Después de ocho meses con los viales que circulan por delante del cementerio y junto al solar de la ermita de Santa Clara cerrados al tráfico, desde el pasado mes de noviembre, al fin parece que se empezará a ejecutar en breve el proyecto previsto para la zona, la reforma de la avenida de Sanlúcar entre la avenida de Valencia y la glorieta de Don Juan de Austria. La reforma, de gran envergadura, se ha adjudicado a la empresa bahía San Kristóbal por un importe de 1,3 millones de euros y se enmarca dentro de los proyectos del Fondos Estatal de Inversión. De momento la obra no ha empezado pero ya es visible la aparatosa presencia de maquinaria y material de la empresa constructora en el vial que permanece cerrado desde hace meses.

El proyecto, realizado por la empresa Técnicas Gades, contempla la ejecución de una vía de cuatro carriles, dos carriles para cada sentido. Una de las principales novedades que aportará esta modificación es que la calle San Juan volverá a tener salida hacia la carretera de Sanlúcar, una posibilidad ahora inexistente por la existencia de una pequeña plazoleta que será sustituida por una glorieta.

La nueva carretera discurrirá, una vez ejecutada, sobre parte de los terrenos que ocupaba antiguamente la vía de tren hacia Rota. Una nueva vía de servicio coincidirá con el actual trazado de la avenida de Sanlúcar, que contará además con un carril bici entre la calle San Juan y la futura glorieta que se situará junto al cementerio y que sustituirá la actual.

Las obras se extenderán como mínimo hasta el próximo mes de diciembre.

Además de esta remodelación de la avenida de Sanlúcar, las obras previstas de urbanización del entorno de Santa Clara contribuirán a modificar de forma importante la fisonomía de la zona, ya que se prevé una nueva rotonda frente a la barriada de José Antonio para facilitar los accesos hacia calles como Cervantes, Santa Clara y Cruces, modificándose por tanto la actual plaza de la Esperanza.

Las modificaciones en el tráfico necesarias para la ejecución de estas obras llevan en marcha desde el pasado mes de noviembre, poco antes de los derribos ejecutados en yerba y cruces para dejar libre el solar de las futuras viviendas de la ermita de Santa Clara.