Nerea Berraondo: "Me obsesioné con la ópera a los 9 años"
Representa una de las grandes voces del mundo lírico
Nerea Berraondo (Pamplona, 1988) es una de las grandes sensaciones del mundo de la ópera. De hecho, protagonizó hace unas semanas un momento único en el programa La Revuelta cuando interpretó La Habanera junto a la pianista Anna Malek, con la que cerró ayer el Festival de Ópera de Sevilla. Afirma que su voz “es rara”, porque es grave. Característica que el público no está acostumbrado a disfrutar en las mujeres. Una rara avis. Como lo fue cuando se aprendió de memoria las obras de Mozart con apenas nueve años. Una virtuosa que admira a la gran María Callas y expande el patrimonio operístico desde Andalucía.
Pregunta.Es la última sensación de la lírica.
Respuesta.Es algo bastante nuevo para mí. El haber tenido la oportunidad de exponerme en televisión es una oportunidad única. La gente me reconoce por la calle y eso no me había pasado en la vida. Es un poco abrumador. Una ola que pasará, pero estoy muy agradecida.
P.Es una manera de bajar su mundo –considerado exclusivamente para un público elevado– a la realidad.
R.Exacto. Y permite ver que detrás de la ópera hay gente normal. Somos trabajadores como cualquier otro. Cantar ópera supone muchísimo estudio y no siempre se tiene la oportunidad de estar ahí.
P.No es muy normal que una niña de apenas nueves años se aprenda de memoria a Mozart.
R.Todos los músicos tenemos un punto friki. El mero hecho de estudiar música requiere muchísimas horas de soledad. A los cinco años ya les dije a mis padres que quería estudiar música. La semilla de la ópera me vino a los nueve y se convirtió en una obsesión.
P.Sería una rareza.
R.Sí. Me sentí muy sola en ese aspecto, hasta que otros niños empezaron en el conservatorio un poquito más tarde y empezamos a encajar más.
P.Su formación ha estado a caballo entre Pamplona, Barcelona y Chicago.
R.A los 16 tomé la decisión de estudiar canto. Hice el grado medio en Pamplona y, en seguida, empecé el superior. Tuve la oportunidad de entrar en el Teatro Real a hacer un proyecto de L'Orfeo de Monteverdi y decidí que quería estudiar música antigua. Me fui a Barcelona para especializarme, donde trabajé con maestros como Alan Curtis, Rinaldo Alessandrini y Eduardo López Banzo. De ahí me salió una oportunidad de enseñar todo lo que estaba aprendiendo en Chicago.
En unos ensayos he tenido que escalar un andamio, con tacones, y cantar desde no sé cuántos metros de altura”
P.¿Y qué la hizo establecerse en Andalucía?
R.Estaba un poco cansada de estar en Estados Unidos y me tiraba mucho mi casa. Con la pandemia volví y decidí terminar el grado superior. Me presenté a varios conservatorios del norte, pero no me daban plaza. Hice las pruebas de acceso en Andalucía y me mandaron a Sevilla. Conocí al que es ahora mi marido.
P.¿Y cómo ve, desde aquí, el mundo de la lírica frente al público internacional? Ese que hace cola para ver una ópera en Viena.
R.Cuando canté en Viena me pasó una cosa curiosa. Me dieron cinco horas para preparar dos personajes. El día después de la actuación, bajé a desayunar en el hotel y, de repente, todo el mundo se puso a aplaudir. Es algo maravilloso que tiene Viena, el turismo operístico.
P.¿Por qué no pasa aquí?
R.Nunca valoramos lo que tenemos. Siempre pensamos que la ópera es de los italianos, de los rusos o de los franceses, pero no nos damos cuenta del patrimonio que tenemos en España. Y hablo de la música antigua, de las zarzuelas y de nuestros grandísimos compositores.
P.En la primera edición del Festival de Ópera formó parte del elenco de Il Califfo di Bagdad. Una producción muy divertida y ambientada en la Barcelona de los 70. El ejemplo perfecto de que la ópera no es aburrida.
R.Todas las historias que hay en la ópera son contemporáneas. Igual si hablamos de algún mito o de algún Dios, pues eso ya es otro tema. Il Califfo di Bagdad es una comedia. Simplemente trayéndola a una época más cercana y dándole un giro de tuerca, se entiende perfectamente sin tener que alterar más que dos palabras.
P.¿Los cantantes de ópera tienen que desarrollar, cada vez más, su faceta interpretativa?
R.Me han llegado a decir en unos ensayos que tenía que escalar un andamio con tacones, un vestido largo y cantar desde no sé cuántos metros de altura. Siempre digo que sí a todo y si veo que hay algo que no puedo hacer, pues se intenta dar una solución. Es verdad que hoy te enfrentas a más retos que antes.
P.Es gran seguidora de María Callas. Figura que vivió su vida siendo muy dura consigo misma.
R.María era más que el timbre. Tenía una capacidad monumental de entender dramáticamente los personajes. Eso es lo que siempre me ha atraído de ella. Además, la música es una carrera solitaria y siempre estamos expuestos a la crítica. Siempre tienes la tentación de decir: No es justo que yo me esté metiendo muchas horas estudiando para que luego venga una persona y en un segundo lo tire todo por la borda.
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