Vox trabaja en un ambicioso plan de reorganización interna con el que quiere adaptarse al crecimiento de la formación durante el último año y su entrada en prácticamente todas las instituciones. Las bases de este programa son una ampliación de su plantilla profesional en toda España y un plan de formación a sus cuadros en materia de comunicación.
"El Vox que se ha conocido hasta ahora no tine nada que ver con el Vox que va a haber", asegura el secretario general de la formación, Javier Ortega-Smith, quien subraya que el objetivo es asentar un partido "mucho más preparado" y menos "amateur".
En agosto de 2017, Vox contaba con cerca de 3.500 afiliados y menos de una decena de concejales repartidos por pequeños pueblos en diferentes provincias españolas. Tan sÓlo dos años después, sus militantes superan los 50.000 y el partido está presente en el Congreso, el Senado, el Parlamento Europeo, varios parlamentos autonómicos y cuenta con más de 500 concejales.
Esto ha llevado a la Secretaría de Organización a preparar un plan que les permita adaptar su estructura a su nueva realidad, aprovechando además el crecimiento económico que les ha proporcionado la llegada a las instituciones.
La primera pata del programa pasa precisamente el equipo de organización interna. Habrá en nómina del partido responsables de organización territoriales que se ocuparán de dos o tres provincias exclusivamente.
El segundo foco de este programa pasa por la formación de sus dirigentes, tanto locales como autonómicos y nacionales. Muchos de ellos han llegado a las instituciones sin prácticamente experiencia política previa, por lo que serán instruidos en asuntos como organización, propaganda o comunicación pública. Con este nuevo impulso, Vox pasará de contar con una plantilla compuesta por cinco personas a tener en nómina a entre 50 y 60 personas.
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