Lolo Picardo Lobato y Lolo Picardo Fontao Tercera y cuarta generación de la Venta Vargas

"El duende vive en esta casa con Caracol y con Camarón"

  • La Venta de Vargas, un lugar mitológico, se ha constituido en una leyenda en torno a lo que fue una venta de carretera en San Fernando.

La charla se desarrolla en el salón Los Cabales de la Venta de Vargas, donde nació el mito de Camarón. Las fotos del cantaor isleño pueblan este templo dedicado a una leyenda que el tiempo agranda. Los dos Lolos Picardo, tío y sobrino, se interrumpen para contestar y trufan la conversación de centenares de anécdotas. Estas son algunas de ellas.  

-¿Quién ha hecho más habitable este mundo, Camarón o sus tortillitas de camarones?

-Las dos cosas. A José (Camarón) le gustaban las panizas, la harina de garbanzos frita, sin camarones.

-La receta de sus tortillitas es como la de la Coca-Cola.

-No hay secreto. Las inventó Catalina, una gitana lista que en 1924 se hizo cargo de la venta, que entonces no tenía este nombre. Catalina pensaba que las tortillas de camarones eran muy pesadas y que la gente no pedía nada más. Las hizo más finas, más suaves. Estrategia comercial.

-¿No se apuntan ustedes a la cocina moderna?

-La gente no viene a la Venta buscando eso, busca lo tradicional, nuestra berza, nuestro rabo de toro. Pijoterías las mínimas. 

-Nada de espumita, ni de oxígeno...

-Uy, qué miedo. Oxígeno, qué dice. Estuvimos en San Sebastián para recoger un premio y nos llevaron al Guetaria. Allí nos pusieron una ensalada vegetal que tenía como una especie de pimientos, pero no, era una sandía congelada varias veces que parecía un pimiento, que decíamos nosotros que anda, que venir a San Sebastián a comer  sandía congelada.

-Con lo que hubieran hecho ustedes con una paellera...

-Ya le digo, nos ponemos a hacer tortillitas en el Guetaria y la liamos.

-La leyenda del tiempo, de Camarón, es al flamenco lo que El Bulli a la cocina tradicional.

-Cuando Camarón terminó el disco le dijo a Paco de Lucía: "El próximo lo hacemos un poco más normalito".

-Mucho se habla de Camarón y la Venta Vargas, pero ¿qué me dicen de Manolo Caracol y la Venta Vargas?

-Caracol era íntimo de Juan Vargas. Juan se murió de pena cuando perdió a su madre. La noche del velatorio de su madre vino Caracol y preguntó por Juan, que estaba en el piso de arriba, llorando. Subió Caracol y, al rato, retumbó un cante por soleares, un cante que era como un llanto. Era Caracol  consolando a su gran amigo. 

-En esta casa, supongo, el duende es un espíritu.

-Vinieron en una ocasión los flamencos de Jerez: Diego Carrasco, El Torta, Moraíto... y Diego, que estaba en este salón, llamó a Moraíto, ven, ven, mira cómo tengo los vellos, le dijo. El duende vive en esta casa con Caracol y Camarón. En esta Venta el artista es todavía artista. Todo el que llega percibe algo.

-Háblenme de ese duende.

-Por ejemplo, aquí, mientras se comía cuatro platos de berza, firmó en una servilleta su contrato con el  Cádiz  Mágico González. En la grabación de un programa de televisión, Música Golfa, en el que intervenía Camarón, mi tía sostenía a una niña de diez años. Mi tía dijo: "José es grande, pero yo tengo sobre la falda la que será la mayor figura del baile del mundo". La niña era Sara Baras.

-Y se han partío muchas camisas.

-A Caracol le vi yo partirse una camisa cantando. Tendría unos doce años, estaba espiando por la puerta, de madrugada, una fiesta  en el patio y veo que Caracol se rasga la camisa. Están locos, me dije. Más adelante entendí  ese sentimiento.

-El restaurante es Venta de Auxilio en Carretera.

-En los 50 y los 60 venía la gente de dinero a terminar sus fiestas, que era donde los flamencos ganaban dinero. Una noche aparecieron los grises para cerrar el local y Juan les dijo que sin problema, pasen ustedes y se lo dicen al gobernador civil, que estaba dentro. Al día siguiente, el gobernador envió a un conserje con el nombramiento de Venta de Auxilio en Carretera, lo que le autorizaba a estar abierta las 24 horas.

-No cerraba nunca.

-Cuando en los 70 se decidió descansar los lunes la cancela no funcionaba, no se bajaba, estaba oxidada. No se había cerrado nunca esa cancela.

-¿Cuál ha sido la fiesta más sonada?

-Muchas. La más extraña es la que unos nazis que estaban reparando un buque en Cádiz  se dieron una madrugada. Quienes estuvieron cuentan que pasaron mucho miedo. Esos nazis no se andaban con chiquitas. Fue su última fiesta. El buque alemán fue hundido en las costas de Portugal unos días después. Murieron todos.

-Confírmenme que la Venta no estaba abierta durante la invasión francesa. Lo digo por Lola Flores.

-Fue un detalle de los del equipo de la película que, durante el rodaje, venían a comer y, como homenaje, decidieron llamar a la película Venta Vargas. Lola Flores pasó aquí buenos ratos.

-Casi es más fácil que les pregunte qué famoso no ha pasado por aquí. ¿Hemingway estuvo aquí?

-No, ni Hemingway ni el Papa. Los demás, todos. Laín Entralgo escribió un artículo, sorprendido de cómo Juan Vargas le había explicado lo que era un teólogo haciendo una metáfora con un gato negro que entra en un cuarto oscuro. Juan Vargas era un lector empedernido. Aquí venían muchos intelectuales.

-¿Y toreros?

-En esa barra le escuché yo a Riverita contarle a Paquirri el día que un toro le dijo "como salgas, te mato". Con lo que Riverita se fue para un guardia civil y le preguntó si había oído lo que le había dicho el toro. El guardia, estupefacto, le dijo que no. Y a Riverita le dio igual y le soltó al guardia: "Pues ya me puede ir poniendo las esposas porque yo no toreo ese toro".

-Y el Rey.

-El Rey, por supuesto, que es muy camaronero en los dos sentidos, en el del flamenco y en el de las tortillitas, aunque lo que más le gustan son los chicharrones.

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