Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

España

Sueños con la bocacha doblada

  • Este comunicado no cubre ni las expectativas de la izquierda 'abertzale', ni las del Gobierno, ni las del resto de demócratas

POCO después de que ETA declarara el alto el fuego permanente el 22 de marzo de 2006 entrevisté en su despacho de la Fundación Sabino Arana, en Bilbao, al peneuvista Juan María Atutxa, ex consejero de Interior del Gobierno vasco y ex presidente del Parlamento autonómico. Atutxa, a quien ETA había intentado asesinar en varias ocasiones -una de ellas en la boda de uno de sus hijos-, había parado el calendario en esa fecha, y se mostró convencido de que, "en esta ocasión, sí callarán las armas para siempre".

En su libro Diario de una tregua. Una oportunidad perdida, el diputado socialista José María Benegas, el candidato más votado en las elecciones vascas de 1986, compartía el optimismo de Atutxa: "Cuando escuché la noticia imaginé miles de metralletas con la bocacha doblada hacia abajo, arrojadas con fuerza al Mar Cantábrico. ETA acababa de anunciar un alto el fuego permanente. Imaginé cosas mientras la radio replicaba la noticia. Otra vez un sueño de paz".

En aquellos primeros días de alto el fuego, hasta Txema Montero, ex europarlamentario de Batasuna y hoy militante sincero de la desaparición de la banda terrorista vasca, no se dejó llevar por el pesimismo que le imponía el profundo conocimiento de ETA. En su opinión, la mediación internacional, con actores que habían intervenido en el proceso de paz de Irlanda del Norte y en algunos países africanos, podía lograr esta vez el fin de la violencia.

Todos ellos -y muchos más sobre los que prendió la llama de la esperanza- vieron cómo el 30 de diciembre de 2006, pocas horas después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciara, en una soberana metedura de pata, que en 2007 estaríamos mejor en la cosa etarra, el sueño de paz saltó por los aires junto a la T-4 del aeropuerto de Barajas, y dos ciudadanos ecuatorianos se convirtieron en las víctimas 817 y 818 de ETA desde que en 1960 acabara con la vida de la una niña de apenas 22 meses, Begoña Urroz, en el nombre de la Patria vasca.

La banda terrorista vasca anunció ayer, a través de un vídeo difundido por la BBC, un nuevo alto el fuego, el decimoprimero desde que inició en 1959 su criminal andadura en torno a grupo estudiantil bilbaíno denominado Ekin. En esta ocasión, los terroristas se han limitado a anunciar el cese "de las acciones armadas ofensivas" sin precisar ni la duración del alto el fuego ni el alcance del mismo. Eso sí, se fijan como objetivo "poner en marcha un proceso democrático" que vaya usted a saber qué quieren decir estos demócratas del tiro en la nuca.

Con este comunicado, que mantiene la estética de los siniestros encapuchados endulzada con una portavoz femenina, no cubre ni las expectativas de la izquierda abertzale, que, en el reciente documento elaborado en colaboración con EA, apostaba por un alto el fuego permanente y verificable por instancias internacionales. Y mucho menos las del Gobierno y de las fuerzas democráticas, que, una vez analizado el contenido del mensaje etarra por pura cautela, responderán, a buen seguro, que el fin de la violencia y la entrega de las armas son los únicos mensajes que esperan recibir de ETA.

Sólo desde la entrega de las armas por parte de ETA, la izquierda abertzale podrá organizar campañas -tenía prevista una para el próximo otoño- para volver al redil democrático. Así, si quiere comparecer en las elecciones municipales de 2011, bien haría en urgir a la banda terrorista a que, en el próximo panfleto -todo apunta a que utilizarán la comunicación por goteo-, vaya afinando su puntería política.

Sólo desde una "bocacha doblada", como soñaban Benegas, Atutxa, Montero, ETA podrá plantearle al Gobierno el acercamiento de presos a las cárceles del País Vasco y Navarra y el favorecimiento de la redención de penas. Sólo así podrá "salvar los muebles", tal como siempre ha mantenido Felipe González cuando soñaba con el fin de ETA.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios