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Nicolás Montoya | Médico y actor

"Óperas y zarzuelas han sido las mejores tablas para mí"

"Óperas y zarzuelas han sido las mejores tablas para mí"

"Óperas y zarzuelas han sido las mejores tablas para mí" / vanesa lobo

Entreverao, del barrio de Santiago de Jerez de la Frontera (1964), es doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Medicina Preventiva y Pediatría, y licenciado en Arte Dramático. Desde pequeño se interesa por el mundo de la interpretación. Se forma en Sevilla con Salvador Távora, en el CAT de Granada, y en Madrid y en Córdoba. Ha intervenido en numerosas series como La Peste, Cuéntame, La otra mirada..., y películas como Techo y comida y Mi querida cofradía. Este verano ha grabado junto a Woody Allen. Otras aficiones: el deporte, escribir y leer.

-Usted es médico y actor, y de ambas disciplinas dice que son un arte.

-Creí que iba para Arte Dramático, pero en el instituto me tuve que decidir por ciencias o letras. Yo quería letras porque me gustaba escribir, y es que ya hacía teatro con 8 años, pero también tenía mi vena científica. En el IES Coloma, una profesora, Juana Trujillo, me recomendó que me fuera por ciencias porque las letras siempre las iba a sentir, como algo aparte. Tras estudiar Medicina en Cádiz, en la especialidad de Medicina Preventiva y Pediatría, me metí también en Arte Dramático y, más adelante, ya entré en cine. Y sí, son ambas un arte porque ser médico es mi vocación, me siento científico y artista porque tienes que tratar con los sentimientos de personas, de niños, y con los padres, para reducirles su ansiedad.

"Un médico cabreado con la vida hace que la medicina no funcione; la empatía es fundamental"

-También dice que ambas ayudan a curar. ¿Por qué?

-En la medicina, está claro, tú tienes que poner las bases para ayudar a sanar; y las artes escénicas ayudan a que la mente se desarrolle de forma positiva para sanar, dar sentido a la vida. Y cada uno lo hace como mejor puede. A mí el teatro me aporta, por ejemplo, a la hora de crear un personaje, es crear otra vida, un ser. Todos en el teatro o en el cine tenemos nuestra importancia. El actor trabaja en equipo, pero en realidad la mayoría, cuando actúa, lo hace para crear otros tipos de vida, y se suele hacer por razones personales, por crear vida a tu alrededor. Si después te siguen llamando es que además transmites sensaciones.

-Usted ha potenciado y preside la asociación Pa.Sa. de Payasos Sanadores

-Sí, es algo que siempre quería hacer. Ya participé en Madrid como payaso en la Asociación Aladina contra el cáncer. El payaso Esteban Viaña y yo dimos forma a la idea y, tras muchos trámites burocráticos y requisitos, pues ya el pasado noviembre empezamos a ir a hospitales. Los niños se ilusionan muchísimo. Por un rato se olvidan de lo que les está pasando. Es una asociación de voluntarios, de médicos y payasos, sin ánimo de lucro. Para mí es una de las experiencias más satisfactorias de los últimos años.

-¿Se siente protagonista sin serlo en las series y películas en las que trabaja o ha trabajado?

-Sí, claro, no tengo la necesidad de ser principal. Por suerte, tengo mi puesto de trabajo y ahora en verano aprovecho las vacaciones para actuar, como he hecho en Madrid con La Peste o en la próxima película de Woody Allen que se ha rodado en San Sebastián. Ojalá, pero para protagonizar hay que estar en el sitio y codearse con ese tipo de gente.

-¿Cómo llegó a Woody Allen?

-Bueno, tengo una representante en Madrid y estoy en la Unión de Actores como socio y a través de diversas páginas nos enteramos de castings. Me presenté al de Allen y me llamaron. Y me han dado una pequeña parte, 20 palabras, en una escena de una fiesta. Es un lujo, la verdad.

-¿Teatro o televisión?

-Teatro, teatro. Ahí cada día emocionalmente es diferente. El cine es más frío. Es el eterno dilema del actor, cine o teatro. En el teatro cada día, cada actuación, es diferente, por ti mismo y por el público que asiste. Te das cuenta perfectamente de quién hay sentado en la butaca, de si hay vibraciones positivas o negativas. Y eso quizás sea falta de autodisciplina, pero sí que afecta la disposición del público.

-Ha participado también en óperas y zarzuelas.

-Sí, creo que llevo más de medio centenar. Es un lujo para mí. Cuando reabrió el Teatro Villamarta de Jerez en 1996 hicieron un casting y me eligieron. Para teatro, eso para mí ha sido las mejores tablas del mundo, más que estudiar la licenciatura. Ha sido una formación sin tener que pagarla.

-Y regidor...

-Sí, con la bailaora jerezana María del Mar Moreno y con Eva Yerbabuena, pero la regiduría es difícil de compaginar para mí.

-El mundo del cine es poco accesible para el resto de los mortales. Díganos, ¿cómo son los actores y actrices en realidad?

-Son gente muy normal. El que se dedica sólo a esto tiene encima la espada de Damocles; puedes tener trabajo ahora y después no. Hay mucha competitividad en los castings. Esa es la parte que menos me gusta. Pero los directores son honestos al respecto. Vale el que da el perfil, la imagen, no el amigo.

-¿Próximos retos?

-Perfeccionarme e intentar contactar con gente que me introduzca en el cine o el teatro a un nivel superior. Y en medicina, estar al día, actualizado siempre. Y también perfeccionar la empatía, fidelizar a los padres y madres. Yo no aguanto a ese médico cabreado con la vida o con su profesión, así la medicina no funciona. La empatía es fundamental.

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