Tribuna Libre

Una deuda financiera que disminuye y una ciudad abandonada

Irene Arana

Irene Arana

En la mañana del pasado viernes 28 de diciembre, como si de la mejor inocentada se tratara, el Equipo de Gobierno de nuestra ciudad daba una rueda de prensa para alabar los datos económicos del Ayuntamiento en estos tres años y medio de gobierno. Un titular que en principio pudiera parecer para alegrarse y dar la enhorabuena a los responsables políticos por la gestión realizada disminuyendo la deuda financiera y comercial durante esta etapa.

No me cabe ninguna duda de la posibilidad de que cualquier ciudadano o ciudadana de El Puerto al leer en prensa el contenido de la noticia se quedara satisfecho con la misma. Sin embargo, resulta necesario hacerse una pregunta ¿Por qué motivo no explican de dónde proviene el dinero con el que se ha adelantado el pago de esa deuda? Estoy convencida de la necesidad de pagar la deuda, en los tiempos establecidos y acordados en origen y si fuera posible adelantar algún pago también, pero no puedo entender la forma en la que se ha alardeado de una gestión cuanto menos dudosa. Parece necesario explicar de dónde proviene ese dinero que se ha destinado a pagar deuda.

En el presupuesto municipal de 2018, aprobado por PSOE, IU y PP se contemplaban una serie de proyectos y servicios para supuestamente mejorar la ciudad y la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas, estos proyectos en su mayoría se encontraban ya recogidos en 2016 pero nunca se habían ejecutado. Podríamos nombrar algunos de ellos como la cuantía de dinero que iba a ser destinada para la adaptación de los taxis para personas con movilidad reducida, las decenas de subvenciones a colectivos sociales que atienden todas esas cuestiones imprescindibles que las administraciones no cubren, la apertura de la oficina para la atención a las personas con discapacidad, el proyecto social del Barrio de la Esperanza, la contratación de una asesoría externa para la remunicipalización de la Edar, y un largo etc.

Todos estos proyectos se han quedado encima de la mesa, y con ello quiero decir que terminado el 2018 todas esas cuantías que en un principio estaban disponibles para ellos se han destinado a pagar deuda. Muchas asociaciones, después de un duro año trabajando sin recursos se tendrán que ver obligadas a cerrar sus puertas o seguir mendigando a los responsables políticos de Economía y Bienestar Social para que sus socios tengan acceso a profesionales como logopedas, fisioterapeutas, etc que la sanidad pública no cubre pero que para la mejoría de sus enfermedades son imprescindibles. Otras tendrán que hacerlo porque su labor en el plano de la intervención social con menores, con población adolescente y con familias en riesgo de exclusión es imprescindible para nuestra población que lleva años tan golpeada por los gobiernos acomodados que miran para otro lado. La ciudad, tendrá un taxi menos para personas con movilidad reducida, como si eso no fuera importante. La depuradora seguirá sin remunicipalizarse y Aqualia llenándose el bolsillo a costa de todos y todas…

Gracias a todo ello la deuda del Ayuntamiento ha bajado más de lo previsible. Si todos estos proyectos y los que me han faltado por nombrar se hubiesen puesto en marcha la deuda del Ayuntamiento también habría bajado, porque el pago de la misma se contempla cada año en el presupuesto. Este Gobierno progresista y social se alaba a sí mismo de haber disminuido la deuda de forma adelantada, de haberle devuelto a los bancos el dinero más rápido de lo previsto, pero parece que no se ha parado a plantearse a costa de que ha sido ese adelanto de los pagos. Entiendo la necesidad de pagar la deuda cuanto antes pero no entiendo que un Gobierno progresista prefiera adelantar el dinero a los bancos y los proyectos para mejorar la ciudad y la vida de sus vecinos y vecinas se queden sin hacer.

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