El ex presidente del Gobierno José María Aznar ha llamado a los responsables de las instituciones a "restaurar la ejemplaridad y la transparencia" en cuya pérdida, ha advertido, está el "origen último" de la crisis actual. Una crisis que es "institucional" y "se agrava", según ha señalado Aznar en su discurso durante la presentación de un libro del ex vicepresidente peruano Daniel Díez Canseco. Aznar ha avisado de que "más de uno" se propone convertir esta crisis es una "rampa deslizante de desorden social en el que todo valga, nadie esté en su sitio ni haga lo que se espera de él".

Aunque Aznar no ha citado explícitamente la corrupción política en general o el caso Bárcenas y las fricciones entre los jueces que quieren investigarlo, ha hecho varias alusiones al momento político y judicial. Así, ha considerado "inaceptable" que haya "quienes dicen que hacen política y lo hacen sin honradez y transparencia" o que "se pretenda eliminar la separación y el equilibrio de poderes" y "alguno pretenda ejercer o suplantar las funciones de otro". Igualmente ha señalado que no se puede consentir que "se pretenda impedir que gobierne quien tiene la legitimidad" y que por el contrario lo haga "quien no puede exhibir ni legitimidad ni derecho". Además ha señalado que es "insano para la democracia querer hacer del funcionamiento del Estado de derecho un espectáculo". "Es algo muy distinto, es lo contrario de la ejemplaridad que siempre debe acompañar la acción de la justicia", ha dicho.

En el acto sobre este libro de Díez Canseco, dedicado a la economía emprendedora, Aznar ha advertido de que algunas de las condiciones que hacen posible el progreso económico "se están debilitando" y se corre el riesgo de una "frecuente exaltación de la irresponsabilidad", en la que se "banaliza lo importante" y se atribuye "importancia inmerecida a lo banal". El ex presidente del Gobierno ha insistido en la necesidad de acabar con este "deterioro" y restaurar la transparencia y en primer lugar deben hacerlo las instituciones, "que cuentan con un mandato político irreprochable". Finalmente ha llamado a "afianzarnos en la realidad", y "no en ensoñaciones de nacionalismos radicalizados, ni en las soflamas del populismo ni en la nostalgia de las revoluciones imposibles".