Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Carmen Sarmiento. Reportera e integrante del equipo fundacional de 'Informe Semanal'

"Los pobres están hartos de ser pobres y ya no se resignan"

  • Cuentan de ella que si le suben a un avión con los ojos vendados y la arrojan en paracaídas a un lugar al azar del planeta, ella se quitará la venda y con una sola mirada sabrá donde está. Carmen Sarmiento (Madrid, 1944) formó parte del primer equipo de Informe Semanal y ha cubierto decenas de conflictos en todo el planeta. Esta semana ha recibido en Cádiz el premio Mujer Constitucional a la Libertad de Expresión.

-La primera corresponsal de guerra española.

-Cómo vamos a mandar a una mujer a la guerra, me dijo el director de TVE. Pero yo lo tenía claro. No quería ser periodista para hablar de trapitos. Tardó en llegar la segunda, casi quince años. Fue Ángela Rodicio.

-Con las dos se despachaba Pérez Reverte en Territorio Comanche.

-No me sorprendió. Reverte es un misógino.

-¿Había mucho machismo en las guerras de los 70?

-Muy al principio sufrí acoso sexual, pero con el tiempo y con la experiencia los compañeros ni se daban cuenta de que eras mujer.

-Abrieron un camino. Muchas mujeres cuentan este planeta en conflicto.

-Y qué bien lo hacen.

-¿De dónde le venía lo de chica inquieta?

-Una mezcla de mi vocación de activista, de rabia por haber sufrido la discriminación como mujer y una incontenible pasión viajera. Detrás de la puerta, estaba el mundo.

-¿Cómo era la televisión de finales de los 60 en la que usted empezó?

-Con los censores detrás de la moviola para destrozarte un reportaje. 

-Por ejemplo...

-Lo que grabamos en la revolución de los claveles ni siquiera se emitió. El reportaje se lo llevaron a la DGS para identificar a los españoles que celebraban la caída de Salazar en Portugal.

-En el franquismo la censuraban, pero en democracia la silenciaron.

-Cuando llegaron los míos, me mandaron siete años a hacer pasillos. Y hacer pasillos significaba que fichabas y no tenías ni una silla donde sentarte. Siete años sin trabajo es como para volver loco a cualquiera.

-¿Por qué fue? Usted acababa de triunfar con un clásico: Los marginados.

-Venía de mis mejores años en televisión, que fueron con la UCD, un partido con el que yo no comulgaba pero que respetaba mucho a los rojos. Luego, con el PSOE, vino Pilar Miró, una mujer a la que yo admiraba. Entregué un reportaje sobre el Polisario y ella vetó su emisión. Amenacé con denunciarlo en los medios. Al final, se emitió en una hora perdida...

-¿Cuál era el motivo?

-Razones de Estado, me dijo. No fue la única vez. También tuve problemas en los 90 para emitir la serie Mujeres en América Latina. Todos los gobiernos han intentado manipular la televisión y todos los directores han tenido filias y fobias.

-Salió de TVE con los famosos ERE.

-Fue terrible. Se descapitalizaron los recursos humanos. Daba igual que te llamaras Hermida o Calaf. Todos fuera. Y yo entiendo el relevo generacional, pero había un buen número de profesionales que tenían muchas cosas que enseñar.

-Cuénteme batallitas; en su caso, batallazas...

-A ver, he sido secuestrada por el ejército colombiano, sufrí una emboscada en Nicaragua, entrevisté a Arafat en Beirut después de que me dieran un montón de vueltas en coche con los ojos tapados... Son muchos años de profesión. He tenido una vida aventurera y he intentado concienciar a la gente del sufrimiento de los más desfavorecidos.

-Como espectadora, ¿reconoce su oficio?

-Si enchufo Tele 5 y veo todos esos programas vulgares y soeces, no. Afortunadamente, no es lo único y hoy en día también se hace buen periodismo. Otra cosa es que el oficio esté cambiando a gran velocidad.

-¿Cuándo se dio cuenta?

-En Guatemala, a principios de los 90, estuve con una tribu que huía del genocidio. En la selva me encontré a una mujer manejando un ordenador y me dijo: "A los indígenas nos siguen matando, pero ahora el mundo se enterará de que nos matan".

-Las nuevas tecnologías ayudan a derrocar tiranos.

-Ha sido emocionante lo de  Túnez y Egipto. He sentido sana envidia por los periodistas que estaban cubriendo ese momento histórico.

-Hágame un análisis.

-Uno sencillo. Los pobres están hartos de ser pobres y ya no se resignan. Las grandes corporaciones que se lucran con las desigualdades no pueden seguir enmascaradas más tiempo. El reparto justo de la riqueza en el mundo no puede esperar.

-Gadafi se resiste.

-Gadafi es un completo loco, pero estoy viendo los mismos preliminares que vi en Iraq y Afganistán. Libia será invadida y habrá una masacre. Al tiempo. Demasiado petróleo y demasiado gas en juego.

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