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Jorge Díaz y Javier Ikaz. autores de 'Yo fui a egb'

"La música de la EGB es más de Ramazzotti que de Beethoven"

-Nuevo libro. ¿Son repetidores de la EGB?

-Más que repetir, pasamos de curso. Pensamos que había que hacer algo. La respuesta de la gente fue impresionante. En la web tenemos más de 820.000 seguidores.

-Uno de Bilbao, otro de Baracaldo y mucho humor y desenfado. ¿La versión educativa de Ocho apellidos vascos?

-No tienen nada que ver una cosa con la otra. Pensamos que es importante desmitificar, pero no mediante la burla. Sin que eso signifique ni mucho menos que cualquier tiempo pasado fue mejor, con lo que no estamos de acuerdo. Es una herramienta para contar la historia del país en los últimos 25 años.

-Hay que ser muy mitómano para tener tantas chapas, pegatinas, fetiches e iconos de la época.

-Somos bastante menos coleccionistas que la mayoría de la gente que nos sigue. Hablamos de los setenta, los ochenta y los noventa, las décadas de la Educación General Básica, pero vivimos en casas de 2014 donde no hay sitio para nada.

-Jorge nace antes de que muera Franco y Javier después...

-Nos llevamos siete años de diferencia y eso enriquece la perspectiva. Una visión completa a la otra.

-Uno nace antes de que el Athletic perdiera la primera Copa del Rey (contra el Betis), el otro después...

-En Yo fui a EGB no se habla de política, de religión ni deporte. No hay colores políticos ni balompédicos. Sólo salgo yo (Javier) de niño con la camiseta del Baracaldo. En el libro no podemos hablar de la quinta del Buitre, pero sí del 12-1 a Malta, de Tango, el balón del Mundial 82, o de mitos como Arconada y Maradona. El libro no es una wikipedia. Más que el fútbol, nos gusta recordar cómo jugábamos. Más que el Tour o el Giro, las chapas de los ciclistas.

-¿Cuál es el hilo musical del libro?

-Obviamente, hay más música de Eros Ramazzotti o Richard Clayderman que de Beethoven o Chopin.

-¿Flipar es verbo de EGB?

-A tanto no llegamos. Hay gente que dice que es como si nos hubiéramos metido en su casa, en su cocina, en el coche en el que se iban de vacaciones.

-La verdadera transición es la de Jordi Hurtado. Sigue ahí desde la EGB...

-Lo conocimos en Barcelona. El libro ha sido un regalo. En Madrid nos lo presentó Mayra Gómez Kemp; en Barcelona, Loquillo, que además nos llevó a su casa a enseñarnos sus armarios. En otros sitios hemos contado con Fran, la ficha azul de Parchís, o con Iñaki López, el periodista de la Sexta. Santiago Segura, Alex de la Iglesia, Maxim Huerta y Christian Gálvez son seguidores nuestros.

-¿Nunca pensastéis hacer un Yo no fui a la Logse o a la Lomce?

-Nos interesa más la vida cotidiana. Vamos a sacar un disco con el mismo título, Yo fui a EGB, con 24 canciones que forman parte de esa época, sintonías de Un globo, dos globos, tres globos, Vamos a la cama, Willy Fogg, D'Artacan.

-Si leen el libro, ¿en Televisión Española deberían volver a los anuncios?

-Siempre se ve en la publicidad una parte negativa: que nos quieren vender algo. Pero hay también un componente de creatividad y cultura popular.

-Todos los que entran con la cartera en la calle Prim para declarar ante el juez Ruz se olvidan los Donuts.

-Por ejemplo... Antes los niños competían a acertar la marca de cada anuncio. Ahora con el zapping es más difícil. Han cambiado mucho las cosas.

-¿Qué relación tiene la EGB con los resultados casi siempre negativos de los informes Pisa sobre la educación española?

-Nosotros no hemos pretendido hacer un libro sobre los sistemas educativos. Siempre ha habido fracaso escolar.

-¿El ministro Wert fue a EGB?

-Wert acompañó a la infanta Elena en la Feria del Libro de Madrid cuando ella compró el libro. Algún periódico tituló: La infanta Elena también fue a EGB.

-Las competencias sobre Educación son de las autonomías. ¿Eso dificulta la percepción del libro?

-Antes todos veíamos lo mismo en la tele y aprendíamos lo mismo en la escuela. Por eso el libro se acoge igual de bien en el País Vasco que en Andalucía, en Galicia igual que en Cataluña.

-¿Era general y básica?

-En España había entonces dos canales de televisión y dos marcas de yogures.

-¿Sus hijos leen el libro como ciencia-ficción?

-No necesariamente. Así saben mejor cómo era la vida de sus padres hasta que fueron a la universidad.

-Aparece el billete de mil pesetas de Galdós...

-Y el de quinientas de Rosalía de Castro. El euro entró en 2002. La EGB se medía en pesetas. Galdós, Falla, Rosalía. El euro lo cambió todo. Mil pesetas era una vida. Seis euros, nada.

-¿Este libro les ha marcado como autores?

-En parte sí. Ahora estamos leyendo los dos el mismo libro, Indies Hipsters y Gafapastas.

-¿Quiénes son los protagonistas de su libro?

-La muñeca Nancy y su novia Lucas.

-¿Rarezas de esa época?

-El misterio de por qué en todas las casas había una botella de Pippermint que nadie se bebía. Con ese tapón pegajoso. Y las manías de muchos niños: tomar a escondidas el Cola-Cao con la tos posterior o hacerle un agujerito a la lata de leche condensada.

-¿La mayor sorpresa?

-Que un libro que nació en las redes terminara en formato libro, con olor a imprenta. Eso es muy EGB.

-El libro se lo echarán los Reyes a muchos niños. ¿Qué regalos les marcaron?

-El Exin Castillo, los Masters del Universo y el Scalextric, que lo pedíamos todos los años y nunca nos lo traían.

-¿Es un libro para nostálgicos?

-No, porque no hay nostalgias como las de antes. Nosotros somos de la generación que no hizo la mili y la EGB es un poco como la mili. Todo el mundo la recuerda, cuenta cosas, pero no sé si querríamos volver.

-Con la mili acabó Aznar. ¿Y con la EGB?

-Internet y el videoclip.

-¿Su infancia en el País Vasco fue impermeable al clima de violencia?

-Por lo general, sí. Te llegaba algo, pero la escuela y la familia te protegían.

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