Sobre el estado del colegio El Vaporcito en El Puerto: Muros del colegio mío...

Tribuna Libre

Un antiguo alumno del centro educativo ya cerrado le dedica este artículo de opinión

Vecinos de la calle Durango alertan de la suciedad que se acumula en el antiguo colegio El Vaporcito

Carteles de despedida en el colegio público El Vaporcito, antes de su cierre.
Carteles de despedida en el colegio público El Vaporcito, antes de su cierre.
Un antiguo alumno del colegio El Vaporcito

El Puerto, 09 de diciembre 2025 - 12:58

...si un tiempo fuertes –y tras ellos, niños jugando felizmente–, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía[...].

No me malinterprete el lector, el soneto de Quevedo queda mucho mejor en su forma original, aunque bien puede aplicarse a este contexto. Y es que, alguien dijo alguna vez que lo que duele, inspira. Nada más lejos de la realidad. Pero, en aquel maravilloso colegio aprendí que los chaparrones se aguantan y al mal tiempo, buena cara; aún recuerdo cuando en aquel patio, que hoy luce rebosante de basura y roedores, unos niños de unos cuatro años cantábamos bajo un cielo encapotado “que llueva, que llueva, la virgen de las cuevas...” para que, como colofón tras la intensa lluvia otoñal que presenciábamos desde el porche, apareciera un enorme arcoíris que nos llenaba de alegría. Hoy llueve, pero si usted baja por la calle San Sebastián o Durango podrá comprobar que al arcoíris ni se le ve, ni se le espera. Me sincero: no puedo evitar cada vez que paso por alguna de esas calles de mi infancia, sentir una enorme desazón. No hace falta que me lo reproche: por supuesto, todo tiempo pasado fue mejor, y la infancia es idílica al ser un feliz ignorante cuando se es un crío. Estamos de acuerdo. Sepa el lector que no es mi intención que se emocione ni pretendo que sienta lo mismo que yo cuando pase por la vera de mi antiguo colegio. Sé que la realidad siempre golpea última: la barriada de Durango, si un día llena de juventud y críos jugando cada tarde en sus plazoletas, de la carrera de la edad cansada, ya no nutre de niños a este colegio.

Tampoco lo hacen las viviendas adyacentes. Sin niños no hay colegio, tan claro como que dos y dos son cuatro. Lo que no tengo tan claro es que hizo la Administración por evitarlo. No sé si sería por exceso de burocracia, por escasez de presupuesto, por falta de ganas o por una combinación de las tres. El colegio sigue ahí, a merced de las ratas y el inexorable desgaste del tiempo, y tras años de abandono, no parece que se vaya a tomar medida alguna a corto plazo.

Así que, llegados a este punto me gustaría recomendar a la impasible Administración que no dejasen de leer a Quevedo; [...] ¿A qué verdad no amenazó desprecio Roma cuando triunfaba segura de llorar el postrer día con tanto César, Mario, Bruto y Decio? [...] Todo imperio acaba por desaparecer, aunque este no sea conocedor de su final. Y hoy, César, Mario, Bruto y Decio, al igual que hace tanto, siguen más o menos igual: La apoteosis –culto a la divinidad del emperador– hoy se practica posando para Instagram buscando el mayor número de likes posible; siguen diciendo no conocer la corrupción que ocurre su círculo más cercano y se fomenta la privatización en detrimento de lo público como si los patricios fueran mejores que los plebeyos. Y lo mejor de todo: creen que Roma no caerá jamás mientras ellos gobiernen. Por tanto, ¿qué más da si hay un colegio público abandonado más o menos? ¿Y qué más da si su imagen actual es lamentable? ¿qué importa que la Educación Pública cada vez esté peor?

Tampoco es para tanto. Pan y circo hay de sobra, sobre todo, de lo segundo. Y mientras haya de esto, los plebeyos seguiremos aplaudiendo con las orejas de espaldas a un porvenir poco o nada halagüeño.

Como dije antes, la realidad hay que aceptarla: no volverán a verse niños jugando por ese patio, ni se volverá a escuchar “que llueva, que llueva, la virgen de las cuevas...”, y un servidor, que como tantos otros recibió una educación gratuita y de calidad en tal corriente, pero fabuloso colegio de parvulario seguirá con pesadumbre al pasar. Porque darle un final digno al que para unos pocos es un edificio tan emblemático supongo que costará demasiado y no dará tantos likes.

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