La combinación de ayuda humanitaria y ecologismo es posible. La ONG Madre Coraje consigue recaudar, mediante tareas de reciclaje unos dos millones de euros anuales en toda España con el fin de enviar a Perú los recursos necesarios para su mejora y desarrollo. Este año que está a punto de finalizar, la organización no gubernamental ha mandado 412.390 kilos de alimentos, medicinas y medios de equipo. La ciudad portuense ha aportado en esta cifra una donación de 120.000 euros y 100.000 kilos de cajas de comida, gesto valorado por los responsables de la organización como "ejemplar".

La recogida de medicamentos en los puntos Sigre de las farmacias (un sistema de recogida selectiva de envases de medicamentos elaborado por la industria farmacéutica española), es una de las fuentes de ingresos fundamentales para Madre Coraje. Muchos voluntarios dedican sus citas semanales a recorrer las farmacias de la ciudad. Una vez obtenidas las medicinas depositadas en esos puntos, se procede a la clasificación de las mismas por fecha de caducidad y las que aún están vigentes, se mandan al país iberoamericano.

Madre Coraje actúa en la fase de postemergencia de una catástrofe. Desde que se produjo el terremoto de Perú el pasado 15 de agosto, está desarrollando la campaña Alimentos para todos en la que, además de trabajar en el reciclaje, se imparten talleres de concienciación en centros escolares de la ciudad. Una de las actividades en las que participan los niños es mostrarles cuántos platos de comida por persona tiene un chico dependiendo de la latitud donde se encuentre.

Así, los jóvenes pueden comprobar cómo hay gente que cuenta con tres platos por comensal y otros que no alcanzan si quiera uno. En este sentido, Patricia Lalor agradece el servicio prestado por Ecologistas en Acción, asociación que contribuye activamente en la sensibilización de los más pequeños desde muy temprana edad.

Madre Coraje debe su nombre a María Elena Moyano, luchadora social peruana que fue asesinada por defender los derechos de su pueblo. El fundador jerezano de la ONG, Antonio Gómez, decidió poner en marcha este proyecto en 1991 después de conocer la existencia de los niños piraña, adjetivo con el que se denomina a los infantes más pobres de Perú por el aspecto desarrapado que presentan.

Actualmente se ha conseguido que la población asistida pueda alimentarse por completo, lo siguiente es enseñarles a comerciar con los excedentes que comienza a tener su agricultura y ganadería gracias a la incorporación de avances técnicos y científicos otorgados. Como recalca Patricia Lalor, "se les facilita la caña de pescar, no sólo el pez".