Los Reyes Magos, en El Puerto

La tradición se impone en la Cabalgata

  • El recorrido contó con los elementos clásicos de estas fechas, sin recurrir a personajes infantiles del cine o la televisión

Los Reyes Magos, asomados anoche desde el balcón del Ayuntamiento.

Los Reyes Magos, asomados anoche desde el balcón del Ayuntamiento. / Andrés Mora

Eran las cuatro de la tarde cuando las puertas del Castillo de San Marcos se abrían, a los solemnes sones de los clarineros, para dar paso a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, que salieron a pie del histórico edificio junto al resto de los personajes de su séquito. Todos ellos fueron saliendo uno a uno, acompañados de sus respectivas cortes y saludando al público que se congregaba en la plaza de Alfonso X El Sabio.

Sus carrozas les esperaban en la avenida de Micaela Aramburu, donde una vez que todas ellas tuvieron a bordo a sus ocupantes comenzaron la marcha hacia la plaza del Polvorista, para cubrir la primera parte de su largo recorrido. Una de las novedades de este año ha sido precisamente unificar el recorrido, con la participación de las carrozas desde un principio, tras varios años en los que los preparativos de la llegada de los Monarcas se habían complicado mucho, incluyendo la llegada en barco a la ciudad.

Alumnas de la escuela de danza Paso a Dos, durante el recorrido. Alumnas de la escuela de danza Paso a Dos, durante el recorrido.

Alumnas de la escuela de danza Paso a Dos, durante el recorrido. / Andrés Mora

Tras cada una de las diez carrozas de la cabalgata avanzaba un grupo de animación, todos ellos muy bien vestidos y coordinados y con vistosas coreografías que se ve que han requerido semanas de ensayos.

Abría la comitiva la carroza del Cartero Real, tras la que avanzaban los integrantes de la Escuela de Danza Paso a Dos. Les seguía la carroza de Cascanueces y tras ellos un grupo de soldaditos de plomo y los pajes del Beso de Judas. La Carroza del Gran Visir era la siguiente, para dar paso después la academia de Silvia Belenguer. La Estrella de la Ilusión llegaba después seguida de la academia de baile de José Leiva, tras quienes llegaba la carroza de la Reina de Las Nieves -la más marchosa del cortejo-, con la animación del grupo de gimnasia rítmica Alcanatif, para dar paso a la carroza del Rey Melchor. Tras ella, la animación de la academia de baile de Carmen Morales.

La carroza de la Reina de Occidente era la siguiente en el séquito, con animación del Grupo Armonía y el Grupo Baila Salsa, como antesala de la carroza del Rey Gaspar, con el baile de la academia de Araceli Arias.

Luego llegaría la carroza de la Reina de Oriente, con la animación de la Escuela Milongas, y finalmente cerraba el cortejo el Rey Baltasar.

Desde todas las carrozas lanzaron cientos de caramelos, de los duros y de los blandos, además de gusanitos y otras chucherías, aunque una vez más ha quedado comprobado que los caramelos duros se quedan en el suelo, sin recoger la mayoría de ellos, lo que luego conlleva el llegar a casa con las suelas de los zapatos pegajosas.

El Gran Visir, en su carroza. El Gran Visir, en su carroza.

El Gran Visir, en su carroza. / Andrés Mora

Las carrozas, elaboradas este año por la empresa Imaginarte Creaciones, recreaban motivos tradicionales, acordes con la procedencia de los Reyes Magos, huyendo de recreaciones de dibujos animados o personajes infantiles. En líneas generales la cabalgata fue ordenada y sencilla, sin artificios pero animada y con los atuendos de los personajes muy cuidados y siguiendo una clara línea argumental.

Hacia las 19:00 horas la cabalgata llegaba a la Plaza de España, donde se celebró un año más la adoración al Niño Jesús. Tras esta cita -que cada año supone un parón para quienes esperan el paso del recorrido, por no hablar del colapso de tráfico que se formó en la calle Ganado mientras estaban paradas las carrozas- los Reyes se dirigieron hasta el Ayuntamiento, donde hacia las 19:45 horas se dirigieron a los portuenses desde el balcón del Ayuntamiento, junto al alcalde y el concejal de Fiestas, una imagen novedosa ya que hasta ahora el encuentro con los Monarcas se había celebrado a pie de calle, sobre la escalinata de la Casa Consistorial.

El Rey Baltasar, tras dirigir unas palabras al público presente en la plaza, se resistía a irse, asomándose varias veces al balcón.  

La cabalgata concluía pasadas las 21:30 horas en la plaza del Castillo, para dejar paso poco después al siempre esperado espectáculo de fuegos artificiales y al lanzamiento de balones desde las almenas del castillo, desde donde se despidieron los Monarcas para dar comienzo a su apretada agenda de trabajo para esta noche.

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