Julio Muñoz | Periodista

"Lo rancio está de moda"

Julio Muñoz.

Julio Muñoz. / M. G.

La hiperactividad de Julio Muñoz Gijón (Sevilla, 1981) se palpa cuando resume sus labores. Periodista y escritor, le gusta que lo definan como comunicador. Es director de contenidos de la productora Grupo ADM, montó una agencia de comunicación que produce La Cámara de los Balones y No puede SER en la emisora de radio. Ha creado una cerveza y en noviembre sale a la luz El diario del asesino de la regañá (El Paseo), el décimo libro de la saga.

–Rancio y sevillano. Eso, más que redundancia, es pleonasmo.

–En el imaginario de Sevilla la etiqueta de lo rancio está muy presente, pero cada vez me cuestiono más si tiene validez en la calle; mi sensación es que los extremos en Andalucía se tocan más de lo que parece. Ahora está muy de moda lo de polarizar cuando en Andalucía llevamos toda la vida haciéndolo.

–¿En qué personajes reales se inspira?

–Mi padre en el que más. Tiene una imprenta y mamé un montón de personajes que aparecían diciendo barbaridades: un legionario alcohólico, un descendiente de la familia Price del circo… Además, practico lo de ir a bares a escuchar y me gusta subir en el autobús y poner la oreja.

–¿Un voyeur?

–Sí, sí. Mi mérito es tener la disciplina de apuntar todas las pamplinas que escucho.

–¿Cómo casa su ranciedumbre con su faceta de empresario de las nuevas tecnologías? ¡Tiene un desdoble de personalidad!

–Sí, muchas veces me siento como Supermán y Clark Kent... Durante un tiempo fue complejo porque iba a visitar a un posible cliente y era raro que un tío que habla de serrín en los bares le propusiera algo muy moderno.

–Con el turismo, le dolerá que en los centros se pierdan bares históricos y negocios emblemáticos, ¿no?

–Me duele por lo que significa para la construcción de nuestra personalidad. Si renunciamos a las tradiciones, nos uniformizamos y eres igual que un tío de Dakota. Y lo que tendría sentido es que el de Dakota fuera igual que uno de Cádiz. Los bares son los pulmones de la cotidianidad y los entornos nos condicionan.

–Ahora se ven más rancios en las ONG ecologistas que en las juntas de gobierno de hermandades de ruan. ¿Verdadero o falso?

–Verdadero. Andalucía, y en concreto en Sevilla, se está reinventando y los chavales se están reafirmando a partir de las tradiciones, una cosa loquísima: hacen memes del Pali; hay una fiebre con Silvio; camisetas de Triana, de Ecos del Rocío para jóvenes; los Califato 3x4 son los más modernos y hacen flamenco, saetas… Lo rancio está de moda al punto de que lo que tradicionalmente es lo opuesto, lo moderno, también lo está abrazando desde otro sitio.

–Efectivamente.

–Y hay un fenómeno parecido de modernización en las hermandades. De repente se están viendo otras actitudes y está entrando un montón de gente homosexual sin problemas cuando antes era como un refugio. Se está mezclando todo tanto que está siendo un momento histórico muy interesante. Si somos capaces de verlo, es muy enriquecedor.

–¿Qué le parece si le copio la idea y me convierto en Lacio castellano?

–Gloria. Que haya una reivindicación de la identidad de cada sitio es lo mejor que nos podía pasar. En Andalucía tenemos muchas cosas de las que presumir, pero no lo hacemos por nuestro complejo. Nosotros mismos nos autoboicoteamos, es absurdo.

–¿Es justificada la ojeriza a los sevillanos en las otras siete provincias?

–Nos merecemos mucha de la caña que nos dan, pero si la gente que nos tiene inquina pensara que nosotros no nos rallamos tanto, se relajaría mucho. Es un cainismo absurdo y miope, pero es también nuestra identidad, provincial más que regional.

–Ha hecho fortuna con su saga de la regañá. ¿Por qué no reivindica el pico? En Madrid le tienen un nombre tan feo como "colín".

–Tenemos tesoros ocultos a los que no les echamos cuenta. La regañá sería un snack en cualquier parte del mundo y aquí la tenemos como si nada. ¿Y los altramuces? Viene alguien de fuera y se vuelve loco. No echábamos cuenta a las berzas, los modernos le han puesto kale y se vende que no vea. El pico está más extendido y a mí me gustan los perdedores: la regañá, el palodú...

"Me frustra no saber silbar con los dedos y es muy humillante pero he mirado tutoriales y nada"

–¿Ha recibido alguna amenaza de Cruzcampo por su cerveza Rancia?

–Al contrario, a ver si me la compran un día… Yo pasé miedo de verdad cuando metí a famosos en el primer libro porque no sabía cómo se lo iban a tomar. Una especie de asesino estaba inspirado en José Manuel Soto y un día en el campo de Betis me presenté y se lo dije. "¿Tú eres el hijo de puta de la regañá? Qué arte tienes, cabrón", respondió.

–Fue ocho años redactor jefe en los medios digitales de la Federación Española de Fútbol. ¿Le sacó algún titular a Iniesta?

–Iniesta es duro, duro.

–¿Le hizo una cola de vaca a Sergio Ramos en algún partidillo?

–No me hubiera atrevido. Hay una imagen de él como de cateto y para nada lo es. Tuve suerte porque me tocó la generación de oro y encima eran muy normales. Vendemos la idea ultracapitalista de que hay que ser un cabrón para triunfar y Del Bosque era un amor, Iniesta igual, Sergio Ramos era muy líder pero muy normal, Silva era un tío que podría estar sentado aquí tomando una cerveza y se levantaba 14 millones de euros al año. Aprendí que no hacía falta ser un excéntrico ni arrogante para destacar.

–¿En serio no sabe silbar con los dedos? En La Gomera no podría vivir.

–Pasaría tela de hambre. Me frustra mucho, y es muy humillante pero he mirado tutoriales de Youtube y nada. Parece que no he tenido una infancia completa. Saldé mi deuda aprendiendo a abrir las botellas de cerveza con un tenedor, un cuchillo o lo que sea. Eso da estatus, como cuando de pequeño venía uno con el brazo partido y pensabas: "Hay un liderazgo ahí".

–¿Le está dando mucho la turra a su amigo sevillista Roberto Leal por el título copero del Betis?

–Me gusta mucho ser del Betis por lo que te enseña. Una cosa es no escupir para arriba, porque normalmente estamos en la mierda. Cada vez que he dicho algo me ha vuelto por 10.000. El Betis es un desastre y por ser perdedor aprendes cosas que no aprende un ganador: a no sacar pecho porque te lo hunden rapidísimo, me ha dado una resistencia brutal a la tristeza y es muy difícil que me venga abajo. A Robe no le puedo decir nada del Sevilla porque sé que en un año y medio Monchi trae a un senegalés, a un brasileño y a un danés y nos cae un 0-7 en el derbi.

–Señor humorista, ¿está prohibido criticar las gracias de Joaquín?

–Por supuesto no tiene por qué gustar, pero Joaquín es un ejemplo maravilloso del motor que es la alegría. Si le dices que no cuente chistes, se retira mañana. Demuestra que se puede ser profesional, tener éxito y ser alegre, no un sieso.

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