Crónica personal

Adiós a un partido roto

  • Sánchez se despide de la jefatura de un partido en plena catarsis y que será pilotado ahora por una gestora que intentará esquivar la caída en la irrelevancia política

HAY unanimidad en el diagnóstico, que es inmisericorde: el PSOE se ha roto. Ante el Comité Federal de ese PSOE destrozado Pedro Sánchez ha prenunciado una frase muy breve: "Para mí ha sido un orgullo y presento mi dimisión. Ha sido un honor".

Se acaba la era Sánchez un día aciago para la historia del Partido Socialista. Incluso si se consigue recomponer la situación en los próximos días, se ha ido tan lejos en la guerra civil -siempre son las peores guerras- que será imposible acoger bajo unas mismas siglas a quienes este fin de semana han ido tan lejos en sus actitudes, han atacado a sus adversarios con tanta virulencia y se han revuelto con tanto ensañamiento contra compañeros que han sido amigos entrañables durante décadas.

En el PSOE se ha visto de todo excepto intento de dialogar con la otra facción. En las dos partes. Lo que no deja de ser paradójico en un partido que siempre ha enarbolado la bandera del diálogo y la negociación. Sánchez ha sido, sin duda, el peor secretario general del partido y, aunque se marcha con el respaldo de un porcentaje considerable de los votos del Comité Federal, su gestión ha sido deplorable. En el fondo y en las formas. Con unos resultados patéticos en las elecciones celebradas durante su mandato y sin que se hubiera planteado lo que cualquier dirigente político habría hecho en su caso: dimitir. Sale ahora de la Secretaría General obligado, al perder una votación, pero también con el oprobio de dejar detrás un partido roto precisamente porque se negó sistemáticamente a asumir responsabilidades de los sucesivos fracasos, y no dio posibilidad por tanto a que el PSOE se recompusiera con una nueva dirección.

Se va Pedro Sánchez tras unos días en los que se ha visto de todo, y todo malo: saltarse los estatutos del partido, descalificaciones personales, intentos de trampear entre oficialistas y críticos para imponer puntos de vista, escraches en la puerta de Ferraz a personas contrarias a Sánchez … Imposible reconstruir en un futuro próximo los restos del actual naufragio, aunque quizá ayude en algo la dimisión del secretario general. La gestora que se haga cargo del partido del puño y la rosa tendrá que hacer un esfuerzo supremo de conciliación, entre otras razones porque Sánchez contaba con el respaldo mayoritario de una militancia a la que dedicó atención máxima y que no perdonará que se haya visto obligado a dimitir.

Con la marcha de Sánchez el PSOE tiene una posibilidad de reconstrucción, pero no será fácil superar la ruptura actual. Lo que es una pésima noticia para toda España. Lo de menos ya es que se celebren elecciones o que se permita que gobierne Rajoy, que es lo que se supone que harán los socialistas. Lo que importa ahora es ver qué va ocurrir con un PSOE roto, a la deriva, que puede provocar que veamos un Podemos tan fortalecido que incluso puede llegar al Gobierno. Al nuevo PSOE corresponde impedirlo. Por el bien de todos.

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