El Puerto

Los comercios de la plaza de abastos se sienten perjudicados por las obras

  • Las continuas reformas de las calles del centro merman el número de clientes que acuden al mercado · Los negocios, que han visto caer sus ventas hasta un 40%, demandan más plazas de aparcamiento

El verano en El Puerto será recordado por la compleja coyuntura urbanística. La calles de la ciudad se han visto sometidas a continuos reajustes en el tráfico y numerosos cortes por obras. Pero, ¿cómo afecta esta situación a un espacio tan emblemático como la plaza de abastos?

Los vendedores y propietarios de los puestos del mercado muestran su descontento tajantemente: "El verano ha sido un caos. Tengo clientes que han venido un día y me han dicho que no vuelven más. Es imposible llegar a la plaza porque el centro de la ciudad es un gran laberinto", lamenta Enrique Hernández, un frutero del mercado que ha sufrido una notable pérdida de clientes durante los meses de julio y agosto. "Ha bajado el volumen de negocio hasta un 40%. Se ha juntado todo: la crisis, las obras y la falta de aparcamiento", añade Enrique, que asegura verse obligado a trabajar más horas para cubrir gastos y mantener la rentabilidad de su negocio.

Muchos otros comercios apuntan en esa misma dirección y reclaman una unión más sólida de los comerciantes de la plaza: "Las obras nos han aislado. Nosotros hemos hablado de la situación pero parece que no existe una unión con la fuerza suficiente para plantar cara a las autoridades. Llevamos tanto tiempo discriminados y apaleados que ya nos resignamos con todo", comenta José Joaquín Vázquez, que regenta una carnicería en la planta baja. "Mi negocio se ha resentido de tal manera que me he planteado cerrar y largarme", explica Joaquín, que ha visto como otros negocios (como una frutería en la planta alta) han tenido que darse de baja. Según los propios comerciantes, algunos comercios han cerrado determinados días por la falta de clientes.

"La clientela nos lo dice, que con tantas calles en obras es muy difícil llegar hasta la plaza. Muchos, por no encontrar donde dejar el coche, terminan por ir a los grandes centros comerciales, que tienen su propia zona de aparcamiento", explica Conchi Ortega, dueña de una carnicería que lleva su nombre.

En este sentido, algunos clientes demandan más plazas de aparcamientos: "A veces he tenido que dejar el coche en algún parking, lo que supone un coste añadido a lo que quieras consumir", afirma Domingo Jiménez.

En la plaza son pocos los que se muestran comprensivos con la gestión municipal de las obras que afectan al centro: "Esperemos que cuando finalicen las obras todo vaya a mejor. Ahora tendremos que apretarnos el cinturón hasta que lleguen tiempos mejores. Las obras tienen un plazo que el Ayuntamiento debe cumplir y ante eso no podemos hacer nada", asume Elena Muñoz, una cliente del mercado, propietaria también de un puesto de tejidos cercano.

En el lado opuesto se sitúan otros comerciantes, más críticos con la labor municipal: "Se pone a Jerez como ejemplo, pero allí se hicieron primero los aparcamientos y después las obras. En El Puerto se ha hecho al revés, se ha comprado el caballo antes que la cuadra, y ahora no hay donde aparcar. Mi negocio ya no tiene tantos clientes. Algunos días, me he visto obligado a tirar carne", se queja Juan González, uno de los tenderos de la planta baja.

Afortunadamente la plaza de abastos cuenta con un buen número de fieles clientes que valoran la calidad y frescura del producto por encima de todo. "Los alimentos de la plaza están por encima de los de cualquier supermercado. La calidad, sobre todo de verduras, pescado y fruta, es mucho mayor, y el precio resulta más económico", comenta Federico López, un consumidor asiduo de los puestos del mercado. "La gente busca la calidad, ese es nuestro primer servicio, lo que a los comercios de la plaza nos distingue", asegura Javier Noriega, uno de los carniceros.

El mercado de productos de primera necesidad ha aguantado la crisis económica pero no contaba con la falta de accesibilidad a sus comercios. Los precios de los alimentos se han mantenido pero el volumen de ventas ha bajado. El 2009 no está siendo el mejor año para un sector muy perjudicado por las obras que afectan a su entorno más inmediato.

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