Un grupo de jóvenes de entre 17 y 20 años tienen atemorizados a los vecinos de la urbanización El Tomillar. Desde hace ya cerca de dos meses esta pandilla, que se reúne en la plazoleta situada frente al supermercado Covirán todos los días de la semana, ha tomado la zona como suya sin respetar ni las horas de sueño de los vecinos ni sus bienes personales, ya que incluso han llegado a pinchar las ruedas de varios coches.

Una de las vecinas afectadas, a la sazón vocal de la Mujer de la asociación de vecinos de El Tomillar, relata cómo desde hace casi dos meses esta pandilla se concentra en la plazoleta con sus coches con el capó abierto y la música a todo volumen. "De lunes a jueves llegan sobre las diez o diez y media y se quedan hasta las dos o las tres de la madrugada, pero los fines de semana son las cinco de la mañana y siguen con la música a todo volumen", explica. Algunos de los jóvenes son de urbanizaciones cercanas pero los demás proceden de otras zonas de la ciudad. "Llevan coches caros, uno de ellos conduce un BMW", explica esta vecina, que lamenta que hasta ahora nadie haya movido un dedo para acabar con esta situación.

El presidente de la asociación de vecinos El Tomillar, Enrique Valle, explica que a finales del mes pasado los vecinos mantuvieron una reunión con el concejal de Policía Local, Carlos Montero, para trasladarle la situación. Entretanto son continuas las llamadas a la Policía Nacional, que según los vecinos no aparece por la zona al tratarse de un problema de ruido, y a la Policía Local, que hasta la noche del pasado lunes no acudió a la zona para identificar a los jóvenes. Los vecinos piden que se habilite un dispositivo especial de vigilancia hasta que se solucione el problema, ya que como explican "la Policía Local acude cuando la llamamos si no tiene otros asuntos que atender, pero en cuanto se dan media vuelta otra vez tenemos el problema". Valle anuncia que la asociación pedirá una reunión urgente del Consejo Local de Seguridad para tratar este problema, ya que en su opinión es algo que va más allá de una simple denuncia por el ruido, ya que incluso en varias ocasiones los jóvenes han llegado a quemar contenedores, han destrozado el mobiliario urbano y han insultado a los vecinos. Incluso se ha barajado ya la posibilidad de crear algún tipo de patrulla ciudadana, aunque hasta ahora los jóvenes han mostrado muy poco respeto por los vecinos, ya que cuando han sido increpados o algunos les ha echado en cara su incivismo la respuesta ha sido precisamente la de incrementar las molestias subiendo la música o lanzando insultos a quienes se han atrevido a plantarles cara.

La vocal de la Mujer en la asociación señala además, por su parte, que en la zona viven muchos niños y también trabajadores que tienen que madrugar y que ven cómo impunemente cada noche este grupo de jóvenes se sale con la suya y provoca molestias hasta altas hora de la madrugada. "Aquí pagamos muchos impuestos como para no tener tranquilidad ni en nuestra propia casa", se queja esta vecina, que lamenta que las fuerzas de seguridad se pasen la pelota unas a otras sin que nadie se ponga firme para acabar con este problema. Los vecinos se están planteando entre otras cosas una campaña de recogida de firmas para elevar la situación a todas las administraciones para hacerlas partícipes de lo que ocurre en su barrio. "Esto parece la ley del Oeste", dice otra vecina, que espera que no haya que lamentar algún día un incidente serio cuando algún vecino no pueda más y pierda los nervios.