Después de que la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento se enfrentaran hace un par de años por las competencias sobre la limpieza de las orillas del Guadalquivir a su paso por Córdoba, el conflicto vuelve ahora a aflorar por culpa de la suciedad que se mantiene junto a las aguas del río y que es visible desde cualquier punto. En esta ocasión ni el Consistorio ni el organismo dependiente del Gobierno central han acometido este aseo al aducir las partes que la falta de fondos es la causa que les impide asumir esta responsabilidad. Mientras se solventa este escollo, botellas, plásticos, ramas viejas y demás objetos se acumulan paulatinamente junto al Guadalquivir, perjudicando gravemente la imagen de la ciudad en un lugar que se va consolidando como un atractivo tanto para los turistas como para los propios cordobeses por su riqueza artística y monumental.