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antonio orozco, Cantante

"Algún día me convertiré en un cuarentón sexy"

"Algún día me convertiré  en un cuarentón sexy"

"Algún día me convertiré en un cuarentón sexy" / Antonio pizarro

-Desde que publicó su último trabajo no ha parado. ¿Su próximo destino es el sofá?

-Lo tengo en mi lista de deseos no cumplidos pero no tiene pinta. El año que viene presentamos una obra de teatro. Así que de sentarme un ratito nada, aunque tampoco soy yo de ésos.

Las oportunidades no son las mismas que antes, por eso los 'talent show' son el mejor escaparate"

-La reedición del disco, Destino. Última llamada, suena a o coges el tren o te quedas en tierra

-Con este álbum hemos hecho distintas cosas y ésta es la última, de ahí el nombre. Todo ha tenido muy buenos resultados y ahora estamos recogiendo los frutos de algo que sembramos hace dos años. Este disco, además de tres duetos con grandes amigos, tiene un documental para aquellos a los que les guste la vida. Han pasado tantas cosas en esta gira, buenas y malas, que tenía que quedar reflejado.

-Le habrán dicho que su nuevo trabajo no se parece a lo que acostumbra a ofrecer al público. ¿Las comparaciones son odiosas?

-Es como cuando cambias de pareja, siempre comparas a la nueva con la anterior. De todas formas, a mí no me molesta porque, si se hace con gusto, te das cuenta de dónde está la evolución. A mí me pasa con los libros. Jon Krakauer, un periodista y escritor americano, escribió lo que para mí es su obra maestra: Hacia rutas salvajes. Leo muchas cosas de él pero siempre las comparo con ese libro. Así que no creo que sea algo que vayamos a cambiar.

-Hace canciones para contar historias propias que nadie conoce. ¿Son las canciones a los artistas lo que la barra del bar al común de los mortales?

-Si lo haces con gusto y un poquito de emoción , la gente cree que lo que le estás contando es su vida. Vivimos y sentimos muy parecidos todos, por eso sólo hace falta un poquito de verdad, un poquito de emoción y un poquito de cariño, y eso es lo mismo que te encuentras en la barra de un bar.

-Ha compuesto canciones para otros artistas, ¿después ha pensado, ésta me la tendría que haber quedado yo?

-No suelo componer a otros con mucha asiduidad, lo hago cuando tengo cierto conocimiento y sé muy bien de lo que voy a hablar. Para eso tengo que documentarme y hablar con la persona. Pero no tengo la capacidad de hacerlo con todo el mundo porque después hay veces en la que me dice que suena demasiado a mí.

-Ahora canta en Sevilla, pero ha estado en Berlín, Múnich, Londres o Edimburgo, ¿un interrail para mayores de 40?

-Hay una creencia que invita a hacer conciertos en América y no en Europa. Con mis pequeños gestos trato de cambiar ese orden. Te sorprende ver la de españoles que hay por Europa por culpa de la mala gestión de los políticos en España. Para mí ha sido una experiencia abrumadora. ¿Por qué no habré ido antes?

-Con la Voz Kids ha vuelto a ser un fenómeno entre las adolescentes. ¿Cómo se lleva volver a ser el que forra sus carpetas?

-No lo vivo así, no creo que dé esa imagen. Nunca lo he pretendido, al menos no todavía. Algún día me convertiré en un cuarentón sexy.

-Tirando de expresión popular, para saber cómo es Pepito, dele un carguito. Para conocer al artista, ¿dele un sillón en un programa de televisión?

-Ha cambiado todo muchísimo. Antes el artista era un completo desconocido, ahora la información brota de todos lados y tienes que tener mucho control sobre lo que haces. Después aparecen estos realities donde se potencian unas imágenes en concreto. Antes un artista en un programa tenía un impacto que hoy no se da. Es muy difícil focalizar las cosas. Mi vida antes y después de La Voz es otra, pero no es un suceso, es un proceso.

-¿Que los artistas pueblen los programas de televisión es síntoma de que algo no funciona en la industria musical?

-La industria musical como la hemos concebido siempre ya no existe. Hoy un álbum no tiene la importancia que tenía antes y ahora las compañías participan en todo el proceso de elaboración de un disco. Lo que sí es cierto es que las oportunidades para los que empiezan no son las mismas que antes y por eso los talent show se han convertido en grandes escaparates.

-Es la segunda vez que uno de los miembros de su equipo gana el concurso. ¿Ha pensado cambiar de profesión y hacerse cazatalentos?

-(Risas) El talento de estos chavales es como el agua, fluye de tal manera que no los puede parar nadie. La diferencia de ellos dos es que yo estaba ahí para verlo.

-Muchos niños tienen su momento de fama y luego se acabó. ¿Pueden convertirse este tipo de programas en una fábrica de juguetes rotos?

-Es justo al revés. Los niños no sufren y si lo hacen es porque no van a ver a sus compañeros. Los mayores lo llevan peor, piensan que una gran oportunidad se escapó. Hay un equipo que trabaja por y para los niños para que no dejen de ver el programa como un juego, se les protege mucho.

-Se acercan las vacaciones; de todos los coaches, ¿cuál de ellos no le importaría que se le colgara en sus planes de retiro?

-Tanto Rosario como David Bisbal. Somos colegas y creo que eso se nota.

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