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Entrevistas

"Los políticos tiran de tópicos cuando hablan de Historia"

-Hable de su criatura, Diego de Ustáriz, el protagonista de Las Crónicas de Cádiz.

-Es un periodista donostiarra que trabaja en Madrid y que viaja a Andalucía porque está convencido de que a través de la prensa puede hacer llegar a los ciudadanos la realidad de un periodo convulso como fue el de la Guerra de la Independencia. Sería un precursor de lo que hoy entendemos por un corresponsal de guerra.

-Afrancesado, supongo.

-Adoraba a Voltaire y Motesquieu, su libro de cabecera era el Emilio de Rousseau. Vive el dilema entre su patriotismo y sus ideas, que venían de Francia, en contra de los privilegios y potestades del Antiguo Régimen. Hay una España, a la que pertenece Ustáriz, que pide a gritos el cambio en un país invadido.

-En el año que ha acabado se han escuchado muchos topicazos sobre la Constitución de Cádiz.

-Sí, se ha llegado a decir que la Constitución del Doce fue democrática... Eso es una falacia impresionante. Es un texto que no da espacio a la libertad religiosa, ni a la mujer, que mantiene la esclavitud... Lo que hay que reconocerle es que se trata de un texto único en la historia de España. Su importancia radica sobre todo en eso, en lo novedoso de su redacción, en los propósitos de su realización.

-A Cádiz han ido a conmemorar el evento, como dice, muchos políticos y algunos, o sus asesores, se han retratado con sus escasos conocimientos históricos.

-Para hablar con propiedad de la Constitución están los juristas y, de los hechos, los historiadores, ambos formando equipo con aquellos que han dedicado su esfuerzo a descubrir lo ocurrido, Lamentablemente, los políticos, al hablar de Historia, suelen tirar de tópicos, aunque algunos se ha preocupado de cuidar sus conocimientos y mimar sus palabras ante los entendidos.

-Y pintar un Cádiz idílico.

-Sí, de buenos y malos. Cádiz tuvo su noche de los cristales rotos, la noche en que cogieron a todos los franceses, vecinos que habían vivido aquí generaciones y los recluyeron en pontones, buques prisión, en condiciones infrahumanas.

-¿Cómo era la vida durante el asedio?

-Hay cierta confusión sobre esto. Cádiz no sufrió el asedio, estaba abastecida por mar gracias a la protección de los ingleses. El hambre estaba en el resto de Andalucía por los arbitrios, los impuestos y las familias sin hombres porque estaban guerreando. Andalucía ha sido siempre una tierra donde cuesta mucho conseguir las cosas y, sin embargo, aporta al país uno de los mayores tesoros en patrimonio. Son hombres y mujeres duros, pertrechados contra las adversidades, y eso se da por hecho en la Guerra de Independencia.

-Volvamos a Ustáriz. ¿Por qué una historiadora elige la ficción?

-Para contar la Historia, para describir la España de la época un personaje de ficción me era de mucha utilidad, un personaje al que acompañan siempre personajes reales, en lugares reales y en tiempos reales. Asiste a grandes innovaciones de la época, como la silla de parir, que sólo existía en Cádiz porque su Facultad de Medicina era de las más avanzadas de España...

-Si fuera por las ficciones divulgativas que existen se podría pensar que no fue una guerra tan cruel como la que muestra Goya en sus desastres.

-La guerra de guerrillas fue muy cruel. Los bandoleros de la guerrilla conocían al terreno y no eran como Curro Jiménez. A los franceses que capturaban los enterraban vivos hasta el cuello y les ponían las lenguas de corbata. Mutilaciones hubo por ambos bandos y las violaciones en Andalucía por parte del ejército francés eran un hecho común.

-¿De dónde le viene la afición por este periodo?

-Ya en la facultad me interesaba, luego me hice docente y descubrí la utilidad de un instrumento como la prensa de la época para explicar ese periodo y la prensa de Cádiz en esa época era muy abundante. Empecé a catalogar por temas varias cabeceras de aquel tiempo, de modo que cuando llegó la celebración del Bicentenario contaba con un trabajo ya muy adelantado por el que se interesaron los responsables de la celebración.

-Se ha convertido en una de las grandes divulgadoras del Bicentenario. ¿Qué tal el balance?

-Si bien Cádiz no ha contado con las inversiones previstas, se puede decir que el Bicentenario ha sido un éxito pedagógicamente. Estoy satisfecha con el trabajo que se ha hecho en los colegios en iniciativas de divulgación a los que se han sumado centros de toda España.

-¿Y qué ha echado en falta?

-Creo que se ha perdido una oportunidad para que Cádiz vuelva a mirar al mar. Recuerda a lo que ocurrió en el Doce. Los políticos vinieron aquí, pero cuando acabó todo regresaron a Madrid y volvieron a mirar al interior. O Cádiz mira al mar como miró en el XVIII o se convertirá en una ciudad de quinta categoría. No hagamos como Felipe II, que al ser informado por el duque de Alba de que Cádiz había sido tomada por ingleses y holandeses, le dijo que regresara porque su vida era más valiosa que esa ciudad.

-¿Cómo era el Cádiz que miraba al mar?

-Cádiz fue un lugar pletórico de luz, color, olor y sabor. Cuando entrabas en la ciudad por la Puerta del Mar los sentidos se disparaban. Veías papagayos, monos, animales desconocidos; también frutas, plantas, semillas nunca olidas en Europa. Las chalapas, el carey, los cueros argentinos...

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