Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Antonio Renom. Empresario y escritor.

"La cicatriz es el resultado de una victoria"

-El aprendizaje de las cicatrices es el título de su libro. ¿Cuáles son las principales lecciones?

-Dejan tantas que es difícil priorizar. Diría que la humildad se sitúa en los primeros puestos. Cuando la enfermedad te hace sentir vulnerable, comprendes la fragilidad de la vida, de tu vida, y, sin buscarlo, tu voluntad se pliega a esta actitud, entendida como la única posible. Al fin y al cabo, la cicatriz es el resultado de una victoria.

-Cuáles son las cicatrices que más impactan: ¿las emocionales o las físicas?

-Las físicas, una vez que pasa el dolor que provocan, dejan rastro en el cuerpo, pero se olvidan. Las del alma permanecen siempre y no siempre curan. Simplemente, se aprende a convivir con ellas como parte de uno mismo.

-¿Puede recordar las vivencias que fundamentan su libro?

-En realidad me ocurrió que, tras años redactando folios, éstos no tenían una forma definida, quedaban descabalgados y sin sentido... Hasta que un amigo me propuso escribir un libro y fue entonces cuando recopilé todo aquel puñado de reflexiones y le di forma. ¿Lo que más me ha marcado? Como es natural, la pérdida de los seres queridos; en este caso, de mi hermano. Y desde luego, mi enfermedad, la malformación de Chiari que me ha llevado al quirófano una y otra vez, con el consiguiente tiempo de recuperación, muy intenso por el nivel de exigencia a nivel físico y psicológico que conlleva.

-¿Cómo ha cambiado el cristal por el que mira a la realidad que le rodea?

-Le han dado la vuelta a todo. La bofetada que te da la vida consigue que veas claro aquello que para ti antes ni existía; de golpe pasas de ser un joven inconsciente que vive deprisa y despistado a caer en la cuenta de que la vida de ahí fuera es otra cosa, y la tuya, también. La enfermedad es el mejor regalo que me ha dado la vida, porque he aprendido a vivir con sentido. Es la doble cara de lo que a priori es una desgracia: dolor y aprendizaje a la vez.

-Un canto a la superación personal. ¿Cuáles son sus consejos a personas en una situación similar?

-Que intenten mantener la serenidad, que piensen en su fortaleza para afrontar la enfermedad y se centren sólo en eso. Por otro lado, siempre digo que hay que actuar con convicción; el pensamiento positivo sin acción no sirve de nada.

-¿Cómo transformar el abatimiento en energía?

-Convencerse a uno mismo de que se puede es la clave; no somos conscientes de nuestra fuerza interior hasta que nos toca sufrir una situación límite. Por eso digo que cuando nada se pone en crisis, no se produce tampoco ningún progreso. Y desde luego, la insatisfacción, el empuje que nos lleva a conseguir lo que queremos y no lo que nos ponen delante sin más.

-Tras una delicada intervención ingresó en los Boinas Verdes del Ejército.

-Un buen amigo me dijo que para salir de la negatividad y pesimismo que se había apoderado de mí tras la operación, tenía que ponerme un reto que me ayudase a demostrar que era capaz de conseguir lo que me propusiera. Así que me alisté a este extraordinario cuerpo de élite, al que admiro y respeto profundamente, durante dos años, con todo lo que ello implica de entrega y sacrificio a todos los niveles. Fue algo personal, el desafío era conmigo mismo. Pensar que ya no vas a tener nunca más una vida como la que has disfrutado desde siempre es como un resorte y ahí llega la toma de decisiones: o conviertes la enfermedad en tu aliada o bien le permites que se convierta en tu peor enemiga. Yo opté por lo primero.

-¿Cómo tomó las riendas del negocio familiar?

-La muerte de mi hermano llegó de repente y mi madre me llamó para que cogiese el testigo que había quedado vacío. En un proceso de reflexión que llevé a cabo con mi familia, pensando muy bien cómo lo haría y dejando claro que optaba por un cambio en el modelo de negocio. Opté por la transformación empresarial de nuestra empresa, Levante Capital Partners. Pasamos de ser un family-office rentista a un grupo internacional de asesoramiento estratégico e inversiones industriales que genera valor de manera activa.

-¿Cuáles son sus nuevos retos?

-A nivel personal, terminar la recuperación de la operación y poder ayudar a la gente, especialmente a los niños con TDAH, "trastorno" que también padezco y que cada vez es más común en los jóvenes. Ese es uno de mis retos principales. Profesionalmente, poder recuperar el camino en el que estaba, trabajando con pasión, como sólo lo sé hacer, en lo que me gusta: mi empresa.

-¿Qué le ha hecho más feliz en su trayectoria profesional y personal?

-La gente que me rodea, sin duda. Sin ellos no hubiera llegado nunca donde estoy. Me siento orgulloso de la familia que tengo y de ese puñado de amigos incondicionales que nunca fallan. Poder disfrutar de ellos es una dosis de felicidad diaria.

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