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ángeles caso periodista y escritora

"La literatura que hacemos las mujeres se mira de forma distinta"

-Estrena nueva novela, Todo es fuego. ¿Por qué ha viajado hasta la época victoriana? ¿Qué le interesa de esta historia y de estas hermanas?

-Me interesa lo poco victorianas que son. La época victoriana fue durísima para las mujeres, sobre todo para mujeres que, como ellas, tenían inteligencia, cultura, criterio y talento, mientras la sociedad lo quería ahogar. Eso es lo que me fascina de las Brontë, cómo teniéndolo todo en contra fueron capaces de escribir obras que forman parte de lo mejor de la literatura universal, como Jane Eyre o Cumbres Borrascosas.

-¿Se siente cómoda mezclando realidad y ficción?

-Sí, porque mi mente está dividida en dos, la mitad es historiadora, por tanto muy analítica, y la otra mitad es novelista, y creo que he aprendido a hacerlas vivir en equilibrio. Ya lo he hecho antes, trabajar con material real, con personajes y convertirlos en personajes de novela, que viven, que sienten, que respiran, es un trabajo que me resulta muy estimulante. Me siento cómoda. He disfrutado mucho de esta novela, confieso abiertamente que he sentido una hermandad grande con ellas. Son mis hermanas y las quiero.

-¿Tiene alguna preferida?

-Me siento más identificada con Emily. Me gusta porque se aceptó a sí misma. Era una mujer salvaje, antisocial y tenía una conexión profunda con la naturaleza, con el arte, con la música. Aceptó que era así y fue consecuente. Charlotte es más contradictoria, su parte rebelde es extraordinaria, pero luego hay otra parte en la que quiere ser una mujer victoriana, que al final es algo que le tortura toda la vida. A ella la admiro, por que es valiente, pero de Emily me impresiona el genio que tuvo sin saber que lo tenía. Sus poemas están en lo más alto de la poesía inglesa y ella nunca le dio ninguna importancia.

-Su libro más que "la historia" de las Brontë cuenta "el alma" de las Brontë.

-Absolutamente, sí, mi esfuerzo como escritora no es el de reconstruir los hechos, ya hay muchas biografías, mi esfuerzo ha sido descubrir el alma de estas tres mujeres.

-¿Qué pasa con Branwell, el hermano que se esperaba triunfador y acabó hundido?

-He conocido muchos Branwell. Casi siempre son hombres, muchos más que mujeres. Muy inteligentes, muy cultos, muy sensibles, que parecía que iban a hacer grandes cosas, pero que acaban autodestruyéndose porque en realidad son muy débiles. Es curioso, a ellas les podía haber ocurrido lo mismo, no eran menores en inteligencia, pero ellas son mujeres y eso es lo que les salva. Porque al final, por mucho que vivan gracias a su imaginación, también están agarradas a la realidad, a sus obligaciones, la de cuidar de su hermano, de la casa, de su padre... Eso es lo que nos pasa a las mujeres. Podemos tener una parte muy soñadora, pero siempre hay una parte que nos agarra al suelo.

-En la casa de un cura, la inteligencia y la altura intelectual de los personajes chocan de lleno contra la religión. ¿Se duda más si uno sabe más?

-Siempre he pensado que sí. Creo que el conocimiento y la reflexión sobre la vida, sobre el mundo, sobre lo que nos ocurre a los seres humanos te acaba conduciendo a dejar de creer. Pero debo decir que conozco a gente muy inteligente y muy culta que es creyente, por lo tanto no necesariamente lo uno implica lo otro, estoy segura de que estoy equivocada. Siempre me sorprende, cuando conozco a alguien muy inteligente, que ha leído muchísimo y sigue creyendo en Dios, me parece una suerte.

-Esta familia acepta la muerte de una manera mucho más natural que en la actualidad. ¿Es más sana esa manera de enfrentarse a la muerte?

-Es curioso. Creo que en el pasado la muerte se aceptaba con mucha más normalidad que ahora, porque estaba absolutamente integrada en la vida, formaba parte de la vida cotidiana. La casa en la que ellas vivían está colocada en frente del cementerio, en el camino a la iglesia. Cada vez que abren las ventanas se asoman al cementerio, casi cada día su padre enterraba a una persona, había una tasa de mortalidad altísima en esa zona, seguramente a causa del agua insalubre.

-Aún hoy quedan ámbitos en los que las mujeres no se han igualado a los hombres. ¿Su libro es una reivindicación, un homenaje o ambos?

-Ambos. Un homenaje desde luego, pero también una reivindicación. Me interesa mucho rescatar del pasado figuras de mujeres que han sido oscurecidas por el paso del tiempo, creo que hay que recuperarlas. He dedicado mucho tiempo y mucho esfuerzo a la investigación de género.

Protesto mucho porque todavía la literatura que hacemos las mujeres es mirada de forma distinta a la de los hombres. Estoy segura de que hay muchos hombres que no leen a las Brontë. Yo también tenía mucho prejuicio. No las leí hasta los treinta y tantos porque creí injustamente que eran unas escritoras decimonónicas, sentimentales y ñoñas, y no tienen nada que ver. Tampoco Muchos hombres leerán esta novela.

Estoy encantada de que se hable de literatura femenina, pero entonces que también se hable de masculina, no de literatura, que hacen ellos, y luego esta cosita "menor" que hacemos nosotras. La crítica sigue sin tratarnos de la misma forma a las autoras que a los autores, y nosotras somos muy conscientes de esto.

-¿Sigue activa en el mundo político, en Somos Oviedo?

-Sí, estoy en una especie de Consejo, en un grupo en el que aportamos ideas y las debatimos.

-¿Ha podido continuar la construcción de su casa de Oviedo después del palazo de Hacienda? ¿Está más calmada?

-Sí, he aprendido a aceptar que las cosas son como son, y por supuesto a intentar cambiar las que creo que lo necesitan, pero sin desesperarme, sin rasgarme las vestiduras. Y además es que aunque yo haya tenido problemas, hay tanta gente en este país que ha tenido verdaderos dramas... Me parecería injusto hacerme la víctima. En la vida hay cosas mucho más importantes. En los últimos años se me han muerto cuatro amigos y eso sí que es grave. No acabar una casa en medio de las cosas gordas que pasan en la vida es casi hasta anecdótico. Con estas cosas recolocas también los valores y ahora estoy en un momento de desprendimiento de lo material.

-¿Está preparada para las elecciones? ¿Hacia qué lado cree que se va a inclinar el barco esta vez?

-Yo creo que hay posibilidades de que haya un Gobierno del PSOE pactando con otros grupos de izquierdas, ya sea Podemos o Podemos más la confluencia X. Personalmente me gustaría que gobernase Podemos, así que espero que por lo menos gobierne la izquierda, que con el daño que ha hecho el PP en estos últimos años espero que los ciudadanos sean razonables y le hagan pagar.

-Por lo visto, puede que se vaya de España.

-¡Madre mía! Esto que he dicho ha tenido mucha repercusión. Pero es que estoy cómo los jóvenes ahora mismo, "¿cómo me gano la vida?". La literatura ya no da para vivir. Está todo complicado. Estoy dándole vueltas, quizás buscarme otro trabajo, quizás irme de España...

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