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España

Democracia a puerta cerrada

de San Jerónimo

En el documento final, la V Conferencia de Presidentes manifiesta su preocupación por la "gravedad" de la situación económica. "La insostenible tasa de paro del 24,6% -más del doble de la media de 11,1% de la zona euro-; el elevado déficit público -que alcanzó el 8,9% del PIB a cierre de 2011, frente a un déficit medio de la zona euro del 4,1%-, así como la fuerte deuda exterior -que supera el 90% del PIB- y la falta de políticas de crecimiento en el seno de la UE lastran la salida de la crisis y hacen preciso el esfuerzo de todas las Administraciones Públicas para superar estos desequilibrios y recuperar la senda del crecimiento".

El resto del documento contiene un acuerdo de mínimos que sirve, inicialmente, para enviar un mensaje de unidad y firmeza en la lucha contra el déficit a los mercados y a los socios europeos.

Pero más allá de este mensaje hacia el exterior, con las comunidades autónomas formando parte de la solución y dejando de ser el problema, los acuerdos alcanzados tienen escasa relevancia. Son demasiado generales -algunos son incluso a beneficio de inventario, como el "incremento duradero de la productividad" a través de inversiones en I+D+i y en educación- ante una situación económica y política tan delicada que merecía una respuesta más contundente y concreta de la Conferencia de Presidentes sobre las reformas pendientes -sobre todo, la administrativa y la financiera- y un plan de actuación contra el paro, un problema que afecta y preocupa mucho más a los ciudadanos que el déficit público que tanto ocupa al Gobierno, que no acaba de darse cuenta de que, con la austeridad por la austeridad, cuanto más paro, más déficit público, más deuda, más ruina.

En este sentido, las referencias al empleo son demasiado etéreas, condicionadas a grupos de trabajo que evaluarán para "fortalecer su eficacia y mejorar su interacción" (políticas activas y pasivas de empleo), o a políticas europeas urgentes para paliar el desempleo juvenil y el de los trabajadores de más edad que caminan al ritmo insufrible de una UE mastodóntica (Pacto por el Crecimiento y el Empleo).

En cualquier caso, desde la perspectiva del ciudadano de a pie que está esperando que el mundo de la política le ofrezca soluciones urgentes a sus problemas, la V Conferencia de Presidentes fue una oportunidad histórica perdida. Si acaso, salvada por un acuerdo de mínimos que satisface, sobre todo, a sus protagonistas más destacados -Rajoy y Griñán, entre los que más-.

Hasta el formato del encuentro, que podría calificarse de democracia a puerta cerrada, con los presidentes aislados de los periodistas en una planta del Senado que estuvo cerrada a cal y canto, resultó decepcionante.

En un momento en que la política está considerada, según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, el tercer problema de los españoles tras el paro y la crisis económica, la falta de transparencia y las medidas de seguridad exageradas que marcaron esta cita presidencial sólo la empujan algo más al pozo del desprestigio y la indiferencia.

Y menos mal que el problema catalán, reactivado en su deriva más soberanista por CiU para tapar la bancarrota de Cataluña y como plataforma para ganar las próximas elecciones catalanas, se quedó fuera de la agenda de esta conferencia de generalidades y mínimos.

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