Aurora Rosales | Directora del Teatro del Soho Caixabank

"Es muy difícil llevarle la contraria a Antonio Banderas"

Aurora Rosales, en el Teatro del Soho.

Aurora Rosales, en el Teatro del Soho. / Jesús Chacón

El primer trabajo de Aurora Rosales consistió en pegar y cerrar los sobres con las invitaciones del estreno del montaje del lorquiano Así que pasen cinco años de Miguel Narros en el Teatro Eslava de Madrid en 1978, tarea por la que cobró cien pesetas. Vinculada después al Centro Dramático Nacional (como directora adjunta de Gerardo Vera), al Teatre Lliure (como adjunta de Lluís Pasqual) y al Teatro Real, llegó al Teatro del Soho Caixabank de la mano de su primer director, el mismo Pasqual, cuyo cargo asumió tras su salida. Desde su discreto anonimato, es una de las profesionales más respetadas del sector en España.

-¿Qué balance hace de estos dos primeros años del Teatro del Soho?

-Afrontar el cierre forzoso y todas las dificultades que vinieron después por una pandemia es algo letal para cualquier proyecto de este tipo. Sin embargo, si echo la vista atrás, encuentro que lo que ha marcado esta etapa ha sido el optimismo y la superación. No nos hemos regodeado en lo trágico de la situación, sino que hemos ido buscando soluciones a cada problema. Y esto se debe, ante todo, a que tenemos al frente a un optimista como Antonio Banderas, quien nos ha demostrado en este tiempo que, incluso en la peor adversidad, es posible que lo bueno suceda, que salga todo adelante y que, con el mayor esfuerzo, podamos hacer lo que queremos hacer. Y es muy difícil llevarle la contraria.

-Usted llegó a Málaga con una amplia experiencia en instituciones como el Teatro Real, el Centro Dramático Nacional y el Teatre Lliure. ¿Es el Teatro del Soho un punto y aparte?

-En muchos sentidos sí, porque después de quince años trabajando en teatros públicos llegué a un teatro de naturaleza privada, cuyo propietario rechaza inversiones públicas y sólo admite patrocinios y compañeros de viaje estrictamente privados. Y eso representaba para mí un mundo nuevo. Al principio me costaba mucho, por ejemplo, empezar a programar sin un presupuesto base de partida. ¿Cómo rentabilizas un espectáculo como A Chorus Line, con una producción de un millón de euros, partiendo de cero, jugándolo todo al rendimiento en la taquilla?

-Pues sí, ¿cómo se hace?

-Pues, fundamentalmente, con un equipo detrás como el que tenemos, implicado al máximo y capaz de anticiparse a los imprevistos. Luego, por supuesto, la experiencia y los contactos acumulados en otros teatros facilitan mucho las cosas. De todas formas, sí me gustaría subrayar que, aunque somos un teatro privado, ofrecemos un servicio público.

-¿En qué sentido?

-Ante todo, hemos situado a Málaga en el mapa nacional de las artes escénicas como foco de atracción similar a Madrid o Barcelona. No somos únicamente un centro de exhibición, también de producción, con lo que damos trabajo a unas doscientas personas. Nuestra sociedad está constituida sin ánimo de lucro: aquí no se reparten beneficios, sino que los beneficios se invierten en nuestras producciones con la satisfacción del espectador como primer objetivo. Es evidente que un espectáculo musical con música pregrabada nos resultaría mucho más económico, pero nuestro compromiso es contar en cada función con una orquesta de veinticinco músicos en directo. Si eso no es un servicio público...

"Celebramos que la Junta de Andalucía nos permita disponer de todo el aforo, pero vamos a seguir siendo prudentes"

-¿Qué previsiones inmediatas tienen respecto a las restricciones que puedan darse por la pandemia?

-De momento, celebramos la decisión de la Junta de Andalucía de permitir la disposición de los aforos al completo. Para el estreno en noviembre de nuestro nuevo musical, Company, que protagonizará Antonio Banderas, era una cuestión fundamental. Eso sí, vamos a ser prudentes y a ir sacando a la venta las entradas poco a poco por si en cualquier momento cambiara la situación. Ahora se trata de que el público pierda el miedo y responda como esperamos, pero estamos convencidos de que esa respuesta se va a dar. Muchos teatros han permanecido cerrados pero nosotros decidimos en su momento surfear las circunstancias, lo que nos ha permitido ganar ya el favor del público a pesar de las restricciones aunque también hemos tenido que afrontar cancelaciones dolorosas. Esperamos, en fin, que la temporada se desarrolle con la mayor normalidad y sin bajar la guardia.

-¿Habrá sorpresas en la nueva programación más allá de Company?

-Es cierto que Company es nuestra gran apuesta para este curso, con lo que el resto se integrará en una programación, digamos, condensada, cuyos detalles anunciaremos pronto. Antonio Banderas se ha reservado en su agenda desde noviembre hasta Semana Santa del año que viene para este espectáculo, y, salvo unas pocas fechas puntuales en las que no podrá estar por compromisos ineludibles, va a protagonizar todas las funciones. Por su parte, serán varios meses con beneficio cero, dejando de ingresar lo que ingresaría haciendo cine. Pero su pasión está ahora aquí, en Málaga y en su teatro. Por nuestra parte, vamos a aprovechar para relanzar nuestra proyección nacional e internacional. Hay gente que se desplaza a Madrid o a Broadway para ver un musical. Y vamos a demostrar que es posible poner a Málaga en esa división. Ya lo hicimos con A Chorus Line y lo vamos a consolidar ahora.

-Además de optimismo, ¿el trabajo con Banderas se traduce también en una exigencia mayor?

-Sí. Lo que pasa es que él se exige, antes que a nadie más, a sí mismo. Y cuando ves cada día un coraje semejante, lo que tienes es una invitación a estar a la altura. Si trabajamos un día dieciséis horas, lo hacemos felices. Primero, porque nos gusta. Y segundo, porque tenemos a alguien que nos quita el miedo todo el rato. Sin eso, no habría manera de llevar este ritmo.

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