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El Puerto

La ciudad se entregó al ejército napoleónico hace hoy 200 años

  • El general Agustín Darricau mandaba las tropas que precedieron a la llegada de José I

Hoy, 5 de febrero, se cumplen doscientos años de la entrada de las tropas napoleónicas en El Puerto, donde durante el asedio del ejército francés a Cádiz había de mantenerse el cuartel general del I Cuerpo Imperial hasta el 25 de agosto de 1812. Casi con la vanguardia de este ejército, que mandaba el general Agustín Darricau, llegó el propio Rey José I, que estuvo en la ciudad del 16 al 25 de febrero.

Un recorrido por las actas capitulares de aquellos días revela, sin embargo, que la entrega la había decidido el cabildo portuense ya el día 1 de febrero, alineándose con la suerte seguida por Jerez a donde, en vista de "las noticias esparcidas sobre la aproximación del ejército francés" y "para tratar lo más útil a la salvación del pueblo", había enviado dos días antes a los regidores Juan Mª Añino y Miguel Bocanegra para conocer las decisiones de aquel cabildo y con la instrucción concreta que "caso que el ejército francés ocupare aquella ciudad se presenten a su comandante en jefe pidiéndole le manifieste su determinación sobre este pueblo".

Conocido el informe de estos regidores, el cabildo portuense decidió que ellos y los diputados de fiestas y del clero pasasen "a Jerez o al sitio que juzguen más oportuno para recibir y cumplimentar al Ejército francés y su comandante en jefe una legua de distancia de esta ciudad, dando parte a ella con oportunidad para que su Ayuntamiento, con su corregidor y demás vecinos de distinción, salga a recibirle con la solemnidad que acostumbra en su formación a las entradas de este pueblo".

Para el alojamiento de los franceses fueron comisionados el diputado de Guerra, Mariano de la Vega, y otros dos regidores: Diego Amador y Andrés Piña. Quedaba preparado el abastecimiento de trigo y de carne e incluso se acordó "hacer arcas" y entregarlo al comisario de Guerra, aunque extrayendo 34.000 reales pertenecientes al Hospital de la Providencia.

Inútil resultaba el alistamiento general para tomar las armas que se había llevado a cabo en la ciudad tan sólo tres días antes, precedido incluso de la predicación de una misión, aunque ya se había paralizado, al disponer el cabildo el día 30 que el pueblo permaneciese tranquilo y que los que habían sido alistados el día anterior se dedicasen a sus ocupaciones "pues nada se dispone de su marcha por ahora".

Sí fue efectiva para la defensa de Cádiz la decisión del cabildo portuense del 31 de enero de no cortar entonces el puente de San Alejandro "teniendo presente que ya se halla en la ciudad de Jerez un Ejército nuestro a cargo del Excmo. Sr. General Duque de Alburquerque, a quien se le podría impedir el paso en una desgracia, obligándolo a entregarse o capitular, y atendiendo también a que la operación de cortar el puente de San Alejandro es instantánea y puede verificarse en el momento de mayor urgencia".

Era la respuesta portuense ante una orden del mismo día del gobernador de Cádiz, don Francisco Venegas, quien decía que "en la premura de acercarse el enemigo, es indispensable impedirle el paso por todos los medios posibles. Entre todos es el principal cortar los puentes por donde puede dirigirse a esta Plaza. Así lo ha determinado esta Junta Superior de Gobierno y lo comunico a V.S. para que sin pérdida de momento se ejecute, previniendo igualmente a ese pueblo por un edicto que en esta ciudad no se admitirán mujeres, niños ni ancianos y que sólo encontrarán en ella su asilo los jóvenes y hombres robustos que se presenten armados o vengan con designio de armarse, pues debe ser este el punto de reunión para atacar al enemigo y rechazarlo librando de su dominio a los pueblos de la comarca…"

Era también la respuesta que enviaba al cabildo de Puerto Real que, el mismo día y con dos escritos llenos de inquietud, había pedido igualmente a El Puerto las órdenes "que esta villa ha de practicar sobre y en razón de su defensa, mediante a carecer de persona que la dirija, pues está decidida a correr la suerte de esa ciudad" y preguntaba "si se ha de cortar el paso del río San Pedro, previniéndole que en esta villa no hay pólvora, cartuchos ni ninguna clase de armas".

De la situación en El Puerto en aquellos días finales de enero de 1810 nos da idea la fuga, ante la orden de su traslado dada por el gobernador de Cádiz, de los vecinos franceses que se encontraban detenidos en el monasterio de la Victoria, de los que sólo quedaron cuatro enfermos y los ancianos, o el traslado unos días antes, el 25, a la Nueva Población de San Carlos de los 878 prisioneros franceses que permanecían en el Real Hospicio de Misiones y su embarque en pontones surtos en la Bahía, cerrándose con estos acontecimientos un ciclo de patriotismo vivido en la ciudad desde el levantamiento popular al favor de la monarquía española y contra la dominación francesa llevado a cabo el 29 de mayo de 1808.

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