Raquel Díez Real | Maestra y autora de literatura infantil y juvenil

“La literatura infantil es un arma poderosa”

Raquel Díez, en la biblioteca del Colegio Cervantes de Jerez, con sus libros.

Raquel Díez, en la biblioteca del Colegio Cervantes de Jerez, con sus libros. / Manuel Aranda

-Usted es maestra en el colegio público Miguel de Cervantes de Jerez. ¿Qué le impulsó a empezar a escribir literatura infantil?

-Desde pequeña, mis grandes vocaciones han sido la escritura y el magisterio. Siempre lo he tenido claro. De niña jugaba a ser maestra. Y antes de empezar a aprender a escribir, ya inventaba cuentos. Así, la creatividad unida al magisterio me ha impulsado para crear proyectos innovadores de literatura infantil y juvenil y educación.

-Y así surgió su primer libro...

-Empecé con la editorial Santillana realizando materiales escolares. Pero, más tarde decidí que quería crear álbumes ilustrados porque veía la gran importancia de esta fórmula para fomentar la motivación por la literatura. Desde que empecé a trabajar como maestra, la biblioteca del aula ha sido algo esencial para globalizar la enseñanza a través de la literatura. Mi primer libro nació precisamente de una necesidad en el aula. En Infantil suele ser frecuente la presencia de los piojos en el aula y, en gran medida, se trataba como un tabú. Quise hacer un proyecto para eliminar esta concepción negativa y mostrarla como algo natural que tiene solución, y que se puede abordar desde el humor. Y así nació El piojo Saltarín, un proyecto enfocado a la educación para la salud. Otro de los títulos de este personaje El piojo Saltarín en la biblioteca, con la editorial Anaya, está enfocado hacia el mundo del arte y de la cultura general, donde aparecen personajes como Juan Ramón Jiménez, Don Quijote de la Mancha, Leonardo da Vinci o Maria Anna Mozart, introduciendo, también, la visibilización de la mujer en la historia.

-¿La literatura infantil es una cenicienta del mundo editorial?

La literatura infantil es un arma poderosa. La literatura es importante en todas las edades, pero hay que tener en cuenta que el desarrollo de esa sensibilidad literaria comienza desde la infancia. Considero que la literatura es una fuente prioritaria de aprendizaje.

-El piojo Saltarín, el duende Pepín o Rogelio el enano son algunos de los personajes creados por usted. ¿Qué trata de transmitir con ellos?

-Con cada uno de ellos trato de reforzar distintos valores. Con Rogelio, un enano gruñón sin habilidades sociales, abordamos la educación emocional. Con el duende Pepín tratamos los trastornos infantiles como los celos ante la llegada de un hermanito, los problemas con la alimentación o los temores infantiles. Y para el alumnado de Primaria, he creado la colección Qué siento, con la editorial San Pablo, que pretende dar respuesta a las necesidades emocionales ante los procesos de duelo y ante temas sociales como la separación de los padres, la adición a los videojuegos, la gestión de la pérdida de un abuelo o los complejos por el aspecto físico. En mucho de mis libros también incluyo orientaciones pedagógicas dirigidas a las familias para abordar estos temas.

-¿Cómo podemos fomentar la literatura frente a nuevas tecnologías?

-En el cuento ¡No puedo parar!, trato de hacer ver al niño o a la niña de lo que se está perdiendo por el enganche a una máquina: los juegos con los amigos, la comunicación familiar, incluso la lectura. Por ello, lo que intento es ayudar a que reflexionen, a que se hagan preguntas y decidan qué camino prefieren seguir.

-Usted ha desarrollado el proyecto ‘Letras Coeducativas’ que, a través de cuentos, transmite valores que fomentan la equidad, la justicia, la paz y la inclusión...

-Este proyecto, editado con Onada Imagina, nace porque llevo años siendo coordinadora de igualdad en varios centros. La parcelación de áreas curriculares suelen limitar el trabajo de las temáticas transversales debido a la falta de tiempo. Se me ocurrió entonces que, a través de la literatura infantil, se podría interconectar los valores con las áreas curriculares. Con este proyecto, se trabajan todas las temáticas de igualdad a través de cuentos, integrándolas en las materias de forma coordinada con el resto de proyectos del centro. De esta forma, el profesorado, de una forma flexible, lo puede incorporar a su horario. El objetivo no es otro que eliminar estereotipos de género, presentar distintos modelos familiares, el respeto por la diversidad, la visibilización y igualdad de la mujer en el mundo laboral.

-Estamos en pleno siglo XXI y parece mentira que aún tengamos que educar en igualdad...

-La realidad es que nos encontramos casos de familias que cuestionan este tipo de temática. Esa es la realidad. Pero, la normativa de educación nos exige que trabajemos estos temas. Necesitamos justicia social porque estamos viendo sufrir a muchos niños y niñas, por ejemplo, con el tema de la transexualidad, el acoso escolar... y necesitamos fomentar la educación emocional y el respeto a la diversidad. En uno de mis libros, El príncipe Serafín, abordo estos temas, dando un giro en la transmisión de los modelos de género que han caracterizado la literatura infantil tradicional. Se ensalza el valor de la libertad contra los estereotipos sexistas: siéntete libre, escucha tu corazón y haz lo que te haga feliz.

-¿Y hay cabida en la educación pública para este tipo de proyectos didácticos? Antes señalaba que todo está muy encorsetado.

-Se trata de innovar, de crear proyectos integrados que repercutan en el desarrollo integral del alumnado y, sobre todo, que sea motivador para un aprendizaje verdaderamente significativo. Cada vez hay más iniciativas docentes que promueven este tipo de proyectos que nacen de las necesidades reales de nuestro alumnado. En mi opinión, es la línea en la que debemos seguir trabajando.

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