España

Artur Mas toca el 'Govern'

  • El líder nacionalista mantiene un discurso muy radicalizado dentro de Cataluña, para atraerse a los desencantados de ERC, y más moderado cuando habla fuera de su comunidad para no 'asustar' demasiado

Pocos dudan que Artur Mas será el próximo presidente de la Generalitat. Incluso lo piensa Montilla, que en un mitin del pasado jueves alertó a Felipe González, sentado en primera fila: Mas no es como Jordi Pujol, con el que Felipe alcanzó tantos acuerdos; Mas es independentista y peligrarán las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Ocultó Montilla que durante su mandato las relaciones entre Cataluña y el Gobierno de España estuvieron más tensas que nunca.

Artur Mas ha ganado las elecciones en dos ocasiones, pero las dos veces el PSC se hizo con el gobierno catalán gracias a un pacto con ERC y con Iniciativa per Catalunya-Verts. Artur Mas estaba convencido de que no iba a ocurrir en 2006, Zapatero le había prometido que el candidato de CiU sería presidente si volvía a ganar, a cambio de que aceptara los cambios que los socialistas querían hacer en el texto del Estatut que había aprobado el parlamento autonómico. Mas aceptó el trato y no dudó ni un momento la noche electoral que tenía vía libre para el Palau de la Generalitat… pero se produjo un nuevo acuerdo entre PSC, ERC e ICV. Ahora, cuando se menciona la posibilidad de la "sociovergencia", de un pacto entre CiU y PSC, Artur Mas tuerce la cara en un gesto de desdén. En privado no se priva -valga la redundancia- de decir que Zapatero le traicionó.

El candidato de CiU, que en los últimos años ha logrado tener identidad propia a pesar de la considerable sombra de Pujol y a pesar también de que su socio Josep Antoni Duran Lleida tiene una gran presencia mediática nacional como portavoz en el Congreso de los Diputados, hace tiempo que se ve como presidente. Lo dicen las encuestas, que en algún caso le auguran incluso la mayoría absoluta. Pero se lo dice sobre todo su sentido de la percepción: desde hace meses, las personas más influyentes de Cataluña y del resto de España se dan codazos para acercarse a Artur Mas, para tenerlo en su mesa, para invitarle a cuanto acto social, empresarial y político se celebra.

También en los últimos tiempos se ha advertido cierto cambio en su discurso. En Cataluña es muy radicalizado en el independentismo, incluso con propuestas electorales que provocan gran polémica, pero fuera de Cataluña aparece un Artur Mas bastante comedido cuando se le pregunta si aboga por una Cataluña independiente. Entonces defiende una Cataluña con mayor soberanía, y da una larga cambiada cuando se le insiste sobre sus afanes independentista. Es evidente que pretende captar voto desencantado de ERC, un partido en caída libre por culpa del desprestigio personal y político de sus máximos dirigentes en su aprovechado su paso por el Gobierno, pero por otra parte Artur Mas es consciente de que si Cataluña pretende recuperar el terreno perdido en estos años y volver a ser un referente de vanguardia y de ejemplo empresarial, hay que dejar en segundo plano las veleidades independentistas. En ese sentido asombra el cambio que se ha producido en Oriol Pujol, portavoz parlamentario, que defiende un nacionalismo muy radicalizado; o defendía, porque al acercarse la fecha de las elecciones ha apostado por la moderación que, sin duda, favorece electoralmente a su partido. Y que probablemente mantendrá si CiU gobierna, como ocurrió con su padre, Jordi Pujol.

Montilla intenta desesperadamente arañar votos de donde sea, y ha llegado al colmo de la hipocresía política al defender ahora posiciones de las que ha abominado durante sus años de gobierno, cuando persiguió de forma implacable todo aquello con identidad "españolista". Está solo en ese empeño, los suyos le dan por amortizado y, como ocurre cuando vienen mal dadas, marcan distancias y le hacen responsable directo y único de un posible desastre. Que si se produce significará el final político de Montilla.

Montilla ha elegido como compañeros de candidatura a hombres y mujeres muy fieles, pero que salen con una desventaja importante: los primeros de la lista por Barcelona cuentan con escasa influencia en Barcelona capital, formados la mayoría en la política municipal de ciudades que forman el cinturón industrial. Es el caso del propio Montilla, pero también de Tura, Corbacho o Manuela de Madre. Tendrán votos en Cornellá, Mataró, Santa Coloma, el Vallés, Hospitalet, Vilanova i la Geltrú… pero se trata de candidatos sin amarres en Barcelona. Aparte de que la poca eficacia del tripartito en el plano económico, y la forma en que se ha gestionado la tramitación del Estatut, pasarán factura el día 28, como indican todas las encuestas incluidas las que maneja el PSOE, donde no se recatan en disimular su idea de que en Cataluña "nos va a ir mal". Ni siquiera dicen "regular".

En esas encuestas hay coincidencia también en que ERC baja considerablemente, que el PP se mantiene aunque el PP nunca suele tener buen resultado en las autonómicas en Cataluña, y dicen que ICV queda más o menos como está. Quedan varias incógnitas abiertas: el futuro de Ciutadans, la formación sorpresa de la anterior legislatura, hoy en declive por sus problemas internos. Habrá que ver también qué ocurre con otra "disidenta", Montserrat Nebrera, en este caso del PP; fichada por Piqué en tiempos pasados fue un problema para Piqué y para sus sucesores. Ha creado un nuevo partido, Alternativa de Govern, y concurre por primera vez a las elecciones. Como el ex presidente del Barça Joan Laporta. Y como otro disidente más, Joan Carretero, ex de ERC.

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