Entrevista. Oriol Pla. Actor

“Si eres joven ahora todo es difícil, burocrático, caro”

  • Este joven actor barcelonés estrena el 14 de octubre 'Girasoles silvestres', de Jaime Rosales

El actor Oriol Pla en el Festival de San Sebastián de este año

El actor Oriol Pla en el Festival de San Sebastián de este año / EFE

Oriol Pla (Barcelona, 1993) es uno de los actores más pujantes del cine español. Protagonista de la serie de Movistar Plus + El día de mañana, dirigida por Mariano Barroso; con Jaime Rosales, en la segunda película con este cineasta, protagoniza Girasoles silvestres. Este drama junto a Anna Castillo se estrena el 14 de octubre. Petra, Incierta gloria o No sé decir adiós, fueron títulos anteriores en los que le vimos en el cine, junto a una apretada trayectoria en el teatro.

–Tiene un merecido Ondas por El día de mañana.

–Es el premio que guardo con más ilusión. Lo tengo guardado en una caja en casa de mis padres porque estuve haciendo obras en casa, pero cuando instale las estanterías se quedará ahí. Estoy regresando del Festival de San Sebastián donde todo ha ido muy bien.

–¿Cómo surgió protagonizar la película Girasoles silvestres?

–Pues de una llamada de Bárbara Díez, la productora, casi dos años antes de empezar a rodar. Después de estrenar Petra, la anterior película del director, Jaime Rosales. Se me acercó y dijo lo típico, “bueno, ya haremos más pelis”. Y en este caso era en serio.

–Háblenos de su personaje ¿Podemos decir que encarna a un maltratador, un tipo agresivo?

–Diría más bien que es un tipo con mucha agresividad dentro, de resorte frágil que ha ido acumulando en el transcurso de su vida. Hay muchos tipos de agresividad. La física es la más evidente, pero hay muchas señales que alertan de las personas tóxicas. Pero a la vez es un personaje que tiene mucha luz, muchas ganas de vivir, muchas ganas de amar. Como dice mi compañero Lluís Marqués “no es lo mismo amar mucho, que amar bien.”

–¿Cómo se afronta en la realidad a las personas tóxicas?

–Yo soy un desastre. Yo peco de majo, de naif… A mí me gusta que todo el mundo a mi alrededor se sienta querido y les abro las puertas de mi casa y un día pienso: ¿se puede saber qué hace este personaje en mi cocina? ¿Por qué no se va? Es así… Hay gente que te resta. Que te quita energía. O que no te sabe ver y acompañar, o con la que simplemente no te expandes… A veces es difícil darse cuenta. Yo a veces me doy cuenta tarde pero cuando lo veo, lo siento en mi tripa y hago lo posible para que entiendan que no tienen espacio en mi vida. ¿Cómo se protege uno? Siguiendo con la analogía de la casa. Hay que tener cuidado a quien dejas entrar en tu vida o en tu persona.

–Andar con cuidado, pero sin ser un desconfiado.

–Tiene que haber una especie de antesala en la que sientes si esa persona te hace bien o mal. Segundo, creo que tenemos que confiar mucho en nosotros mismos. Hay que tener fe en uno, confianza directa. Y el cuerpo sabe, a veces, mucho más que la cabeza. Hay formas de ser que no nos sientan bien y poner límites claros. Si es necesario, decir, hasta aquí hemos llegado.

–¿Cómo fue rodar junto con su compañera, la actriz Anna Castillo?

–¿Te imaginas si dijera que me cae mal? Qué fuerte… ¿Anna Castillo? Es una maravilla. Nos lo pasamos genial rodando, Anna es lo contrario de lo que hablábamos antes, ¿no? Es una actriz tremenda, llena de intuición y de ganas de jugar. Es lo más importante para la escena: es una jugadora muy viva y muy despierta. Y juega muy alto y muy fuerte. Fue un regalo.

–¿En qué nos deberíamos fijar sobre la personalidad de Jaime Rosales como director?

–En la búsqueda de la verdad, de lo terrenal, de lo genuino y lo sutil. Hay que fijarse en los detalles, en el fuego lento. Un gran amante del cine de Vittorio De Sica, de esos momentos mundanos que esconden la vida misma para luego, cuando estás en la madriguera, romperte la realidad en dos. La vida cambia en un instante, Y creo que ese instante le tiene enamorado. Su cine es muy particular. A mí lo que más me gusta es que se acerca siempre desde la curiosidad y la creatividad hasta el último plano en la sala de montaje.

–En la serie El día de mañana era un joven con ganas de prosperar en los 70. En perspectiva… ¿Ha empeorado el panorama para los jóvenes de hoy?

–Mis padres estuvieron en el auge cultural de los 70’ en Barcelona y en Cataluña. Yo, aunque no viví esa época, soy un poco nostálgico. En los 70 se murió Franco y la cultura se descorchó cómo una botella de cava. Me hablan de una Barcelona llena de vida, de libertad, de ganas de hacer cosas, de sinergia, organización y cultura de base. Y es que estaba todo por hacer. Ahora creo que si eres joven no hay espacios ni oportunidades donde se pueda uno expandir. Si eres joven ahora todo es difícil, burocrático, caro y crítico (que no autocrítico). Siento que hay más alienación y todo va regido por el mercado y lo cool. ¿Dónde se ha quedado lo punki? ¿Dónde está el riesgo? ¿Se puede arriesgar? ¿Es la cultura un reflejo de la salud social de un país? ¿Cuánto dinero se invierte por persona en cultura en este país? ¿Cuánto en, por ejemplo, Francia? Yo soy muy crítico con mi tierra y creo que se podría hacer mucho mejor.

–¿Cómo describe aquella Barcelona previa a la transición? ¿Se perdió algo por el camino?

–Todo por hacer. Todo por aprender. Hace nada vi un documental llamado La Revuelta de los Títeres de Toni Rumbau y Ferran Baile. Hablaba de cómo los amantes de ese oficio se buscaron la vida para reinventarse, modernizarse, aprender, juntarse y salir a la calle. Teatro de calle... Se juntaba la gente en locales. Ateneos, talleres, protestas, asociaciones… Todo por hacer. El Raval seguía siendo el Barrio Chino con sus cabarets, sus bares regentados por tuertos italianos que presentaban a desafinados cantantes de flamenco que te partían el alma...¿De dónde sale sino Ocaña, Pau Riba o Comediants (donde estaba mi padre)?… Si alguien le interesa mucho les recomiendo un libro que se llama Barcelona, Cultura sense Capital, de Marc Roig i Badia. Pero que nadie se altere que yo y unos amigos vamos a quedar la semana que viene para arreglarlo todo.

-¿Qué cree que nos espera en este invierno tan difícil que se plantea?

Nos espera frío y precios locos de las eléctricas. Nos espera mucho sentido del humor. Mucho cine español, música, teatro y libros. Nos espera lo mismo de siempre pero totalmente diferente. Manos en la cabeza y gritos al cielo de “¿¡Estos políticos están tontos o que les pasa!?” Nos espera que nos digan !Compre, gaste, consumo! para tapar todos los ¡Cante, baile,ríaA! que hay que rugir.

-¿Nos faltan esperanzas, motivos para vivir? (perdón por el tono intenso de la pregunta)

-Motivos están ahí. Hay un montón. Lo que pasa que a veces el día se levanta con niebla, uno se desorienta y ya te han jodido el lunes… Motivos hay muchos. ¡Y más vosotros que vivís en el sur! Ahí hay motivos en cada esquina y si te despistas, te caen encima desde un balcón y te motivan hasta los cordones de los zapatos. No te has enterado y te han llenado de motivos. Motivos que son ojos, que están a tu lado, que no hacen ruido, motivos pequeños que tienes que cogerlos con la punta de los dedos… A veces hay niebla. Sí, sí… Pero despejar la niebla o aprender a bailar en ella podría ser un motivo ¿no? Ahora veo motivos por todos lados… el motivo eres tú, el otro y el horizonte. Que como dice el poeta: “la utopía (cómo el horizonte) sirve para caminar” Hay que caminar. Literalmente. Hay que caminar.

-Háblenos de sus próximos proyectos

-Estaré en Madrid con el espectáculo de circo contemporáneo Falaise de Baró d’Evel Cirk Cie. en los teatros del canal 10, 11 y 12 de Noviembre venid a verlo que es una pasada de verdad! Estoy. Apunto de terminar el rodaje de Creatura de Elena Martín y en diciembre estaré en la Sala Beckett de Barcelona actuando con mi familia la obra Travy un canto de amor a las familias de comediantes, una crítica a la desorientación cultural juvenil y un homenaje a los artista de los 70’ que lo levantaron todo. Es un espectáculo que escribí con Pau Matas y que yo mismo dirigí. Un show del absurdo, lo surreal, lo hilarante y lo trágico. El clown en sí mismo. En escena están mi madre, mi padre mi hermana y yo. Y a principios del año que viene voy ha hacer unas funciones del monólogo Ragazzo en Barcelona

-Díganos unos nombres con los que le gustaría trabajar y qué empeño personal le gustaría ver hecho realidad

-¡Luís Zahera! Marcel Borràs y Nao Albet ¿yo mismo cuenta? Empeño: terminar mi casa que la he dejado a medias… qué desastre

-¿Y cómo le fue el verano? ¿cuándo se cogen vacaciones los actores?

-¡Trabajando un montón! Pero hice gira por Portugal con el Circo, hice un cursillo de danza muy guai con Guillermo Weickert (sevillano de adopción) y rodé un corto con mi novia en Roma. ¿Que más se puede pedir? Yo vacaciones pocas. Nunca. Siempre. Cuando puedo. Todo a la vez. Soy muy caótico. La idea es que trabajar sea igual de divertido.

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