Silvia Acosta: “Ser actriz, meterte en la piel de un personaje, es un ejercicio de empatía”

La actriz interpreta a la ex mujer de Antonio de la Torre en 'Los tigres', la última película de Alberto Rodríguez.

Actuar según ‘Los tigres’

La actriz Silvia Acosta. / José Ángel García
Braulio Ortiz

07 de noviembre 2025 - 06:00

Hubo un tiempo en el que Silvia Acosta (Sevilla, 1986) se imaginó enfermera, pero descubrir el ejercicio de empatía de la actuación cambió sus planes. Esta intérprete que en teatro ama el Siglo de Oro, y que en televisión disfrutó siendo una villana, se afianza en el cine con su estupendo papel como ex mujer de Antonio de la Torre en Los tigres, de Alberto Rodríguez. Una actriz, como dicen de la poesía, cargada de futuro.

Pregunta.–Usted no soñaba con ser actriz de niña.

Respuesta.–Yo estudié Enfermería y ejercí poco tiempo. Me metí en clases de teatro sin pensar que fuese una posibilidad realista. Pero antes que la razón me pudo la emoción: me entusiasmó lo de buscar la empatía para comprender al personaje, llevar eso a mi cuerpo como actriz... Entraba en un mundo nuevo. Y muy temprano, estaba todavía en la Escuela Superior de Arte Dramático en Sevilla, empecé a trabajar en Arrayán.

P.–Esa serie fue una escuela para muchos intérpretes andaluces.

R.–Ahí coincidí con Luis Rallo, y el destino ha querido que 16 años después nos hayamos reencontrado haciendo La dama duende. En Arrayán yo estaba muy verde, aprendiendo cuestiones del audiovisual de las que nadie me había hablado, y Luis me cuidó mucho.

P.–En Los tigres, de Alberto Rodríguez, interpreta a la ex mujer de Antonio de la Torre.

R.–Cinta, mi personaje, pone entre la espada y la pared a ese hombre que toma malas decisiones todo el rato. Ha sido una maravilla trabajar con un actor que busca siempre cómo subir la apuesta y mejorar la escena.

P.–Cuentan que fue un rodaje muy complicado, por toda la parafernalia del buceo...

R.–Por suerte o por desgracia no viví la trama del agua: mi personaje se queda en tierra. Pero sí que lo pasaron mal, y se tuvieron que tomar sus biodraminas. Yo volvía a rodar mis escenas y me encontraba cada vez a Alberto más delgado, a Antonio con la carita más demacrada... [ríe]. Es bonito ver la sensación de familia que se respiraba en el equipo, gente que lleva mucho tiempo trabajando junta. Eso creó un ambiente muy acogedor.

P.–Tiene pendiente de estreno El pezón de Elena.

R.–Es posiblemente la película más singular en la que he participado, la historia de una mujer que se enfrenta a una situación vital durísima y renace. Dirige Esteban Magaz, que es de Isla Cristina, y tengo como compañero a otro grande, Roberto Álamo, con el que hablé mucho de cómo vivimos esta profesión tan particular. Este es un oficio que te condiciona la forma en la que vives: si tienes un rodaje comes y duermes de una manera determinada, si vas a un festival o tienes una función de teatro igual...

P.–Ya controlará las claves del audiovisual. Tiene unos cuantos títulos en su filmografía.

R.–Recuerdo como un proyecto precioso Una vez más, un regalo que me hicieron Guillermo Rojas y Laura Hojman. Y también me encantó ser la hija de Kiti Mánver en Mamacruz, aunque yo interpretaba a una bailarina en una compañía de Viena que hablaba con su madre por zoom. Por cuestión de tiro de cámara, yo veía el pelo y el hombro de Kiti y ella me veía media cara [ríe]. Encontrarte a una veterana con tanta ilusión y rigor como Kiti Mánver te pone mucho las pilas.

“Ha sido una maravilla trabajar con Antonio de la Torre, un actor que siempre busca subir la apuesta y mejorar la escena”

P.–En la serie Dos vidas encarnó a una villana.

R.–¡Sí! Y lo disfruté mucho. Yo no la definiría como mala porque la comprendí, no puedes acercarte a un personaje juzgándolo. Aunque yo, Silvia, no habría hecho nunca muchas de las cosas que ella hace en la serie, poder jugar a ese rol, como actriz, fue muy divertido.

P.–Está de gira con La dama duende.

R.–Estaremos en Madrid, en el Pavón, del 18 al 23 de este mes. Esta versión que ha escrito Fernando Sansegundo propone un homenaje a las novelas radiofónicas de los años 50, y lo interesante es que aquí doña Ángela, no como en la pieza de Calderón, toma las riendas de su vida y decide su futuro. Es curioso, porque en el Siglo de Oro, y que conste que yo soy una enamorada del patrimonio que dejaron esos dramaturgos, a medida que el argumento de las obras avanzaba, los autores podían mantener a los personajes femeninos en escena, pero no les daban voz, no dejaban que dijeran nada. Ocurre con Laurencia en el final de Fuenteovejuna, con Diana en El perro del hortelano, con Finea en La dama boba. Fernando ha dado un volantazo fantástico y le otorga voz a doña Ángela. Es triste, pero con el momento social que estamos viviendo, esa reflexión sobre la libertad de la mujer tiene mucha vigencia...

P.–¿Qué le diría a la joven que comenzó en Arrayán si se la encontrara hoy?

R.–Sería un mensaje positivo, que se está metiendo en un oficio apasionante. Y que pese a los altibajos y contratiempos que pueda tener, que no olvide esa emoción con la que empezaba. Hay un diálogo de Nina en La gaviota de Chéjov que dice: “Cuando pienso en mi profesión, no le temo a la vida”. Me parece un gran lema y espero tenerlo presente en el futuro.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Consejero delegado y presidente mundial de Ingka Group, matriz de IKEA

Juvencio Maeztu: "¿Albóndigas de choco? ¡Apuntamos la idea!"

Presidente de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado

Jesús Huerta: "La Lotería de Navidad es motivo de celebración colectiva"

Lo último

Un viaje íntimo | Crítica

¡Viva Europa!