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Hacia la nueva normalidad en El Puerto

El mercadillo de los martes vuelve tímidamente con la mitad de los puestos

  • Poco público en la primera jornada de funcionamiento tras el parón provocado por la pandemia

  • Las quejas de los ambulantes obligaron a modificar las medidas anunciadas en un principio

Una clienta, esta mañana tocando el género de uno de los puestos.

Una clienta, esta mañana tocando el género de uno de los puestos. / D.C.

Este martes 16 de junio ha vuelto el mercadillo de los gitanos, después de tres meses sin poder instalarse a causa del confinamiento y la crisis del coronavirus.

Poco público ha acudido en esta primera jornada, para lo que suele ser habitual en El Puerto. Hay que tener en cuenta que esta reapertura se produce con medidas de prevención como la reducción del aforo al 50% de los puestos (la mitad de los comerciantes se han instalado esta semana y la otra mitad lo harán el martes que viene) y con unas medidas de prevención que sobre la marcha se han tenido que relajar, debido a las quejas de los ambulantes.

Los vendedores han aceptado como lógica la distribución de los puestos en una sola hilera, así como la reubicación de los mismos, ampliando la extensión del mercadillo a la avenida Menesteo, ante la Ciudad Deportiva. Sin embargo, la intención inicial del Ayuntamiento de habilitar una distancia de dos metros  delante de los puestos para evitar el contacto del público con las prendas no se ha podido llevar a cabo, porque no hay nada más contra natura que un mercadillo en el que no se puede tocar el género. Eso sí, está prohibido probarse las prendas y todos los puestos ofrecen gel hidroalcohólico, además de ser obligatorio el uso de mascarillas.

Los comerciantes argumentan que en las tiendas también la gente toca la mercancía y consideran que con la precaución de desinfectarse después las manos con gel, es normal que los clientes toquen el género, como de hecho  ha ocurrido durante toda la mañana.

Un total de ocho agentes de la Policía Local controlaban que todo se desarrollara según lo previsto, con algunas clientas rebeldes que insistían en probarse las prendas, para desesperación de los vendedores, que temían la llegada de una amonestación en cualquier momento.

Algunos de los comerciantes protagonizaron a primera hora de la mañana un amago de motín, al haberse pintado el nuevo espacio para los puestos de manera muy restrictiva, según ellos, aunque finalmente la sangre no llegó al río y tras lograr ganar un poco de espacio, los comerciantes terminaron de montar sus puestos y comenzaron a vender con normalidad.

Algunas clientas habituales del mercadillo celebraban incluso el menor agobio del día de hoy, con los puestos más separados y más amplitud al disponerse en una sola hilera, frente al bullicio que suele ser habitual en este mercadillo.

Los vendedores, eso sí, están a la última y uno de los puestos incluso ofrecía mascarillas de distintos diseños, formas y texturas.

Algunos de los comerciantes piden además al Ayuntamiento facilidades a la hora de flexibilizar los pagos de la tasa, después de tres meses sin poder trabajar en un sector que si no trabaja no cobra.

La concejala de Comercio, Blanca Merino, ha estado en el mercadillo desde  las siete de la mañana, coordinando con los efectivos de Policía Local y Nacional los dispositivos de seguridad y las nuevas ubicaciones de todos los vendedores, a los que se ha informado individualmente de las normas a cumplir.

Merino destaca que, de los 95 puestos a los que correspondía instalarse en este primer martes, lo han hecho con éxito más del 80%, pues han sido muy pocos los vendedores que han decidido no acudir a la cita. La edil recuerda que el próximo martes 23 podrán ubicarse los otros 95 puestos restantes.

La edil agradece la labor desarrollada por el equipo técnico del área de Comercio, así como la efectuada por las concejalías de Policía Local y Medio Ambiente, con los tenientes de alcalde Marina Peris y Millán Alegre, respectivamente, al frente, que han venido trabajando en el último mes las distintas posibilidades de instalación desde el conocimiento de la normativa, junto a la comprensión y colaboración mostrada por los vendedores ambulantes.

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