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Vanesa Benítez Zamora | Realizadora, guionista y productora

“La Costa de Sol fue icono de un nuevo modelo de país”

  • La realizadora y directora acaba de concluir su segundo largometraje, 'La vida chipén'

  • Entre el documental y la ficción, es un "viaje episódico y surrealista" desde la eclosión turística de los 60 a sus vestigios hoy

  • Ha grabado en pandemia y con la perspectiva de lo que ésta ha supuesto para el turismo

Vanesa Benítez, rodeada de discos, guías y otros objetos que inspiraron su último trabajo: 'La vida chipén'.

Vanesa Benítez, rodeada de discos, guías y otros objetos que inspiraron su último trabajo: 'La vida chipén'. / M. G.

Su interés por la literatura y la lengua inglesa la llevó desde su Osuna natal a matricularse en Filología, aunque compaginó esa disciplina con estudios de realización audiovisual. Pese a su juventud, atesora ya experiencia en el desarrollo de productos audiovisuales, en largometrajes, series y en programas de TV. Ahora, es realizadora en Un país para escucharlo, de TVE. En 2017 escribió y dirigió su primer largometraje, Rota n´Roll, y acaba de concluir el segundo, La vida chipén, de nuevo con su productora Mano Negra Films, de la que es socia junto a Daniel Méndez.

–En sus dos trabajos como guionista y directora ha ido de la costa gaditana en la que aterrizaron los americanos en los 50, a la del Sol en los 60, con la primera eclosión del turismo. ¿Qué tienen en común esos dos territorios y momentos para atraerla tanto?.

–Me atraen mucho las décadas de los 60 y 70, quizá por la música, la estética, el cine... También, las historias de los pueblos donde las fronteras entre dos comunidades, no sólo territoriales sino ideológicas y culturales, desaparecen y dan lugar a híbridos culturales. El pueblo de Rota fue el primero en ser americanizado dentro de la globalización cultural en la que vivimos inmersos, aunque ha mantenido su idiosincrasia. El caso de los pueblos de la costa malagueña es un tanto distinto: la llegada masiva y continuada de turistas, con sus culturas diversas pero también con sus divisas, hizo que se creara la marca Costa del Sol, como icono del nuevo modelo de país que acabó extendiéndose: España, país de vacaciones y de servicio.

–¿Qué es ‘La vida chipén’ y cuándo podremos verla?

–Es una película experimental donde se mezclan el documental y la ficción. Un viaje episódico y surrealista por los recuerdos de un chaval de provincias, interpretado por Antonio Reyes, que en los años 60 se buscaba la vida como fotógrafo, cuando el régimen franquista lo apostó todo por “el milagro español” y necesitaban de gente como él para proyectar una imagen moderna, desinhibida y vacacional desde la recién creada Costa del Sol, germen de la nueva España; la que pasó de la miseria a crecer sin control en forma de edificios de apartamentos a pie de playa; la que pasó de ser hermética y gris a conocer otros mundos de color, de eterno verano y de libertad gracias al turismo extranjero, al que el régimen franquista recibía con un “España para usted. Pase sin llamar”. También habla del paso del tiempo, de cómo se ha transformado todo en un no-lugar por donde el fotógrafo se pasea y ya no encuentra esa “vida chipén” que conoció, donde se va encontrando con muchos fantasmas conocidos del pasado (Sinatra, Jaime de Mora y Aragón, Ava Gadner, Jean Cocteau...) pero no a sí mismo. Como digo, es un viaje episódico y surrealista hasta la actualidad, donde nos encontramos con la pandemia, que lo ha dinamitado todo, hasta los recuerdos de nuestro fotógrafo. Nos gustaría poder participar en festivales este año y después estrenar en cines o de forma on-line. Todo está valorándose.

Las postales eran como las fotos que ahora subimos a las redes sociales para fardar”

–En ‘Rota n´Roll’ fue clave la recopilación de recuerdos personales de americanos y roteños que vivieron el momento. ¿Cuáles son las fuentes de ‘La vida chipén’?

–También es una recopilación de testimonios y entrevistas de fotógrafos conocidos (Carlos Pérez-Siquier, Ramón Masats, Josep Planas i Montanyà) y anónimos que trabajaron para el Ministerio de Información y Turismo. Eran muchos. En aquella época eran el marketing del negocio de sol y playa y sus fotos se convirtieron en carteles y postales. He puesto muchos de esos testimonios en boca de un personaje ficticio, Paco Foto, que representa a uno de tantos. También contamos con un amplio material de archivo, fotografías cedidas por algunos de esos profesionales como el malagueño Eugenio Griñán (aprovecho para reivindicar un museo para su obra pictórica ya) , vídeos super 8 de familias extranjeras y carteles y postales de propaganda turística cedidos por el Ministerio de Turismo.

–Las postales fueron los primeros ‘hasgtag’ para que un destino turístico se popularizara. ¿Fueron Torremolinos o Fuengirola un primitivo ejemplo de turistificación y gentrificación?

–Exacto. Las postales eran como las fotos que ahora subimos a redes sociales para fardar de dónde hemos estado, con la intención de chinchar al que la recibe. Con una flechita o una equis pintada con bolígrafo se indicaba el apartamento o el piso de hotel donde habíamos estado. Y, como pasa con las redes sociales, era una propaganda bastante eficaz. En España fueron varios puntos (también el Levante, las Islas Baleares y Canarias) sobre los que se colocaron “los pilares del futuro esplendoroso de España”, como decía el ministro Manuel Fraga. Y sobre ellos se ha ido echando de forma descontrolada el peso que sostiene la economía de este país, sin valorar las consecuencias nefastas: sueldos precarios y gente expulsada de sus casas y barrios. Y, ahora que la pandemia nos ha dejado sin turistas, vemos claro que este modelo económico centrado en el turismo es un error y un riesgo. Aunque parece que la cosa no va a cambiar.

Ahora que la pandemia nos ha dejado sin turistas, vemos claro que este modelo económico centrado en el turismo es un error y un riesgo"

–¿El retrato hubiera sido distinto sin la pandemia?.

–La pandemia nos ha dado un revés del que seguimos tambaleándonos. El guión también lo sufrió. En una versión inicial, se vislumbraba que ese modelo de explotación turística era desmesurado e insostenible. Y llegó la pandemia y todo se derrumbó, así que hubo que incluirla como tema transversal en la película. Pero parece que no estamos por la labor de ver esto como una oportunidad de hacer las cosas de otra manera y diversificar la economía. ¿Acaso alguien entiende que yo no pueda ir a visitar a mis padres que viven a una hora y un avión lleno de ingleses (con sus cepas) pueda desembarcar en un territorio confinado?.

–¿Cómo un ‘no lugar’ de ese tipo adquiere la condición de lugar simbólico, como pasó con la Costa del Sol? ¿Depende sólo de la pátina del tiempo o de la melancolía o hay algo más?

–Lo simbólico permanece en las fotos y en los testimonios nostálgicos de quienes vivieron esa época. En la actualidad nada de eso permanece. Si acaso algunos resquicios de lugares míticos como hoteles y edificios que aún mantienen su arquitectura pop, pero que están tan escondidos entre otros, que aparecen salpicados en el paisaje como restos de un decorado de cine.

–Ha logrado rodar en pandemia, en Andalucía. ¿Cuál es el secreto?

–Financiar y rodar una película, con o sin pandemia, aquí es muy difícil. No hay secreto. Al tener un contrato con la televisión y unos plazos, teníamos que rodar sí o sí o nos podían penalizar. Cuando se pudo, formamos un equipo reducido y muy profesional y aplicamos el protocolo covid a rajatabla. En 3 semanas la hicimos.

–Ahora que tantos sectores económicos piden rescates y ayudas, ¿de qué tipo son las que necesita la creación audiovisual en Andalucía desde su punto de vista?

–Llevamos toda la vida sobreviviendo. El cine no es un negocio rentable para la gran mayoría de los que nos dedicamos a esto. Tengo que trabajar en otras cosas. Eso hace que mis proyectos se espacien en el tiempo. Las instituciones deberían entender que el proceso de desarrollo es fundamental y determinante para la calidad y, sin sustraerle dinero a las películas que ya están en producción, dar apoyo de manera continuada al desarrollo. Pedimos más ayudas pero son para generar más trabajo. Ese dinero vuelve a las arcas públicas multiplicado. Envidio sistemas como el alemán o el francés y a colegas que allí pueden dedicarse sólo a esto porque tienen un sistema de financiación continua y no tan burocratizado. A pesar de todo, hemos podido rodar gracias al apoyo de Canal Sur y de la Junta y, aunque con muchas dificultades, una película tan pequeña ha generado, entre directos e indirectos, más de 80 puestos de trabajo.

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