Boris Izaguirre. Escritor, presentador y periodista

"Reconozco que quizás lo que he hecho es crear un héroe"

  • Desborda dulzura, coquetería y calma al hablar de su nueva novela. Guardado por el momento queda ese primer Boris alocado y provocador que España conocía en los platós de televisión.

Residiendo en Miami, Boris Izaguirre (Caracas,1965) vuelve temporalmente a su país, España, a presentar Un jardín al Norte, una novela de amor y aventura. Este amante de lo excepcional y del buen gusto destapa su lado más culto para narrar la vida de Rosalind Fox, el personaje de El tiempo entre costuras que le cautivó.

-¿Qué es lo que le fascina de la protagonista de tu novela, de Rosalind Fox?

-Esa incapacidad de desanimarse, de formar parte del desaliento. También he detectado que le gusta a otras mujeres, porque aunque pueda parecer prejuicioso, tengo la sensación de que  son celosas de manifestar su admiración por otras mujeres, por lo menos las latinas. En cambio me di cuenta de que no tenían ningún reparo en decir que les entusiasmaba Rosalind Fox, les interesaba saber quién era.

-¿Podemos aprender algo de ella?

-A mí me gustaría que fuera un ejemplo para muchas mujeres, me gustaría que mi Rosalind Fox encontrara una lectora que de pronto dijera: "es verdad que en cualquier tiempo todo es complicado, es difícil ser mujer, pero hay una manera de convertir esa dificultad en una aventura". Además de tener la visión de que es pelirroja, que es algo totalmente mío (me gustaba la idea de una mujer espía, que tiene que estar todo el tiempo ocultándose, y sin embargo tiene ese color de pelo), mi otra visión es que, como es jinete, la veo saltando y viendo que si ponen el obstáculo más alto, ella piensa que si bien el caballo no llega, llegará ella.

-¿Y usted? ¿Qué ha aprendido?

-He ganado seguridad, es el primer libro en el que no estoy presente, en el que no me inmiscuyo.

-¿Madurez como autor?

-Totalmente. Y además creo que es lo que más seguro me hace sentir de todo. Salgo a la calle y me parece que no me va a pasar nada. Quizás cuando termine la promoción caigo en un vacío terrible, pero ahora siento que tengo habilidad para el trabajo y creo que es Rosalind Fox quien me ha dado esto con su espíritu.

-Pero supongo que también hay cosas que detesta de ella.

-Todo lo que hizo en su vida lo hizo por luchar frente al comunismo y defender los valores de su país, de Inglaterra. Rosalind sería una persona muy de derechas y yo creo que ahí tendríamos un encontronazo. Pero yo realmente me di cuenta de que, pese a que ella tuviera ese sesgo ideológico, no era una mujer convencional, y yo creo que es ahí donde nos encontramos. Reconozco que quizás lo que he hecho es crear un héroe.

-¿De qué le gustaría hablar con ella?

-Me encantaría saber en qué cosas está de acuerdo conmigo. Por ejemplo, su historia de amor, que es una de las cosas que mejor la define. Yo he planteado que la enamorada es ella, me encanta que sea ella la que tome la iniciativa.

-Pregunta obligada: Venezuela.

-Chávez convirtió Venezuela en la aliada cubana que siempre ha sido. Los gobiernos anteriores siempre han tenido una estrecha relación con Castro y con Cuba. Lo que más me interesa de la historia, de que finalice el embargo es que la semana pasada nos enteramos de que la CIA cometía torturas. Siempre hemos sabido que la CIA realizaba torturas y que se iba a terminar el embargo y de pronto ambas cosas ocurren al mismo tiempo. Yo creo que una noticia tiene que ver con la otra. En cuanto a lo de Podemos, encuentro fatal que se utilicen armas arrojadizas contra este partido. Podemos sólo ha venido a que se den cuenta los partidos tradicionales de que la corrupción los ha devorado. En Venezuela pasó lo mismo, Chávez no hubiera llegado tan lejos para hacer una sonada militar como la que hizo, si el deterioro de los partidos políticos, que se dividían el poder durante cuarenta años, no hubiera llegado a tal punto.

-¿Sigue yendo a Venezuela?

-Ahora con lo de mi madre he ido mucho. La verdad  es que siento que con la ausencia de mi mamá, una vez más, se abre una profunda distancia con mi país. Me he reconciliado muy bien con Venezuela, estuve muy enfadado cuando me fui en una situación hiperprecaria. Creo que es un enfado necesario que te dinamiza a conseguir tus objetivos.

-Cuenta que su madre os preparó para su muerte.

-Mi mamá nos preparó para entender su ausencia, es algo inusual, pero es que mi madre nunca fue una persona usual. Tuvo una gran valentía y por eso lo hablo abiertamente, porque creo que es necesario recordarlo.  Ella tenía muy clara su vocación docente, así que al final, cuando el cáncer la encontró, lo primero que hizo fue darse cuenta de que iba a aprender y a enseñárnoslo a nosotros también. Ella nunca evitó la palabra cáncer. Nos decía "he tenido una vida extraordinaria durante 80 años y ahora voy a aprender a morirme".

-Ahora vive en Miami, ¿echa de menos España?

-Muchísimo. Sobre todo la comida. Toda la vida me he burlado de las declaraciones de músicos que se van de gira y anhelan la tortilla de patata y el jamón… pues es verdad. El resto del mundo come mal, no en el sentido nutricional, sino que nada sabe a nada.

-¿Cuál es su relación con Andalucía?

-Mis mejores amigos son sevillanos, soy amigo de Rosauro, de los hermanos Medina y de Vicky Martín Berrocal. Me siento feliz en Sevilla. En la época de Crónicas me acuerdo que decían que cuando los programas de televisión son aceptados en Andalucía, el resto del país se abre. Yo creo que existe un cariño muy mutuo. Con Rosalind Fox he descubierto esa parte sur. Yo creo que ella era una señora tipo Sotogrande, pero creo que se dejaba fascinar por lugares tan espléndidos como Guadarranque o Sanlúcar de Barrameda. Sanlúcar tiene un punto sofisticado, culto y privilegiado que le va mucho a Rosalind, pero también democrático, todo el mundo puede disfrutar de esa belleza. Me gusta mucho Andalucía, aunque es verdad que hay cosas que me ponen nervioso, lo mismo que me pasa con Caracas. La confianza, que todo el mundo se siente que es familiar tuyo. A mí me gustan las distancias. Y por otro lado, hay abuso de lo frito.

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