españoles involucrados, y de la India, donde los ataques terroristas en Bombay sorprendieron en esta ciudad a un centenar de españoles.

La victoria de los socialistas en las elecciones de marzo unida a la permanencia de Miguel Ángel Moratinos al frente de la diplomacia ya apuntaba al continuismo en política exterior. Sin embargo, Zapatero lanzó un mensaje claro, su agenda internacional cobraría en este mandato más importancia. Y muestra de ello fue no sólo el nombramiento del ex número dos de Exteriores, Bernardino León, como Secretario General de la Presidencia, sino sobre todo el protagonismo que asumió en la cruzada del Gobierno para participar en la cita de Washington. "España debe estar en la cumbre financiera", aseguraba Zapatero antes de saber siquiera que formato tendría el encuentro.

Además, España consiguió que la UE se uniera a su política de diálogo con Cuba pese a las reticencias que algunos países mantenían al respecto. De hecho el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, pasó por Madrid antes de iniciar dicho diálogo oficialmente en París con la presidencia francesa, parada en la que España comprometió más ayuda para la isla.

Somalia, la India y Tailandia fueron los escenarios de crisis diplomáticas. Una de ellas, el secuestro del fotógrafo español José Cendón el 26 de noviembre en la región autónoma somalí de Puntlandia, está todavía sin resolver ya que el reportero sigue retenido aunque se encuentra en buen estado y las gestiones para su liberación no cesan.

Las costas somalíes ya habían dado un susto al Gobierno meses antes, en abril, cuando unos piratas secuestraron al atunero español Playa de Bakio con 26 tripulantes a bordo. El barco fue retenido durante una semana pero toda la tripulación fue finalmente puesta en libertad tras pagar un rescate.

En la capital financiera india, Bombay, un centenar de españoles -incluida la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y su delegación- se vieron sorprendidos por la serie de ataques terroristas contra hoteles y objetivos occidentales ocurridos a finales de noviembre y que se cobraron la vida de casi 200 personas. Un matrimonio español resultó herido pero no de gravedad y tres empresarios pasaron momentos difíciles al quedar bloqueados en uno de los hoteles tomados por los terroristas. Todos fueron finalmente evacuados en aviones fletados por España y por Francia.

Dos crisis de 2007 con el Rey como protagonista, la de Venezuela por el "¿por qué no te callas?", y la de Marruecos por la visita de los reyes a Ceuta y Melilla, quedaron zanjadas.

El enfriamiento con Marruecos motivó cierta preocupación a principios de año hasta que el embajador marroquí regresó a Madrid el 9 de enero. Pero, después, todo pareció ir sobre ruedas. En julio, Zapatero se trasladó a Oujda (noreste de Marruecos) donde fue recibido por el Mohamed VI y en diciembre se celebró la Reunión de Alto Nivel en la que todo fue buena sintonía política y un jugoso acuerdo económico.

En el caso de Venezuela, el presidente Hugo Chávez vino a España en julio y cerró la crisis con muchas bromas sobre el tema, una visita al Rey en Mallorca y un acuerdo petrolero que se concretó unos meses más tarde.

Zapatero se comprometió a hacer varias giras por Africa en esta legislatura así como a visitar Oriente Próximo y varios países iberoamericanos, pero la mayoría siguen pendientes.