Afligidos

La lluvia interrumpe el Lunes Santo

  • Afligidos tuvo que volverse a su capilla tras pasar por la Iglesia Mayor

Pasaban las diez y media de la noche. La hermandad de los Afligidos se acercaba por Federico Rubio y Santa Lucía para hacer estación de penitencia en la Iglesia Mayor Prioral. Pero comenzaban a caer las primeras gotas del cielo. Saltaban todas las alarmas y los peores presagios. Pero la hermandad seguía a su ritmo. El tramo de Cristo ya se encontraba muy próximo a la Prioral. Dejaba de lloviznar, había aún hueco para la esperanza. El cortejo entraba en el templo de la plaza de España pero el cielo parecía que estaba esperando. En ese momento comenzaba a descargar.

Ya dentro de la Prioral, se tomaba la decisión. Se esperaría unos minutos y se volvería a la capilla del antiguo hospital de San Juan de Dios por el camino más corto, por la calle Palacios.

Aproximadamente una hora después de entrar en la Iglesia Mayor Prioral, parte del cortejo salía rumbo a Micaela Aramburu. Previamente, el Nazareno de Afligidos y su cirineo se habían cubierto completamente. Mientras, el palio de María Santísima del Rosario se le colocaron unos plásticos. Lo ocurrido en 2007, cuya lluvia le sorprendió tras salir de la estación de penitencia, se volvía a repetir tres años después.

De la Prioral salía el cortejo, ya roto, pasada la medianoche. Pero sólo  el de Cristo. El de la Virgen, junto con el palio se mantenían en el primer templo de la ciudad, iniciando su regreso unos minutos después. Había una ligera llovizna que continuó durante todo el regreso hasta su capilla. Todo acababa con un mal sabor de boca que nada tenía que ver con la sensación que se tenía a las ocho y media de la tarde. Entonces había cierta incertidumbre pero, tras consultar los partes meteorológicos, la junta de gobierno decidía salir a la calle. Desde la calle, a la hora fijada para la salida, se veía que las puertas no se abrían, lo que suscitaba todo tipo de comentarios aunque la decisión estaba tomada. A las nueve menos cuarto las dudas se disipaban. La hermandad se ponía en la calle. Sin embargo, dos horas después le aguardaba rememorar lo que desgraciadamente ocurrió hace ya tres años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios