Francho Barón | Periodista

"La velocidad mata en periodismo, lo veo superfluo en España"

Francho Barón, en el campus de la Universidad Loyola de Andalucía.

Francho Barón, en el campus de la Universidad Loyola de Andalucía. / José Ángel García

Francho Barón (Cádiz, 1975) es un periodista de larga trayectoria que ha pasado los últimos ocho años en la CNN. Ahora dirige el Máster en Periodismo Digital Multiplataforma Loyola-CNN Academy, una alianza estratégica con recorrido que formará cada años a una treintena de “periodistas de élite”. El programa se iniciará en octubre con dos pilares: uno editorial, con mucha old school, donde periodistas con oficio y prestigio enseñarán reglas básicas y cómo actuar; y otro de aplicaciones tecnológicas, SEO, análisis de datos... Un producto “especial y ambicioso”.

–¿El periodismo está en crisis?

–La pregunta es compleja. Es un oficio que sigue siendo maravilloso, tan romántico como antes, pero que se ha precarizado mucho. Los medios, con la digitalización, carecen de recursos, la red de corresponsales se está desmantelando, los flujos de caja se han visto reducidos, la información internacional ha decrecido  en interés...

–¿Qué sugiere?

–Los que nos hemos dedicado a esto durante tanto tiempo tenemos que buscar un nuevo modelo, la excelencia en la formación. La respuesta es dar una vuelta al mercado sacando gente con las competencias y el nivel intelectual, profesional y técnico para ejercer una profesión, sin duda alguna, maltratada, pero que va a seguir existiendo por muchos años más. La gente siempre va a tener la necesidad de estar informada, saber qué está pasando en la otra punta del mundo o en su barrio y la única forma de vehicular esa infornación es a través de seres humanos.

–Hay quienes apuntan que la inteligencia artificial irá marcando las pautas.

–Se equivocan rotundamente. Todo eso serán tecnologías para hacer nuestro trabajo más fácil, más rápido, pero la interacción humana va a ser siempre fundamental. Para hacer periodismo están los periodistas, no fontaneros ni médicos.

–Hablaba de una crisis del modelo de negocio, pero ¿hay otra crisis de calidad?

–Esta carrera que se emprendió hace unos años hacia la inmediatez es una carrera ultramegadopada por la eclosión de las plataformas digitales y el periodismo on line. Cuando la velocidad prima sobre el resto vamos por el mal camino. En CNN solemos tener una máxima en la redacción: speed kill (la velocidad mata) y eso es algo que yo noto en el caso específico de España. Veo que hay un periodismo muchas veces superfluo, centrado en a ver quién llega primero, sin apostar por el trago largo, sin  pisar el freno para contar esta historia bien y con todas sus aristas. Por todo eso pienso que sí, que hay una pequeña crisis de calidad en España.

–¿Fuera es distinto?

–No lo veo tanto en Estados Unidos, allí los medios han sabido afrontar el desafío de la digitalización con las ideas más claras, apostando por formatos largos, por la innovación tecnológica. En el New York Times se ven documentales con mucha inversión, hay una osadía mucho mayor .

–Y en las redes sociales.

–Ahora vas a cualquier cobertura en la calle y ves más periodistas espontáneos, los que llaman periodistas ciudadanos, que periodistas en el ejercicio legítimo de la profesión. Y eso nos hace mal a todos. En ese cajón de sastre que son las redes sociales todos los gatos son pardos, es imposible saber qué legitimidad tiene lo que difunden, saber si está manipulado o no... Es un ejercicio diario de estar achicando aguas, de intentar sacar la bandera para decir que los periodistas estamos aquí. Marcar la diferencia es muy complicado y ya vamos a tener que convivir con eso y buscar fórmulas para que la audiencia sepa distinguir el grano de la paja.

El periodista gaditano Francho Barón. El periodista gaditano Francho Barón.

El periodista gaditano Francho Barón. / José Ángel García

–En medio de las revueltas independentistas de Barcelona en octubre de 2019, haciendo el periodismo de toda la vida ganó un Emmy por su cobertura en la CNN.

–Aquello fue un ejemplo de cómo construir un premio Emmy desde cero. Llegamos a un sitio por intuición y nos encontramos con el pastel en la Vía Laetana. Sobre la marcha tomamos una decisión para trasladar a la audiencia lo que estaba pasando, meter a la gente en la historia. Pasamos siete horas intentando mantener el pulso, con el cerebro achicharrado desde la tercera hora. Fue algo con un grado muy elevado de improvisación y terminó en un Emmy. Ahí es donde está el periodismo. Al final nos rebanamos los sesos con coberturas multiplataformas, métodos transmedia... El mérito fue que hablamos a la gente de tú a tú y vieron que no había preparativos ni supreproducción, sólo dos señores corriendo y sudando la gota gorda para contarlo.

–Se ha perdido esa costumbre de salir a la calle.

–Así es y nuestros maestros ya nos lo contaban: el periodismo se hacía en la barra de los bares, poniéndote una bata y colándote en un hospital... Eso ya no se ve, todo es redes, periodismo de datos, SEO..., ¿dónde queda la quinta esencia del oficio? Eso es agarrar tu libreta y salir a la calle. Eso es lo que refleja la crisis en la que está inmerso el periodismo. Y aún así creo que hay espacio para hacerlo bien y medios que lo demuestran.

–La pandemia marcará un hito para el periodismo.

–Muchas plantillas se han quedado atrincheradas en casa y ahí se van a quedar. Hemos hecho cosas que nunca imaginamos, con tecnología. Hemos generado nuevas dinámicas de trabajo y productos de calidad. Y luego está el periodismo de datos. Ya sabíamos que era importante, pero ahora tenemos las herramientas a nuestro alcance porque el Covid ha acelerado un proceso natural al que habríamos llegado pero en diez años. 

–Y que obliga a un reciclaje del periodista.

–La palabra de moda es versatilidad. Tienes que salir con un móvil, grabar, entrar en vivo... hacerlo todo. Algunos piensan que eso precariza el trabajo, yo pienso que no, hay que evolucionar.

–Eso desorienta, ¿no cree?

–Vivimos un momento de transición, muy convulso, donde nadie sabe hacia dónde va la profesión al cien por cien. Pero es adaptarse o morir. Yo creo que los periodistas siempre serán necesarios y que hay futuro.

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