FERMÍN CABANILLAS | PERIODISTA HIPERINMUNE AL COVID

“Cada vez que me pinchan el brazo dos personas pueden salvar la vida”

Fermín Cabanillas, periodista comprometido.

Fermín Cabanillas, periodista comprometido. / R. D.

Comenzó en el mundo de la comunicación y el periodismo con tan solo 16 años, en una emisora de radio de Lepe. Natural de Zalamea la Real (Huelva), Fermín Cabanillas, @Fermincaba, es un periodista comprometido. Pese a sus miedos a las agujas acude periódicamente a donar plasma, medicamento humano que no se ha logrado fabricar, para tratar de salvar la vida de personas gravemente enfermas por Covid. En su libro Diario de un hiperinmune confinado ofrece una crónica en la que incluye sus vivencias y voces expertas.

–Es hiperinmune al coronavirus, ¿cómo lo supo?

–La prueba dio positivo, así que empecé 14 días de confinamiento en casa. Tras ese periodo mi médico me dijo que hiciese vida normal, pero me negué, y me hice una segunda prueba, que pagué igual que la primera, y siguió dando positivo, aunque con carga viral baja. Al médico no le cuadraba y me pidió una prueba de sangre que desveló que tenía anticuerpos. Me recomendó que donara plasma y que clarificara la potencia del anticuerpo, que resultó ser muy alta.

–Dona plasma cada cierto tiempo, ¿por qué?

–No podría dormir pensando que tengo en mis venas ayuda para curar la Covid en muchas personas y no hacer nada. A pesar de ser asmático, la Covid pasó por mi cuerpo sin hacerme daño, y eso me lo he tomado como una señal del destino.

"Es un crimen que las familias afectadas por enfermedades raras se arruinen para acceder a terapia"

–En un programa de TV dijo que tenía miedo a las agujas, ¿cómo lo ha superado?

–En realidad no lo he superado. De hecho, a veces pienso que va a más. La noche antes de donar duermo regular, y no dejo de estar alterado cuando me voy acercando al centro de donación. Mi médico ya sabe que si tengo la tensión alta o pulsaciones elevadas antes de donar no se tiene que preocupar, porque cuando comienza la donación solo pienso en que termine cuanto antes. Cuando me entrevistó la primera vez me dijo que cada vez que me pinchara el brazo dos personas podrían salvar la vida. Es más importante que cualquier miedo.

–¿En qué piensa cada vez que acude al centro de donantes de sangre?

–En el caso del de Sevilla, que es el mío de referencia, está pegado al hospital Virgen del Rocío. Cuando aparco siempre veo el enorme edificio del hospital y me gusta pensar que de sus habitaciones han salido dos personas sin pasar por la UCI gracias a mis donaciones, y las de muchas personas que se han unido al programa de hiperplasma desde hace unos meses.

–¿Tiene casos cercanos de Covid?

–Afortunadamente, en mi familia materna, en Huelva, no hemos tenido ninguno. Sí ha habido alguno en la de mi padre, en Madrid, pero todos lo han superado sin pasar por la UCI. Hemos tenido mucha suerte en este sentido. En estos días, tengo a una compañera ingresada, que es como si fuera mi familia, en el Juan Ramón Jiménez. Lo está pasando muy mal y confío en que, cuando lea esta entrevista, ya esté en casa.

–Ha escrito un libro, ¿puede hablar de él?

–En esa necesidad de ayudar de alguna forma, pensé que era buena idea ir juntando los días de confinamiento en un diario, que publiqué durante 15 días en AION Sur. A partir de ahí, mi mujer tuvo la idea de contarlo en un libro, lo que era inviable por el tiempo que me exigía. Pero ella se encargó de estructurarlo, ayudarme con la idea inicial y revisar los capítulos y al final salió Diario de un hiperinmune confinado.

–¿Qué cuenta?

–La idea es contar qué es la enfermedad, el plasma y expresar lo mejor posible, con científicos de primer nivel, cómo podemos echar una mano en esta batalla. Lo ha editado Pábilo Editorial, y a la espera de que esté en librerías físicas y online.

–Parte de lo recaudado se lo dedicará a Andrés y a otros niños afectados por enfermedades mitocondriales, ¿puede explicar su vinculación con este pequeño?

–La asociación Aepmi es uno de mis ojitos derechos, y Andrés es el ojo derecho completo. Si pasamos por esta vida para hacer algo útil, ayudar a los niños con problemas tiene que ser una de esas cosas. Es verdad que las patologías mitocondriales no afectan solo a niños, pero ellos no merecen sufrir. Hay que dejarse la piel en ayudarles. Es un crimen que las familias con miembros con enfermedades raras se arruinen para poder acceder a tratamientos, mientras el dinero público se va a mil gastos innecesarios. Pero ante eso nos queda quejarnos o actuar. Yo he preferido actuar.

–Hoy la Covid acapara todo el protagonismo en los medios de comunicación y parece que muchos enfermos han perdido la voz, ¿qué opina?

–Vivimos en una sociedad informativa con continuas cortinas de humo. Es verdad que intentamos continuamente contar casos particulares, poner caras a los datos, pero lo tenemos muy difícil en mitad de una batalla política estéril y grotesca que se lleva todos los titulares. Por eso he intentando que explicar qué es el hiperplasma y cómo se puede donar. No es lógico que tengamos ayuda en las venas y no se sepa, porque la tormenta política lo tapa todo.

–¿Qué le mueve?

–Una vez leí que eres millonario si vas al supermercado y no miras los precios de lo que compras. Cuando se es millonario no se puede ser egoísta. Yo tengo ahora un capital enorme que si no lo comparto sería de un egoísmo tremendo. No sé hasta cuándo tendré la inmunidad. Para eso me hacen análisis cada vez que dono, y mientras estén los niveles altos y pueda, seguiré donando. Eso sí, el asesoramiento médico es imprescindible. No se trata de exprimir a los donantes, sino de que donen muchas personas. Ya hay centenares en Andalucía, y eso es maravilloso.

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