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España

Sánchez enfrenta a la izquierda al dilema de elegir entre él o Rajoy

  • El socialista solicita el apoyo para sacar a España de la situación de "bloqueo" político en el que se halla. Aunque formalmente tendió la mano al PP, atacó con dureza los noes de Rajoy al Rey para la investidura. Sostiene que en el Congreso hay una mayoría para el cambio, en eso se resume toda su cuestión.

Hay quienes sostienen que la sesión de investidura de Pedro Sánchez carece de sentido porque el socialista no tiene apoyos suficientes para ser elegido presidente del Gobierno. Se equivocan. Hay un efecto inmediato y otro posterior, aunque éste necesita de más tiempo y es probable que se agote. El primero es que los plazos legales han comenzado a correr; para que España convoque elecciones de nuevo, era necesario que un candidato aceptase el reto y se sometiese al Congreso. Rajoy no quiso. Y esto ocurrirá a partir de esta noche, cuando los grupos rechacen a Sánchez en una votación en la que es necesaria la mayoría absoluta. Y el segundo es el objetivo deseado del socialista, que el acuerdo que ha alcanzado con Ciudadanos, y por el que sólo suma 130 votos de los 350 de la Cámara, sea el principio de "una operación" no de sumas, "sino de multiplicación". Por lo oído ayer en el discurso de investidura, el candidato socialista está buscando situar a Podemos y a otras fuerzas de izquierdas ante un dilema que sus dirigentes y diputados tienen claro, pero quizás no sus votantes. O Mariano Rajoy o Pedro Sánchez, no hay otra. "O es sí o es no, así sabremos dónde está cada uno", dijo el candidato, mirando al frente, donde se sientan los diputados de Podemos, Compromís, las Mareas e IU, su objeto de deseo.

Aunque formalmente, de boca, tendió la mano al PP, criticó todas sus políticas, al presidente y apenas dejó más hueco para el entendimiento que el de sacar a España adelante. "Hemos resuelto el bloqueo de la situación política a la que la falta de responsabilidad del señor Rajoy nos había llevado. Los mecanismos de la democracia hoy vuelven a ponerse en marcha. Los plazos empiezan a correr y el Estado sale del bloqueo. Mi fracaso hubiera sido rechazar el ofrecimiento del Jefe del Estado", le indicó el candidato al presidente, que aguantó con alguna leve sonrisa de ironía los 90 minutos que duró el discurso.

Pedro Sánchez dedicó su primera hora a explicar la salida del atolladero que él propone, y que está bien clara. Su propuesta es la de un "Gobierno de cambio", "reformista y progresista", que cuente con el respaldo de varios partidos de la Cámara. El de Ciudadanos ya lo tiene, y le falta la abstención de los partidos de izquierdas, así que a ellos se dedicó, con escasos resultados por lo oído después a los dirigentes de estas formaciones. Éstos no se han movido, por lo que Sánchez no alcanzará los acuerdos necesarios ni hoy ni el viernes. Se preguntó: "¿Si la mayoría de los españoles y de diputados de esta Cámara quieren un cambio de Gobierno, por qué no lo llevamos adelante? Tenemos sólo dos alternativas. O no hacer nada y dejar al señor Rajoy y su Gobierno en funciones durante los próximos meses, o apostar por un cambio nacido del diálogo y del acuerdo. Sólo hay dos opciones". Y siguió: "Dieciocho millones de españoles y españolas votaron por la no continuidad del actual Gobierno. Dieciocho millones de españoles esperan un Gobierno distinto, que repare las consecuencias de los errores que se han cometido y abra camino a otras, y mejores, políticas".

El socialista recordó que el PSOE es necesario para cualquiera de las dos alternativas que se están planteando: el de la gran coalición, formada por socialistas y populares, y el del Gobierno de las izquierdas. Sobre esto último, advirtió que las fuerzas no suman -"eso es una falsa esperanza"-, de lo que se deduce que no cuenta con apoyarse en los independentistas catalanes. PSOE no sumaría lo suficiente con Podemos, Compromís, las Mareas gallegas, IU y PNV, por lo que su proyecto pasa por sumar formaciones con "distintas ideologías". Ciertamente, ésa es la única opción; la que busca Sánchez es una formada por un acuerdo con Ciudadanos más el apoyo, tácito o no, de Podemos.

El discurso de Sánchez, leído y plano en algunos momentos, no dejó sorpresas en cuanto a la acción de su Gobierno, ya que las principales medidas se conocen por el acuerdo de 66 folios que ha firmado con Ciudadanos. Destaca una reforma de la Constitución, la elaboración de una nueva ley de educación, la derogación parcial de la reforma laboral y la aprobación de medidas de regeneración, entre las que destaca el fin de los aforamientos. En el plano económico, el candidato propone una negociación con Bruselas para aplazar el cumplimiento del objetivo de déficit del 3% hasta 2017 y el mantenimiento de los impuestos, aunque señaló que bajará el de las rentas del trabajo. Básicamente, su reforma pasa por ampliar la base de quienes pagan mediante una lucha contra el fraude fiscal.

Cada una de las medidas que iba anunciando, las remataba con un "la semana próxima puede comenzar" si la Cámara lo desea, y es que muchas de estas reformas son compartidas por PSOE, Ciudadanos y Podemos, algunas incluso por el PP. Bastaría que hubiese un acuerdo para formar Ejecutivo para que éste comenzase a funcionar. Sin embargo, no parece posible, al menos por ahora. Y aunque consiguiese el apoyo de Podemos, la reforma de la Constitución no sería posible sin el apoyo del PP, ya que goza de una minoría de bloqueo.

Sánchez finalizó su discurso casi del mismo modo que lo comenzó, con una justificación del porqué de una investidura con tan pocas posibilidades. "Ha valido la pena", dijo por tres razones: porque los españoles saben que hay "un cambio posible", porque los diputados tienen que hay una propuesta de diálogo y porque el Rey ha salido del laberinto institucional en el que las dos negativas de Rajoy lo habrían colocado si no hubiese salido este Sánchez, que a veces parece hombre de Estado y otras, un espontáneo del hemiciclo.

Los partidos contestarán desde esta mañana a las 9 a Sánchez, irá de mayor a menor, de tal modo que el primer turno será el del más aludido, Mariano Rajoy, para seguir con Podemos y Ciudadanos. Al final del día, se producirá una votación que necesitaría de una mayoría absoluta para ser elegido. No saldrá. La siguiente, en la que sólo se requieren más síes que noes, será el viernes por la noche.

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