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Torra inflama a los independentistas con la llegada de los presos

  • Los políticos secesionistas ingresan en las cárceles catalanas, donde recibieron la visita del 'president'

Llegada de los 'consellers' en carcelados a la prisión de Lledoners.

Llegada de los 'consellers' en carcelados a la prisión de Lledoners. / EFE

Los seis primeros políticos independentistas presos ya están en cárceles catalanas, donde ya recibieron la visitas del presidente de la Generalitat, Quim Torra, y del Parlament, Roger Torrent, entre muestras populares de apoyo a las puertas de la prisión. El suflé catalán vuelve a ganar volumen alimentado por unos dirigentes catalanes que no dudan en inflamar a sus fieles más extremos con soflamas llegadas de otros tiempos.

Los políticos presos ya duermen bajo el cielo catalán. Tras una parada técnica en la cárcel de Brians-2, el ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, el ex conseller de Exteriores Raül Romeva, el diputado de JxCAT y antiguo líder de la ANC Jordi Sànchez y el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ingresaron a las 13:27 en la cárcel de Lladoners, en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona), una de las más modernas de Cataluña.

Superado el trámite de la revisión médica y psicológica, los cuatro presos fueron trasladados a sus celdas individuales definitivas en el módulo 2 de la cárcel, que compartirán con 93 internos.

Por su parte, la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell y la ex consellera de Trabajo Dolors Bassa llegaron hacia las 16:15 a la cárcel de Puig de les Basses, en Figueras, en su caso tras ser conducidas directamente por la Guardia Civil desde la prisión de mujeres de Alcalá de Henares.

De ese modo, de los nueve políticos independentistas presos preventivamente por rebelión sólo permanecen encarcelados en Madrid los ex consellers de Presidencia Jordi Turull, de Interior Joaquim Forn y de Política Territorial Josep Rull, cuyo traslado al centro de Lledoners ya se está tramitando.

Con la llegada a Cataluña de los seis primeros presos, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el del Parlament, Roger Torrent, se dedicaron a inflamar. En una comparecencia conjunta advirtieron de que el acercamiento de los reclusos no es ningún "gesto" del Gobierno y avisaron que tal hecho "no pone fin a la injusticia" que están sufriendo, por lo que pidieron su puesta en libertad.

"Este traslado no es ningún gesto político y en ningún caso forma parte de una negociación", remarcó Torra, quien garantizó que no dejará de trabajar "ni un minuto" para lograr "la plena libertad de los presos y las presas políticas" y la "anulación de su causa" judicial.

Ya por la tarde, Torra se desplazó hacia la prisión de Lledoners, a la que accedió para visitar a los presos y participar posteriormente en la marcha de apoyo convocada por las entidades independentistas Òmnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana (ANC).

Paralelamente, el presidente del Parlament se entrevistó en la cárcel de Puig de les Basses con Forcadell y Bassa, junto a las conselleras de Presidencia, Elsa Artadi; Cultura, Laura Borràs; y Trabajo, Chakir El Homrani.

Para amplificar su puesta en escena incendiaria, Torra y Torrent se sumaron también a las concentraciones de apoyo para los políticos presos que fueron convocados a las puertas de ambas cárceles, con la presencia de varios consellers del Govern y dirigentes políticos.

Sobre la llegada de los presos a las cárceles catalanas, la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, afirmó que el Ejecutivo de Pedro Sánchez "ha cumplido con la ley y con su obligación" de trasladarlos a Cataluña. "Estoy absolutamente convencida de que la Generalitat hará lo mismo con la gestión penitenciaria de los presos", añadió.

Precisamente, la consellera de Justicia, Ester Capella, insistió en que el traslado de los presos a Cataluña "no es ningún regalo ni concesión", sino el cumplimiento de la ley, y defendió que el acercamiento es la mejor opción, dentro de las "posibilidades".  Los seis presos podrán comunicarse con sus familiares en un plazo corto de tiempo, con un régimen de visitas parecido el que tenían en las prisiones madrileñas.

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