CUNDIÓ el pánico a primera hora, cuando se dio por bueno otro nombre para la Secretaría General, pero a media mañana, cuando la oficina de información del PP anunció que era De Cospedal la elegida, empezaron las declaraciones de entusiasmo. Hasta Esperanza Aguirre, el escollo en el camino de Rajoy, decía por primera vez que iba a apoyarlo para la presidencia del partido.

El PP ha recuperado la ilusión, lo que lleva a reflexionar sobre cómo un nombre puede cambiar las tornas. En los partidos, la clave es el equipo: la dirección, el presidente y el secretario general. Los mismos que se levantaron diciendo que Rajoy no llegaba a un año de presidencia si se confirmaban los rumores, una hora después aseguraban, y lo aseguraban con convicción, que el PP podía ganar las próximas elecciones con Rajoy como candidato.

El nuevo equipo es atractivo. Tres mujeres y tres hombres, Soraya, Dolores y Ana junto a Mariano, Esteban y Javier. Mitad del plan antiguo -Rajoy, Arenas y Mato, que han ocupado altos cargos con Aznar-, y mitad de la nueva generación. Nueva generación pero con experiencia política a sus espaldas y mucho tiempo de militancia. Un equipo que se completará con los cargos sectoriales, los portavoces en las diferentes comisiones parlamentarias.

Más sobre el equipo. Se trata de personas muy conocidas por la militancia del PP y que se pueden considerar cercanas a una política centrista. Incluso en sus biografías se advierten datos que demuestran que forman parte de los numerosos españoles que no cuentan con lo que se llama una familia tradicional. Mato está separada, González Pons tendrá estos días la primera hija de su segundo matrimonio, De Cospedal es madre soltera. Pero lo que ilusiona a la militancia, lo que ha dado un vuelco al espíritu con que se iba a iniciar el congreso es que los seis miembros del equipo de dirección sintonizan bien con la militancia y con los miembros del PP que forman parte de su historia: valoran su bagaje profesional, la experiencia acumulada, el conocimiento profundo del PP.

No van a tener un trabajo fácil y lo saben. El PP ha recuperado mucha de la ilusión perdida tras el 9-M, pero hay muchos rotos por coser. En el País Vasco se debe recuperar a San Gil aunque se apueste por una nueva política, se deben encontrar dirigentes atractivos en Cantabria, Asturias y Cataluña, hay que hacer un esfuerzo sobrehumano en País Vasco y Cataluña para recuperar el terreno perdido, se hace necesario dar un impulso en Galicia, y no se pueden descuidar Andalucía y La Mancha, dos territorios en los que manda el PSOE desde tiempos inmemoriales.