No sirve de nada que un correveydile de De la Encina intente dar lecciones de Tauromaquia o de cómo gestionar una Plaza de Toros como la de El Puerto.

Para hablar de Toros hay que saber de ello, y hemos tenido durante cuatro años a un alcalde que puso primero a Quintana y luego a Ana María Arias como gestores de nuestra gran Plaza de Toros, dos personas que en su vida habían pisado un tendido (es más, ni tan siquiera sabían lo que significa la palabra).

De la Encina se ha cargado la temporada taurina de este año y sin embargo tiene la poca vergüenza de mandar a uno de sus voceros a defender la nefasta gestión del PSOE en estos últimos cuatro años.

Yo no vivo a costa de ayudas, ni de subvenciones, me gano mi sueldo jugándome la vida a diario, a veces en un camión y otras delante de un toro.

Tengo la suerte de formar parte del equipo de Germán Beardo y de llevar trabajando durante un año junto a un aficionado y amante de la Fiesta Nacional, reconocido por todos los portuenses, cómo es Álvaro González Rodríguez.

Tengo que dejarle bien caro a Nicolás Terry y a su jefe, De la Encina, que ni él, ni tan siquiera la señora Arias pueden darme lecciones de Toros a mi, porque ellos sí que no tienen ni idea.

Mientras unos se dedican a intentar usar una pluma que no saben ni cómo se utiliza para lanzar insultos disfrazados de palabrería barata, otros nos ponemos delante de un toro y nos jugamos la vida, mientras que el intento barato de columnista va a los toros con supuestas entradas regaladas por un De la Encina desesperado y que se dedica a insultar a los miembros de otros partidos políticos.

Probablemente este es el mayor valor que tiene la candidatura de Germán Beardo, ya que tanto Álvaro González como yo somos dos personas a la que nos duele, nos gusta y nos preocupa la Plaza de Toros a diferencia que a De la Encina y Arias, que han perdido incluso el patrimonio de las seis cabezas de Toros que había en la Puerta Grande.

Nosotros venimos a hablar del futuro de la Plaza de Toros, porque sabemos que El Puerto es taurino.