lLas calles del centro de la capital se abarrotaron ayer de algunos millares de cordobeses para recibir al cortejo presidido por el Corpus Christi. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ofició la Misa en la Catedral, en la que los fieles esperaban impacientes la salida del Santísimo. Sobre una alfombra de romero, maltranto y juncia, la procesión desfiló acompañada por una representación de un importante número de miembros del clero, de las hermandades tanto de penitencia como de gloria, así como de componentes de la sociedad civil y militar. Las temperaturas algo más livianas que se registraron ayer en la ciudad también favorecieron a que el cortejo luciera con todo su esplendor y que los cordobeses no dudaran en salir durante la tarde de domingo para presenciar esta procesión, en la que tradicionalmente desfilan los niños que recientemente han realizado la Primera Comunión.